Un aprendizaje para toda la vida

Un aprendizaje para toda la vida

Las competencias transversales son claves en la formación y la educación de las personas y su adquisición, una oportunidad que debe promoverse desde los primeros años de vida
9 June 2021

Que la educación de una persona trasciende los conocimientos teóricos y prácticos que ésta haya adquirido y posea no es ningún secreto. Las competencias transversales han ido, poco a poco, ganando terreno en el ámbito educativo con metodologías novedosas y activas que tratan de promocionar su adquisición.

Y es que estas habilidades transversales suponen un aprendizaje para toda la vida. Hacen referencia a valores, capacidades, aptitudes, etc. que, lejos de pertenecer a un sector profesional concreto, marcan la personalidad del individuo, que desarrolla unas cualidades vitales para su experiencia vital y personal.

Es por ello que no hay edad para trabajar en ellas. Sin embargo, siempre será positivo promover su adquisición desde el inicio de la vida de un niño, ya que dichas competencias transversales potenciarán, además de su experiencia formativa, su relación con la sociedad y consigo mismo.

Pero, ¿A qué se refieren las habilidades transversales? ¿Cómo pueden trabajarse? Para responder a estas preguntas se ha realizado una categorización de lo que engloba una educación integral y el contexto necesario para desarrollarlas.

Las competencias transversales potencian la relación con la sociedad y con uno mismo, además de la experiencia formativa

Aprender a aprender y pensar

La comisión de Educación de la Unión Europea la define como «la capacidad para proseguir, persistir y organizar el propio aprendizaje, lo que conlleva realizar un control eficaz del tiempo y la información, individual y grupalmente». Se trata, por lo tanto, de lograr una autonomía en el proceso de aprender mediante hábitos y estrategias que permitan trasladarlo a otros contextos.

También de fomentar el pensamiento crítico y riguroso, es decir, cuestionarse acerca de lo aprendido e indagar en otros posibles puntos de vista. Bien sabido es que de nada sirve repetir la lección como 'loros', sino saber la razón por la que dicho conocimiento es relevante.

Habilidades de comunicación

Son muchas las cualidades comunicativas que un niño puede desarrollar además del saber hablar, escribir y leer con fluidez. Una comunicación efectiva requiere saber adecuarse a la situación y, por lo tanto, saber identificar el contexto en el que se encuentra el resto de interlocutores. Junto a ello, la persona ha de saber expresar sus ideas, opiniones y emociones, así como también escuchar y respetar.

Las asambleas y debates son actividades idóneas para trabajar la comunicación, así como las representaciones o ejercicios que requieran desempeñar un rol distinto al actual. Con la comunicación digital en boga y muy accesible a los pequeños, es aún más fundamental trabajar por diferenciar las claves de la comunicación presencial y online.

Convivencia

Para participar en las relaciones sociales es esencial reconocer derechos y deberes de las personas, así como despertar el deseo de trabajar por el bien común. El trabajo en equipo es una de las tareas que favorecen actitudes de convivencia, empatía y entendimiento. Aunque pueda parecer obvio, requiere una formación en valores de igualdad y no discriminación y una conciencia social que en la actualidad pasa por temas como el respeto al medio ambiente o la erradicación de la pobreza, entre otros. Es importante desarrollar una comprensión y una empatía por situaciones que, aunque puedan resultar ajenas, generen interés y una actitud proactiva.

Aprender a ser

La relación social no puede entenderse sin un individuo que haya aprendido a ser, entendiendo con ello el contar con un desarrollo personal que incluya capacidades como autonomía, autocontrol, resiliencia o adaptación, confianza, motivación o, por supuesto, empatía. Esta competencia transversal se trabaja según la experiencia vital de cada individuo, influyendo en ella los hechos surgidos en los diferentes ámbitos de la vida y la respuesta dada a cada uno de ellos. Se trata de afianzar o adaptar la propia forma de ser en busca de una mejora continua.

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