Necesidad de desconectar

Necesidad de desconectar

Bajo el título Desconnexió digital, un dret laboral imprescindible per a la salut, la UPF Barcelona School of Management ha elaborado un completo informe en materia de hábitos digitales saludables
10 September 2021

Mucho ha llovido desde que, a mediados de la década del 2000, las entonces dominantes BlackBerry recibieron el mote de ‘CrackBerry’ por su alta capacidad adictiva entre los directivos ‘enganchados’ a consultar y responder correos electrónicos a través de estos precursores de smartphone. Al gesto de inclinar la cabeza para leer con disimulo el último correo entrante en medio de una reunión se le dio el nombre de ‘BlackBerry Prayer’ (la oración de la BlackBerry).

Hoy, transcurridas casi dos décadas, esas prácticas reservadas a un puñado de CEO no solo no forman parte del pasado, sino que están más extendidas y son más vigentes que nunca. Un reciente estudio elaborado por el Observatori de Lideratge en l’Empresa de la UPF Barcelona School of Management señala que un 94,6% de los trabajadores catalanes atiende y responde comunicaciones profesionales fuera de sus horarios de trabajo.

Bajo el título Desconnexió digital, un dret laboral imprescindible per a la salut, este estudio pone de manifiesto los efectos perjudiciales que la sobreconectividad digital tiene sobre el bienestar de las personas, en un contexto de pandemia y teletrabajo de emergencia que no ha hecho más que agravar la situación.

Quienes hace lustros apodaron como ‘CrackBerry’ a esos dispositivos móviles con teclado que permitían leer y escribir correos electrónicos desde cualquier lado, apuntaron en una dirección que hoy se confirma con datos demoledores: el 76,8% de los encuestados en este estudio de la UPF-BSM reconoce que lo primero que hace al despertarse y lo último antes de acostarse es mirar su teléfono móvil.

La hiperconexión digital tiene efectos perjudiciales sobre el bienestar de las personas

Sílvia Cóppulo, directora del Observatori de Lideratge en l’Empresa de la UPF-BSM y coautora del estudio, destaca que, con la incorporación masiva y forzosa al teletrabajo que han tenido muchas personas durante la Gran Reclusión, «se han desdibujado todavía más los límites espacio-tiempo de lo personal y lo profesional».

«La gente -prosigue esta investigadora de la UPF-BSM- está más horas trabajando, pero además con una enorme fatiga digital, con WhatsApp y correos electrónicos a toda hora, sin que eso repercuta en una mayor productividad de la empresa». Una práctica que, en no pocos casos, ha llevado a que la cultura del presentismo incrustada en muchas organizaciones (horas y horas ‘calentando asiento’ para que ‘se vea’ la ‘implicación’ con la empresa) se haya trasladado al ámbito digital.

«Hemos pasado del presentismo físico al presentismo digital, conectado» -Sílvia Cóppulo, UPF-BSM 

De alguna manera, esa sobreconectividad está vinculada a una suerte de «deber moral de demostrar la implicación con la empresa», lamenta Cóppulo, que admite que «es posible que se haya trasladado al ámbito digital la cultura del presentismo, y probablemente pasamos del presentismo físico al presentismo digital, conectado».

Con los efectos que ello tiene no solo en materia de conciliación entre lo personal y lo laboral, sino en áreas de la salud como trastornos del sueño a consecuencia del abuso de la luz azul o comportamientos adictivos con la frecuencia de interacción con nuestros smartphones.
La mayoría de los encuestados en este estudio afirma sentir ‘fatiga digital’ y estrés, mientras que un 42% admite que duerme mal y un 46,7% cree que esa sobreconectividad acaba provocando desconexión emocional.

Hábitos digitales saludables

Paco Lari, director general de Salut i Treball, empresa de Reus dedicada a la prevención de riesgos laborales, asegura que «la desconexión digital es totalmente necesaria y tendría que estar establecida dentro de la organización con fórmulas como guardias y gente de retén, también en las empresas de servicios, donde es fundamental una buena organización. Y si yo mando un email a las siete de la tarde, por ejemplo, no espero que lo abran en ese momento. Incluso pongo en el asunto ‘para mañana’».

«La hiperconexión afecta a la salud yal rendimiento» - Manel Fernández Jaria, UOC

«Creando protocolos y procedimientos en las empresas -prosigue Lari- se da ejemplo. Y si tienes un trabajador sano y en buenas condiciones, será más productivo. Desde las empresas se pueden crear protocolos sencillos, y ya hay quienes lo están trabajando dentro del entorno de las buenas prácticas en hábitos de salud: poner el teléfono en ‘modo avión’ y usarlo solo para llamar, avisar a la gente de que estás de vacaciones con un mensaje automático de respuesta en el correo electrónico... son medidas sencillas».

Pero, si bien el derecho a la desconexión digital es un derecho laboral, poco puede hacerse si no hay un cambio en la percepción social de esa sobreconectividad. Algo que, en opinión de Sílvia Cóppulo, debería seguir el mismo camino que han seguido otras realidades: «Hace unos años -recuerda Cóppulo-, tener estrés tenía una connotación positiva. Ahora ya no; alguien con estrés es que está desbordado. En general, la cultura del trabajo en Catalunya no está bien organizada».

«Creando protocolos y procedimientos en las empresas se da ejemplo» - Paco Lari, Salut i Treball 

«Creo -añade Paco Lari, de Salut i Treball- que uno de los problemas importantes de esta pandemia ha sido el crecimiento del estrés, el cansancio pandémico, y mucho de ello es debido a la falta de costumbre en el teletrabajo entre los trabajadores y la empresa».

Esa fatiga digital, sin embargo, no puede atribuirse de forma exclusiva a nuestra actividad laboral. Los hábitos digitales saludables tienen también aquí mucho que ver. «La desconexión digital -explica Paco Lari- es muy importante para tener tu espacio para hacer deporte, pasear o lo que quieras, pero a nivel personal tampoco tenemos una desconexión, y las redes sociales tampoco ayudan a esa desconexión».

«A la empresa que cuide los hábitos digitales saludables le irá mejor» - Joan Clotet , Fundació Factor Humà

«Dentro de los hábitos saludables -prosigue Lari- hay también la desconexión digital. Encontramos a gente con adicción a Instagram, al WhatsApp... hemos priorizado tanto el móvil que esto afecta a la salud».

Joan Clotet, consultor en talento, coach ejecutivo y miembro de la comisión consultiva de la Fundació Factor Humà, destaca que hemos asistido a «una cultura de la presencia en muchas organizaciones que no hacía falta, y ahora percibimos una cultura de la necesidad de control». A la vez, destaca Clotet, «las elevadas tasas de paro y el miedo a perder el trabajo llevan a que se asuman unas cosas que de otra forma no se asumirían».

Un 94,6% de los trabajadores catalanes atiende y responde comunicaciones profesionales fuera de sus horarios laborales

También para este profesional del área de los Recursos Humanos los hábitos digitales saludables son una cuestión en la que, más allá de los condicionantes de la organización en la que se encuentren trabajando, está implicado el propio individuo: «Muchas veces -destaca Clotet- culpamos de no poder desconectar al hecho de que nos escriban correos fuera de horario, pero en cambio nos pasamos horas en Netflix o navegando por la web».

«Hay la organización que abusa -prosigue Clotet-, pero también hay la persona. Las empresas han de fijar el contexto para que las personas se cuiden a sí mismas, de forma que la persona individual marque unos límites y el foco se sitúe en el valor que aportamos, en los resultados, haciendo que el horario y la presencia quede en un segundo plano. Lo que la empresa debe hacer es poner los medios que inviten a esos empleados a tener hábitos digitales saludables. Estoy convencido que a la empresa que cuide los hábitos digitales, escuche a las personas y las cuide, le irá mejor».

Salud y rendimiento

Manel Fernández Jaria, profesor colaborador de los estudios de Economía de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) coincide en que «no hay buenos hábitos digitales: hay que trabajar la calma mental, la atención plena y el uso de la tecnología».
En esto, las empresas tienen mucho que aportar. «La gente cambia los hábitos cuando nota una necesidad, y si tú de manera preventiva desde la organización hablas de hábitos digitales saludables, estarás ayudándoles», explica Fernández Jaria.
 «Más que de desconexión digital legal -especifica-, habría que hablar de desconexión digital ética». Para este profesional, «las consecuencias de la hiperconexión son de naturaleza social, emocional, física y de fatiga mental, lo cual afecta a la salud y al rendimiento».

La cultura empresarial del presentismo físico se traslada al ámbito digital, siempre conectados

Para mejorar esto es necesario, en su opinión, «desarrollar, en primer lugar, una estructura de claridad en las organizaciones, donde se constaten las responsabilidades, seguido de la confianza, porque el presentismo se basa justamente en la desconfianza. Si no confías en tu gente, ¿por qué la tienes? Y si confías en ellos, ¿por qué los controlas?».

«Se necesita -prosigue Fernández Jaria- una cultura de la seguridad psicológica, para que el trabajador no tenga miedo a expresarse, a irse a su hora o a teletrabajar tres días a la semana. Para eso es preciso diseñar correctamente la carga de trabajo que tiene cada posición: hoy es una carga de trabajo que es insostenible en muchos casos y que hace que la gente no pueda hacer su trabajo en el horario normal».

«Las empresas -prosigue este profesor de la UOC- han de darse cuenta de que a veces los trabajadores están saturados de trabajo y que es imposible hacerlo en horario. Luego se necesita tener feedback de los trabajadores y, por último, un reconocimiento de la gente. Si no, en los próximos años nos encontraremos con gente más joven que dirá ‘yo no quiero seguir aquí’».

«Ahora -añade Fernández Jaria- estamos en un punto en el que las organizaciones se están cuestionando cómo nos organizamos para potenciar la experiencia de trabajador. Ya no se trata solo de producción y calidad, sino de personas, que están ocupando cada vez más un espacio de importancia en las organizaciones. Hay mucha gente -añade- que se pasa el día ‘jefeando’, pero cuando tú le das a la gente confianza, te devuelve compromiso».

Pocas veces como ahora ha habido un ambiente tan marcado de ‘necesidad de vacaciones’ o ‘necesidad de desconectar’. Sílvia Cóppulo, de la UPF-BSM, habla incluso de «desintoxicación digital». En su opinión, y después de más de un año y medio de pandemia y teletrabajo, «las vacaciones se pueden plantear así, como una desintoxicación».
«Y si tú -concluye- empiezas a pensar que no hace falta estar conectado siempre, empezarás a distinguir entre el tiempo personal y profesional. Si no, la mezcla te hará desaparecer como persona».

De la ‘CrackBerry’ al ‘Síndrome de la vibración fantasma’

Antes de que Steve Jobs sacase en 2007 al mercado el primer smartphone con el iPhone de Apple, hubo un tiempo en el que las canadienses BlackBerry reinaban entre directivos y profesionales con sus teclados físicos completos y su conexión a Internet para leer y escribir correos electrónicos desde casi cualquier lugar. Fue en aquellos tiempos en los que se acuñó el mote de ‘CrackBerry’ para estos dispositivos móviles, en clara alusión al poder adictivo que, como el crack, ejercían sobre sus usuarios. También conceptos como el ‘Síndrome de la vibración fantasma’, con el que uno percibe cómo vibra el smartphone en su bolsillo sin que en realidad lo haya hecho.

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