Relacionan la carga de estrés percibido con el riesgo de enfermedad cardiovascular

Relacionan la carga de estrés percibido con el riesgo de enfermedad cardiovascular

Los altos niveles de estrés están relacionados con el riesgo de padecer infarto de miocardio y de ictus
19 January 2022

Redacción

La carga de estrés percibido, los acontecimientos vitales adversos -divorcio, pérdida de empleo, duelo o enfermedad grave-, el estrés financiero... son causas de desasosiego que pueden llevarnos a sentir ansiedad, nervios o irritabilidad. El estrés laboral o doméstico o tener dificultades financieras durante un año completo fue motivo de estudio y seguimiento durante diez años por investigadores de la Universidad de Gotemburgo (Suecia). Este trabajo les permitió relacionar el riesgo de infarto de miocardio y de ictus con los altos niveles de estrés. El resultado de su trabajo fue publicado en JAMA Network Open.

Annika Rosengren, directora del estudio, afirmó que “si queremos reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares de forma global, tenemos que considerar el estrés como otro factor de riesgo modificable”.

Riesgo cardiovascular

Otro estudio reciente dirigido por investigadores de la Universidad Queen Mary de Londres (Reino Unido) y publicado ‘Frontiers in Cardiovascular Medicine’ sugiere que determinados factores de riesgo cardiovascular -el sexo masculino, la diabetes, la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia y el tabaquismo- están relacionados con cambios frecuentes en la estructura y el aspecto del corazón. En concreto, con un aspecto más oscuro del músculo cardiaco y un cambio en su textura -más suave y menos compleja-.

El siguiente paso sobre esta investigación es averiguar si los cambios observados en el músculo cardiaco suponen un mayor riesgo de sufrir, por ejemplo, ataques al corazón.

Envejecimiento cerebral

Por otro lado, uno de los factores de riesgo cardiovascular, la hipertensión arterial, está relacionada con el riesgo de sufrir un envejecimiento cerebral acelerado. Esta es una conclusión de una investigación de la Universidad Nacional de Australia publicada en ‘Frontiers in Aging Neuroscience’. En cambio, el mismo estudio, incluyó que una presión arterial óptima ayuda a nuestro cerebro a mantenerse al menos seis meses más joven sobre nuestra edad real.

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