La transformación digital de las empresas convierte a la inteligencia emocional en imprescindible

La transformación digital de las empresas convierte a la inteligencia emocional en imprescindible

La investigación pone de relieve la previsión de que la demanda de competencias de inteligencia emocional se sextuplique en los próximos 3 a 5 años
20 December 2019

Las competencias de los empleados en el ámbito de la inteligencia emocional, tales como la conciencia de uno mismo, la autogestión, la conciencia social y la gestión de las relaciones, serán fundamentales en los próximos años a medida que avanza en las empresas la automatización de las tareas más rutinarias y repetitivas.

Así lo creen tanto trabajadores como directivos, según se deduce del estudio Emotional intelligence – the essential skillset for the age of AI, elaborado por el Instituto de Investigación de Capgemini para ofrecer una visión general sobre cómo se percibe la inteligencia emocional en el mundo empresarial. Adjuntamos su texto completo.

La investigación de Capgemini pone de relieve la previsión de que la demanda de competencias de inteligencia emocional se sextuplique en los próximos 3 a 5 años, así como que la gran mayoría de las empresas no ha adaptado sus prácticas para integrar la inteligencia emocional en sus procesos de contratación y formación de personal.

Esta incapacidad dejará a muchas organizaciones sin posibilidad de materializar los beneficios que la inteligencia emocional ofrece en cuanto a satisfacción del empleado, menor tasa de rotación de personal, generación de ingresos o reducción de costes.

Entre las conclusiones del estudio de Capgemini, destaca el hecho de que la expansión de las tecnologías de inteligencia artificial y de automatización convierten en imprescindible a la inteligencia emocional

La mayor automatización de las tareas tradicionales y rutinarias está llevando a que las empresas valoren más las competencias de inteligencia emocional, desde la capacidad de autoconciencia a la comunicación y gestión de relaciones.

Tres de cada cuatro directivos (76 %) consideran que los empleados deben desarrollar competencias de inteligencia emocional, dado que tendrán que adaptarse a más funciones relacionadas con el trato personal y del cliente.

El mismo porcentaje (76 %) señala que los empleados tendrán que asumir más tareas que exigen competencias emocionales y no pueden ser automatizadas, como las de empatía, la influencia y el trabajo en equipo.

Con todo, el 61 % de los directivos afirma que la inteligencia emocional se convertirá en una competencia laboral indispensable en los próximos 1 a 5 años, algo en lo que también coincide el 41 % de los empleados.

En términos generales, el 83 % de las empresas señala que tener una plantilla con altas competencias de inteligencia emocional será un requisito necesario para alcanzar el éxito en los años venideros.

Por otra parte, el estudio de Capgemini pone de manifiesto la inquietud de los empleados por el impacto de la inteligencia artificial y la automatización sobre las competencias requeridas

El porcentaje de empleados que considera que sus competencias actuales son o serán innecesarias por la automatización y la inteligencia artificial se ha incrementado en diez puntos porcentuales en los dos últimos años.

En general, el volumen de empleados que cree que sus competencias son o serán innecesarias en los 2 o 3 próximos años ha aumentado del 30 % al 39 %.

En el caso de los trabajadores millennials, este porcentaje ha aumentado del 40 % al 50 %. Esta generación de trabajadores son conscientes del impacto de la automatización y la inteligencia artificial, y se sienten cada vez más preocupados, conscientes de que son ellos los que absorberán en mayor medida el impacto de esa automatización.

El estudio también concluye que las organizaciones con una plantilla emocionalmente inteligente ya aprovechan sus beneficios

Las organizaciones con elevadas competencias de inteligencia emocional en su plantilla se están ya beneficiando de sus ventajas: de media, el 60 % de estas organizaciones señala estar consiguiendo un resultado un 20 % mejor que el resto en diversos factores de negocio. Estas mejoras se aprecian en aspectos como la productividad, la satisfacción del empleado, la cuota de mercado o la atención al cliente.

Según cálculos del estudio, las empresas que realizan una inversión continuada en la inteligencia emocional de sus profesionales obtienen un retorno de la inversión de entre 2,2x y 4,4x, considerando el impacto en los ingresos, la productividad, la reducción de costes y la tasa de rotación de empleados.

El estudio concluye igualmente que los procesos en los que interviene trabajo humano no se han adaptado para hacer frente a la era de la máquina, especialmente en el caso de empleados de base, aquellos que no realizan tareas de supervisión

Si bien el 75 % de las organizaciones afirma que pueden lograr que sus empleados desarrollen competencias de inteligencia emocional, son muchas menos las que están ofreciendo formación específica para conseguir este objetivo.

Solo el 42 % proporciona formación específica a los niveles directivos, porcentaje que cae al 32 % cuando se trata de formación a mandos intermedios y al 17 % para empleados junior o sin funciones supervisoras.

A pesar de que los empleados de base o sin funciones supervisoras son los que probablemente sentirán en mayor medida el impacto de la automatización, menos del 40 % de las empresas evalúa sus actuales competencias en materia de inteligencia emocional o las comprueba durante el proceso de contratación.

Por último, la investigación de Capgemini aconseja a las empresas integrar la inteligencia emocional en las tareas de la diversidad de empleados y adoptar enfoques descendentes (top-down) y ascendentes (botton-up) para poder contar con una fuerza de trabajo con alto componente de IE inteligencia emocional mediante la introducción de modificaciones en los procesos existentes.

También deben crear una cultura que valore la inteligencia emocional y que busque la mejora continua.

En concreto, el estudio destaca cuatro áreas clave en las que las organizaciones deberían focalizarse para crear una plantilla con una mayor inteligencia emocional: adaptar los programas de aprendizaje ya existentes para integrar las capacidades de inteligencia emocional y hacerlos accesibles para todos, modificar los procesos de contratación para incluir la evaluación de la inteligencia emocional. aplicar una perspectiva de inteligencia emocional a la hora de promocionar y recompensar a empleados y recurrir a la tecnología y a los datos para desarrollar una cultura alta de inteligencia emocional.

Fuente. RRHHpress

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