Lo que España ganaría si cambia sus disparatados horarios
Lo que España ganaría si cambia sus disparatados horarios
Y entonces, el pasado mes de marzo, ocurrió lo imposible: recibí un mensaje con una convocatoria a las 7:30 de la noche. ¿Había ganado la batalla al fin? ¿Reconocía España lo disparatado de sus horarios y se disponía a rectificar? No tan rápido.
La hora venía impuesta por el toque de queda y las restricciones de la pandemia.
Ha bastado una mejora en la vacunación contra la COVID-19 y el levantamiento de algunas limitaciones para que regresen las comidas a las 3 de la tarde, las jornadas laborales discontinúas e interminables y los banquetes mientras nuestros vecinos europeos duermen como niños. Pide horarios más ordenados y serás incluido en la conspiración de los aburridos, cuyo objetivo sería someter a los españoles al exceso inverso y anglosajón: brunch a las 12 y barbacoa a las 6 de la tarde.
¿No podríamos encontrar un punto medio?
El desbarajuste español tendría gracia si estuviera limitado al ocio o la restauración. Pero estamos entre los europeos que más tarde salimos de la oficina, los que tenemos el primer time televisivo más tardío, los más insatisfechos con el tiempo que pasamos con los hijos… ¿He mencionado ya lo de las cenas? De media, las iniciamos dos horas más tarde que en el resto del mundo.
El resultado de hacerlo todo a destiempo es un país cansado y empeñado en dar la espalda a los beneficios de un horario más racional.