Son chicas e ingenieras aeroespaciales: “Hay que romper estereotipos”

Son chicas e ingenieras aeroespaciales: “Hay que romper estereotipos”

Se han graduado en una carrera de mayoría masculina y ahora cursan el máster en Ingeniería Aeronáutica
2 May 2022

De izquierda a derecha, Clàudia, Alba, Carola, Adriana y Teresa, que están acabando el primer año del máster en Ingeniería Aeronáutica LV / Mané Espinosa

Clàudia, Alba, Carola, Adriana y Teresa están en su primer año de máster. Hasta aquí, ninguna novedad: muchas chicas están en su misma situación. Lo que resulta llamativo es que las cinco son graduadas en Ingeniería en Tecnologías Aeroespaciales y están cerca de concluir, les queda algo más de un año, el máster en Ingeniería Aeronáutica. ¿Y por qué es llamativo? Porque la presencia de mujeres en estas carreras suele ser bastante testimonial.

En su caso, solo eran seis chicas de 60 alumnos cuando empezaron primero (un 10%). “Recuerdo cuando llegué el primer día a la facultad”, rememora Adriana Vescovi (22 años). “Vi a una chica, era Alba, y me dirigí rápidamente a ella para presentarme. Casi todos los alumnos eran chicos”.

Fuente La Vanguardia 

De todas formas, esto de ser minoría ya les resultaba familiar. “En el bachillerato tecnológico ya pasaba”, cuenta Alba Molina (23). El resto asiente. “En mi caso, éramos tres chicas de 20 alumnos”, asevera Adriana. “En el mío, cinco de 30”, añade Carola Rovira (22).

Hay carreras que todavía parecen estar vetadas para las mujeres. En el ámbito de la educación, ellas tienen mucha presencia (77,9% por 22,1% los chicos), según datos del Ministerio de Universidades. También ganan por goleada en el campo de la salud y servicios sociales (71,8%), o en ciencias sociales, periodismo y documentación (62,5%). Sin embargo, quedan muy regazadas en ingeniería, industria y construcción (29,1%) o informática (13,4%).

Cifras que muestran la presencia de las mujeres en la universidad y el tipo de estudios por los que se decantan LV / Ministerio de Universidades

El edificio donde las cinco han cursado la carrera, y realizan el máster, ya da pistas de que no esperaba acoger a mujeres. Ahora es la sede de la Escuela Superior de Ingeniería Industrial, Aeroespacial y Audiovisual de Terrassa (ESEIAAT) de la UPC, pero en sus inicios, en la década de los 60, era la Escuela Industrial. En esa época, no había lavabos para chicas. Más tarde se tuvieron que construir y, por razones técnicas, se hicieron para hombres y mujeres en plantas alternativas (en la planta baja hay solo uno para hombres; en la primera, uno de mujeres…).

Parece, sin embargo, que en las promociones posteriores a la suya hay más presencia femenina. “En la última entraron unas 20, que son muchas”, esgrime Teresa Peña (22). Este dato lo confirma Xavier Roca, director de la ESEIAAT. En el centro, explica, imparten diez grados y diez másteres y de media cuentan con un 30% de mujeres. Y en el grado de Teresa y compañía, asegura que la cifra media en los últimos 5 o 6 años asciende hasta el 35%.

Hemos conseguido acabar la carrera, y somos muy normales” Carola Rovira Ingeniera aeroespacial
“Que en este grado la cifra sea superior a la media se explica porque la nota de acceso es muy alta [12,3 cuando ellas entraron] y las chicas acostumbran a tener mejores calificaciones”, expone Roca. “En Ingeniería Industrial, que sería un grado hermano, la cifra baja hasta el 28%, porque la nota de corte es más baja", agrega.

Las cinco comparten la opinión de la falta de referentes femeninos en los que poder identificarse. “Te desmotiva un poco porque piensas: ‘yo no llegaré a ser jefa de la ESA’”, lamenta Carola. “Entiendes que todas las ingenieras son así y que tú no llegarás, aunque nosotras hemos conseguido acabar la carrera, y somos muy normales”, arguye.

Las cinco tienen claro cuál es el siguiente paso que quieren dar

Esos referentes femeninos tampoco los encuentran entre el profesorado: sí durante los primeros años, cuando las asignaturas son más troncales; pero no en las específicas de los últimos cursos.

“Las materias más específicas suelen estar impartidas por profesores más mayores”, apunta Roca. “Y claro, en esas edades hay pocas mujeres porque tenían muy poca presencia en estas carreras hace muchos años”. Defiende que en los perfiles más jóvenes de maestros ya hay paridad en la UPC.

Cuando estoy rodeada de gente que considero quizás superior a mí, pues me cohíbo"
Adriana Vescovi Ingeniera aeroespacial
 

Las cinco explican que no les ha afectado en absoluto durante la carrera ser minoría, y que sus compañeros siempre les han tratado “muy bien”. Admiten, sin embargo, que, a título personal, sí que han tenido a veces un cierto complejo de inferioridad.

 

 

 

En los grupos de trabajo que no escogías tú, donde acostumbraba a ser la única chica, cambiaba mi registro. Iba con más precaución a la hora de emitir mis comentarios”, relata Carola. “Cuando estoy rodeada de gente que considero quizás superior a mí, porque en la clase hay personas impresionantes, pues me cohíbo. Tengo quizás un complejo de inferioridad”, agrega Adriana.

Hemos evidenciado a través de estudios longitudinales que las mujeres infravaloran su capacidad" Milagros Sáinz Investigadora del GenTIC de la UOC
“A mi también me pasa”, admite Clàudia Chaler (23). Puntualiza, no obstante, que cuando trabaja con un alumno que conoce no tiene ningún problema en emitir su opinión.

La infravaloración propia, según algunos expertos, es una de las causas de que no haya mucha presencia femenina en este tipo de grados. “No sólo creo que las mujeres infravaloran su capacidad para estudiar disciplinas STEM y dedicarse profesionalmente a ellas, sino que lo hemos evidenciado a través de estudios longitudinales”, explica Milagros Sáinz, del grupo de investigación GenTIC del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la UOC.

Son ámbitos para los que se necesita tener una capacidad intelectual muy alta y ésta se asocia a lo masculino” Milagros Sáinz Investigadora del GenTIC de la UOC

Esgrime que “hay una tendencia a que las chicas, y eso que en muchos casos tienen mejores notas que ellos en estas materias, infravaloren su competencia en estas disciplinas porque socialmente son ámbitos para los que se necesita tener una capacidad intelectual muy alta y ésta se asocia a lo masculino”.

Defiende que se trata de un “sesgo que no es cierto”, que afecta a muchas chicas y, también, a muchos chicos: “No todos tienen el por qué tener esas capacidades en estos ámbitos”.

“Es importante romper el estereotipo del ingeniero hombre”, apunta Carola. Las empresas ya lo han hecho, asegura el director de la ESEIAAT. “Las grandes compañías nos piden chicas, buscan cada vez más la paridad y la igualdad en los perfiles tecnológicos”, esgrime.

"Las empresas saben que llegas y en dos días te adaptas por tu formación", defiende Adriana. "Contratar a un ingeniero aeronáutico es una garantía de que el trabajo estará bien hecho", añade Alba.

Contratar a un ingeniero aeronáutico es una garantía de que el trabajo estará bien hecho"
Alba Molina Ingeniera aeroespacial
Todas ellas tienen bastante claro qué salida profesional buscan. La carrera que han cursado, explican, tiene muchas: investigación, consultoría, gestión aeroportuaria, aeroespaciales, certificación de aeronaves, también aerodinámica de coches, como en la F1, diseño de aviones… "Y no solo aviones, puedes acabar diseñando cohetes en la ESA o la NASA", apunta Carola.

Ella tiene claro que el segundo año de máster lo hará en el extranjero. Concretamente en el Reino Unido, en la Universidad de Cranfield. Hará un máster sobre aerodinámica de fluidos. "La F1 es una salida profesional que me interesa".

Teresa también se irá al extranjero, a Colorado (EE.UU.). Cursará un máster en Ingeniería Aeronáutica enfocado en el espacio, que es la parte que más le gusta. Le agradaría acabar en el sector privado.

Adriana, Clàudia y Alba, por el contrario, no quieren irse fuera. A las dos primeras les llama la atención la gestión empresarial, a pesar de haber hecho una ingeniería, el managment y también la gestión aeroportuaria. A Alba, por su parte, le motiva por el momento el campo de la investigación. En este sentido, tiene un contrato con la UPC. Más adelante desconoce qué hará. Asevera, sin embargo, que le gusta mucho la computación de altas prestaciones. Acaben donde acaben, seguro que les irá bien.

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