Las dudas científicas sobre la semana laboral de cuatro días: aumenta el estrés y dificulta la desconexión

Las dudas científicas sobre la semana laboral de cuatro días: aumenta el estrés y dificulta la desconexión

Hasta ahora hemos atendido a multitud de elogios sobre el bienestar para el profesional asociado a la semana laboral de cuatro días: menos días de trabajo es equivalente a menos estrés y mayor conciliación.
9 June 2022

Sin embargo, varios estudios recientes cuestionan esta afirmación y señalan que, paradójicamente, trabajar menos puede aumentar la presión sobre el empleado y dificultar la desconexión.

Más estrés. Un estudio sobre el piloto de la reducción de la semana laboral llevado a cabo en Nueva Zelanda señala que trabajar cuatro días en lugar de cinco intensificó las tareas y la presión de los jefes en torno a la productividad, por lo que una parte importante de estos empleados se sintieron más estresados y no experimentaron un cambio real en su bienestar.

De hecho, algunos de los trabajadores que probaron este experimento neozelandés confesaron que la urgencia y la presión a la que estaban sometidos dejaba sin efecto el día libre de más, porque acababan tan cansados y estresados por la intensidad a la que les sometían que ese tercer día libre lo tenían que utilizar para recuperar fuerzas, en lugar de aprovecharlo para ocio o tareas del hogar. Otros profesionales, en cambio, señalaron que encontraron estimulante ese mayor ritmo de trabajo.

Problemas de desconexión. En relación con esto, un reciente artículo de la Harvard Business Review vincula ese mayor estrés con una dificultad superior para desconectar del trabajo. La publicación universitaria cita una investigación de 2011 en la que se llegaba a la conclusión de que las personas que tienen cargas laborales más intensas son más propensas a pensar en ellas fuera de su jornada de trabajo y no logran desconectarse hasta haber resuelto sus problemas.

Y esto se agrava entre los profesionales que dirigen equipos o tienen cierta responsabilidad en la empresa, según otro estudio, ya que en estos casos los trabajadores sienten que tienen que supervisarlo siempre todo y les preocupa que algo escape a su control y tenga consecuencias negativas para los resultados de la división o grupo que dirigen.

Menos interacciones. El estudio sobre el proyecto piloto de Nueva Zelanda también reveló que la mayor intensidad en el trabajo asociada a la reducción a cuatro días laborables hizo que los empleados se enfocasen más en sus tareas y redujesen considerablemente las interacciones sociales con sus compañeros, lo que, según los participantes, reducía la creatividad y la innovación que se da en las charlas informales con colegas.

Depende de la situación. Los autores del artículo de la revista de negocios de Harvard reflexionan sobre los resultados negativos y positivos de los estudios sobre la semana laboral de cuatro días y llegan a varias conclusiones. La principal de ellas es que el modelo no es ni bueno ni malo per se, sino que depende de la empresa y de la forma en la que se aplique.

Así, por ejemplo, señalan que en una compañía en la que sus trabajadores ya registran altos niveles de estrés con una jornada de 40 horas, la reducción a 32 horas semanales no mejorará el bienestar ni se traducirá en una mayor productividad, porque lo que necesita esa empresa es reorganizar la forma en la que trabajan para evitar que los empleados se sientan tan presionados. Y luego, cuando resuelvan eso, quizás la semana laboral de cuatro días sí pueda llegar a ser beneficiosa.

Por lo tanto, los autores concluyen que las empresas no deben abordar la semana laboral de cuatro días como algo monolítico, sino monitorizar el estado real de sus trabajadores, averiguar qué problemas existen para que tengan mayor bienestar en el trabajo y abordarlos con la mente abierta y soluciones flexibles, dentro de las cuales la semana laboral de cuatro días puede ser una de ellas, pero no la única para reducir el estrés y aumentar la productividad.

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