Claudia Goldin: “La desigualdad comienza en el hogar”

Claudia Goldin: “La desigualdad comienza en el hogar”

Es una referencia en el análisis de la aportación de la mujer a la economía
17 July 2019

Claudia Goldin (Nueva York, Estados Unidos, 1946) ha recibido en Bilbao uno de los ocho premios Fronteras del Conocimiento que concede la Fundación BBVA. El galardón, en la categoría de Economía, Finanzas y Gestión, reconoce sus trabajos de investigación sobre el papel de la mujer en la economía, desde principios del siglo pasado, y sus análisis de las causas de la brecha de género. Esta historiadora ocupa actualmente en su país la cátedra Henry Lee de Economía de la Universidad de Harvard. Doctorada por Chicago y miembro de la Oficina Nacional de Investigación Económica (Nber), publicó en 1990 Understanding the Gender Gap, un libro que abrió el campo de análisis sobre la brecha de género en el mercado de trabajo.

¿Cuál es el principal problema al que se enfrentan las mujeres para poder desarrollar su carrera profesional?

Ese problema se define con una sola palabra: maternidad. Los hijos necesitan un apoyo constante de los padres y las mujeres están más pendientes de los problemas del hogar que los hombres, que priorizan la dedicación al trabajo. Las madres parece que tienen que ser capaces de atender a la familia durante las 24 horas, mientras que los hombres tienen una disposición a jornada completa solo para la oficina. Aquí comienzan las diferencias, las frustraciones y los enfados.

¿Hay más conciencia social de esa brecha?

En España lo pudieron constatar ustedes en las calles, con manifestaciones como la del 8 de marzo de 2018 en Madrid, que fue una movilización por una retribución salarial igualitaria. El enfado general era muy visible. Así que vuelvo a la explicación del principio, la desigualdad comienza en casa, no en la oficina.

España tiene un problema de envejecimiento de la población. ¿Cree que la falta de políticas contra la brecha de género tiene algo que ver con esto?

Es una cuestión importante. Hay que investigar los números demográficos de cada país y compararlos. [Goldin toma su móvil y consulta la base de datos OCDE, con la que trabaja]. La tasa de fertilidad española es de 1,33 hijos por cada mujer [la entrevista se realiza dos días antes de la actualización de la estadística, que ahora está en 1,25 hijos, con una caída de casi el 30% en una década]. En Italia, esa proporción es de 1,35 hijos y en Portugal, de 1,31 hijos por cada mujer. En Suecia sube a 1,85 hijos. Algo está pasando en el sur de Europa en relación con la natalidad, que es muy baja en relación con otras zonas del planeta, como África, Asia y Oriente Medio, por ejemplo. En India, la media de nacimientos es de 2,33 por mujer. Los datos anteriores son increíbles, sobre todo por registrarse en países de tradición católica, donde las medias históricas eran de cinco a seis hijos por cada mujer. Pero esta caída en picado de la natalidad se está produciendo en otras partes del mundo, aunque eso no quiere decir que esté reduciéndose la población total del planeta, que sigue en crecimiento. Las mujeres con una educación de nivel alto, y que siguen teniendo mucho trabajo en casa, quieren desarrollar su carrera profesional. Así que optan por tener menos hijos. De una media de tres se ha pasado ahora a tan solo uno en el núcleo familiar.

¿Hay problemas añadidos a esta situación?

El de las pensiones. Las mujeres tienen una mayor esperanza de vida y, si no han podido cotizar al máximo al trabajar menos horas por las obligaciones familiares, eso puede ser un problema. ¿Quién las respaldará cuándo sean mayores? Luego se desencadenan otras situaciones negativas. El cuidado de las mujeres mayores que viven con sus hijos acaba en manos de las hijas o de las nueras.

La estrategia de promoción de la igualdad de los fondos de inversión, ¿puede revertir esto?

Tienen que informarse bien de los niveles reales de igualdad, que tienen que ver tanto con el salario como con el potencial profesional de cada puesto de trabajo. Es absurdo obligar a cuotas de género del 50% sin garantizar la promoción que cada empleado pueda conseguir por sus méritos. Más que decir que voy a pagar lo mismo a toda la plantilla, según sus categorías, tengo que cuidar que todos tengan las mismas posibilidades de progreso profesional.

Algunos países han regulado las cuotas.

Noruega tiene mucha tradición en igualdad. Obliga por ley a las empresas a que la mitad de los puestos de los consejos de gestión estén ocupados por mujeres. Pero lo ideal es que la igualdad comience por los hogares familiares, no por los equipos directivos.

Las sentencias judiciales por desigualdad, ¿pueden ser un revulsivo?

No es fácil demostrarlo con datos fiables. Hay que realizar una labor de consultoría para recabar información y luego organizarla en cuadros estadísticos para encontrar posibles desigualdades. Además, la brecha de género también depende de los ciclos económicos. En Estados Unidos mejoró cuando se superó la pasada crisis que se desencadenó en 2008.

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