Digitalizar es hacer las cosas mejor

Digitalizar es hacer las cosas mejor

Informes como “Entrepreneurship at Glance”, elaborado por la OCDE, aseguran que un incremento del 10 % en la digitalización supone elevar en un 32 % el PIB de un país y crear 250.000 empleos.
14 March 2019

Si descendemos a nivel micro, las empresas y las PYMES pueden obtener a su vez enormes ventajas en términos de competitividad y mejora de la rentabilidad, pero aun así son una minoría las PYMES españolas han desarrollado procesos de digitalización, y un 69 % sigue teniendo un problema de capacidades en sus empleados para acometer dicho desafío y un 21 % no tienen recursos para hacerlo, según el estudio “La Radiografía de la PYME”, elaborado por SAGE.

Hay, por tanto, dos grandes tareas: seguir convenciendo de sus bondades y, en paralelo, desarrollar políticas y prácticas que las favorezcan e impulsen. Supone un trabajo arduo e ingente, pero imprescindible si queremos ser competitivos como empresas y también como país.

Digitalizar no es ni más ni menos que hacer las cosas mejor. Ahorrar tiempo en tareas y facilitar que las personas nos involucremos más en tareas imaginativas e innovadoras. Digitalizar es transformar radicalmente las formas de pensar, de producir, de crear, de consumir y de estar en sociedad.

El impacto económico ya se puede medir en forma de nuevos empleos, de creación de riqueza, de incrementos en PIB. Sin embargo, aún estamos terminando de entender y cuantificar sus indudables efectos multiplicadores. La digitalización y el uso de tecnologías disruptivas en los procesos y en las empresas nos llevan a transformaciones exponenciales.

Digitalizar: una oportunidad para España

Recientemente, Adigital publicó su informe España Nación Digital: Una visión del estado de digitalización en España en el que se calculan muchos indicadores y hasta 80 aspectos clave para que la digitalización se convierta en la gran impulsora de un nuevo modelo económico.

El más negativo es el que, en términos generales, señala que España está lejos del grupo de líderes digitales y de los principales países europeos. Pero no todo es negativo: tenemos una infraestructura que está probablemente por encima de las propias capacidades de una parte importante de la población.

Y llegamos al punto crítico. El verdadero talón de Aquiles de nuestros deseos de digitalización tiene ver con la educación y la formación. Tenemos unos bajos niveles de alfabetización digital que, a su vez, generan brechas tanto entre personas, espacios, territorios y empresas. Sí, hay desigualdad en la sociedad a la hora de enfrentarse a este enorme desafío.

Por ello, necesitamos un gran acuerdo a nivel de Estado, entre sector público, empresas y toda la sociedad para convertir la digitalización en el verdadero motor y corazón de nuestra economía. Por señalar una prioridad, diría que necesitamos una Estrategia sostenible y a 10 años vista para transformar nuestro sistema educativo.

Todos los niños y jóvenes deberían aprender a programar, al mismo tiempo que aprender a leer y escribir, a hacer cálculo y álgebra, y después a pensar con la filosofía. Nuevas skills integradas en un nuevo modelo integral de formación. Sin olvidarnos de las generaciones más adultas a las que el Estado y la sociedad debe ayudar a reciclarse y a alfabetizarse digitalmente para seguir aportando al común desde su vasta experiencia.

La tecnología es una generadora imparable de valor y riqueza, pero debemos ser capaces de aprovechar las oportunidades que nos abre y de enfrentarnos a los desafíos que presenta. La formación digital en todos los niveles es una necesidad que debe ser enfrentada por el sector público y privado de manera inminente. Solo así, con una gran masa de personas que no solo tengan conocimientos digitales, sino también una forma de pensar digital, España podrá entrar en la liga de los países líderes en digitalizar y competir.

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