La clase alta tiene problemas para leer los estados emocionales de otras personas, según un estudio

Un nuevo estudio revela que las personas con ingresos más altos luchan con ciertos aspectos de la empatía en comparación con las personas que tienen ingresos más bajos, que son mejores para leer las emociones de las personas.

El artículo de investigación, que fue publicado en el "Boletín de Personalidad y Psicología Social", pidió a personas de diferentes orígenes de clases que infirieran los estados emocionales de los demás al mirar imágenes de sus ojos e intentar asumir la perspectiva visual de otras personas.

Los hallazgos sugieren que nuestro estatus socioeconómico puede afectar la forma en que vemos e interactuamos con otras personas.

Los investigadores saben que hay muchas cosas que pueden dificultar que una persona se identifique de manera efectiva con otra, incluidas afecciones neurológicas como el autismo y enfermedades psicológicas como la esquizofrenia. En su estudio, los investigadores Pia Dietze de la Universidad de California, Irvine y Eric D. Knowles de la Universidad de Nueva York intentaron comprender mejor cómo la clase social influye específicamente en la Teoría de la Mente.

"[La teoría de la mente] abarca una gama de competencias que, en conjunto, permiten a las personas resolver problemas en un mundo lleno de otras mentes", explican los autores. "Los ejemplos de ToM incluyen nuestra capacidad para inferir las emociones de las personas, comprender las perspectivas visuales de los demás, rastrear el comportamiento hasta las intenciones y deseos subyacentes de los actores y comprender el hecho de que las creencias de los demás pueden representar mal la realidad. Nos enfocamos en dos facetas de [Teoría de la Mente] en este trabajo: percepción de emociones y toma de perspectiva visual ".

Los autores concluyeron, tanto a partir de su investigación como al analizar investigaciones previas (algunas de las cuales consideraban poco confiables), que "la clase social más alta está asociada con un desempeño atenuado [de la teoría de la mente]", con individuos de orígenes de ingresos más altos que luchan más por determinar las emociones y empatizar con los puntos de vista visuales de otras personas. Una posible explicación de esto es que "los individuos de clase baja, debido a sus mayores niveles de interdependencia cultural, pueden evaluar a otros seres humanos como más relevantes para sus metas y bienestar que los individuos de clase alta". Esto también ayudaría a las personas de clases bajas a "calcular espontáneamente las perspectivas de otras personas".

Dietze y Knowles también señalan que su conclusión "contrasta claramente con el discurso común sobre los déficits neurocognitivos entre las clases bajas". También señalan que "décadas de investigación documentan que los individuos de clase baja tienen más probabilidades de exhibir déficits de atención y un rendimiento de memoria de trabajo deteriorado. La evidencia proporcionada aquí sugiere que estos déficits pueden ser específicos de dominio. De hecho, mostramos que los los resultados del desempeño de clase se invierten en el ámbito social ". El término "específico de dominio" se refiere a la teoría del aprendizaje que sostiene que existen múltiples formas de inteligencia en lugar de una única forma de evaluar dónde se tienen fortalezas y / o debilidades cognitivas.

Esta no es la única investigación nueva que arroja luz sobre cómo ser rico puede conducir a comportamientos psicológicos y hábitos personales dañinos. En julio, un estudio diferente en el Journal of Personality and Social Psychology encontró que las personas de entornos ricos a menudo negaban su privilegio de clase al "aumentar sus reclamos de dificultades personales y trabajo duro, para cubrir [su] privilegio con una apariencia de meritocracia".

"Frente a las recetas meritocráticas, la evidencia de privilegio amenaza la autoestima de los destinatarios al cuestionar si merecen sus éxitos", escribieron los autores en su estudio. "La evidencia del privilegio de clase demuestra que muchos resultados de la vida están determinados por factores no atribuibles únicamente a los esfuerzos de los individuos, sino que son causados ​​en parte por inequidades sistémicas que privilegian a unos sobre otros".

Otro estudio, este publicado en junio en la revista Nature Communications, argumentó que los patrones de consumo de los ricos son tan flagrantemente insostenibles desde un punto de vista ecológico que solo un esfuerzo concertado de los ricos para consumir menos puede prevenir catástrofes como el calentamiento global, la contaminación y la contaminación. pérdida de biodiversidad.

"Los ciudadanos ricos del mundo son responsables de la mayoría de los impactos ambientales y son fundamentales para cualquier perspectiva futura de retirarse a condiciones ambientales más seguras", escribieron los autores, y agregaron que "las sociedades, economías y culturas existentes incitan a la expansión del consumo y al imperativo estructural del crecimiento en las economías de mercado competitivas inhibe el cambio social necesario ".

Abogaron por "una disociación global y rápida de los impactos perjudiciales de la actividad económica", y señalaron que "el 10% de las personas con mayores ingresos del mundo son responsables de entre el 25 y el 43% del impacto medioambiental", mientras que "el 10% más pobre del mundo ejerce sólo alrededor del 3-5% del impacto ambiental ".