El amor acaba con la convivencia: La clave de la experiencia del empleado

El amor acaba con la convivencia: La clave de la experiencia del empleado

Existen dentro del discurso de todas las compañías dos palabras clave cuando hablan de sus estrategias de gestión de personas que definen en parte una obsesión compartida en estos momentos de crecimiento económico generalizado y con unas necesidades compartidas por la gran mayoría de las compañías y que nos presionan con hacerlas realidad.
11 November 2018

Estas dos palabras son “atracción” y “retención” y siempre estas dos palabras tienen que ir seguidas del otro gran mantra “TALENTO”.

Está claro que una gran parte de los retos de nuestras compañías en esta economía centrada en el conocimiento y en un entorno de transformación digital pasa por tener un equipo humano que haga posible la diferenciación de nuestras compañías y los resultados esperados, pero ¿Estamos realizando bien los deberes?

¿Estamos atrayendo y comprometiendo a este Talento con el que alcanzar nuestras metas?

Cada cual tendrá su propia opinión de su trabajo pero después de realizar el I IMEX: Índice de Medición de Experiencia de Empleado, junto con mi equipo del área de Employee Experience de Lukkap, podemos exponer la opinión que realmente merece la pena tener en cuenta que es la opinión y la vivencia del propio TALENTO que tanto nos importa.

Dentro de las diferentes conclusiones que nos ha mostrado el estudio, podemos ver una gran dualidad con respecto al resultado de nuestro trabajo ya que gran parte de los empleados (80%) considera que sus compañías cumplen con la promesa de marca y saben generar deseabilidad para atraerles hacía su interior, generando ese amor a primera vista tan necesario si queremos que los mejores trabajen con nosotros, por lo que nuestras acciones de employer branding parece que funcionan.

Pero ¿Qué ocurre cuando ya hemos conseguido atraer a este codiciado talento? Pues que su experiencia empieza a disminuir, e indicadores como el eNPS o la vinculación con la compañía empiezan a caer en picado.

Por ejemplo el grado de Promotores de los empleados españoles con sus compañías se sitúan en un -3,5 lo que significa que tenemos a nivel global más detractores que promotores o embajadores de marca dentro de nuestros equipos.

O por ejemplo que el 15% de los empleados exponga que tiene intención de abandonar su compañía durante los próximos 12 meses.

Y ¿qué ocurre para que se rompa el amor? Parece que es la propia rutina la que mata esta vinculación y genera esta falta de compromiso, el no preocuparnos como al principio, el no entender que es lo que buscan, qué les interesa, qué están viviendo o sintiendo en su día a día.

Pero realmente ¿os sorprenden los resultados? Estos son la consecuencia de que nos centremos en la atracción pero no en consolidar la relación, ya que para conseguirlo tendría que entender que ocurre con la experiencia de estos empleados durante los diferentes momentos de relación con nuestra compañía, comprendiendo cómo son y que buscan de la relación, entendiendo que es importante y en qué momentos no podemos fallar para que la relación sea realmente de compromiso.

Una de las preguntas del estudio deja claro el punto de partida, ya que ante la pregunta ¿Sientes que lo que te contaron durante el proceso de selección es 100% real?

Casi un 40% de los empleados considera “en sus primeros días en la compañía” que no ha sido así, por lo que el amor parece que se rompe muy rápidamente.

Si queremos atraer al talento, podemos seguir centrándonos en crear marcas atractivas y pintar de ilusión los instantes previos a la firma de un contrato, pero si realmente queremos que este TALENTO se comprometa y nos ayude a diferenciarnos y conseguir los resultados esperados tenemos que construir un modelo de relación que haga real la promesa de marca y que se preocupe por los diferentes momentos de relación, para entender la experiencia actual de nuestros empleados y crear en base a ella una experiencia diferencial.

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