Consecuencias del cambio climático que afecta a los pueblos indígenas

Consecuencias del cambio climático que afecta a los pueblos indígenas

«El éxodo forzado es uno de los más amargos dramas que puedan soportar porcentajes cuantiosos de población. El verse obligados por la fuerza militar y la persecución a abandonar sus poblados, su madre tierra, el sitio de reposo de sus antepasados, su ambiente, la naturaleza que les dio la vida y la diseminación de sus comunidades».
15 July 2018

Estas palabras fueron pronunciadas por Rigoberta Menchú, activista guatemalteca para los derechos de los pueblos indígenas, en su discurso al recibir el Premio Nobel de la Paz en 1992. Más de 25 años después, la situación de este colectivo no solo no ha mejorado, sino que se ha visto perjudicada por algo que, aunque nos afecta a todos, a ellos los vuelve especialmente vulnerables: el cambio climático.

Se calcula que en el mundo hay más de 370 millones de indígenas, pertenecientes a cinco mil pueblos diferentes, cada uno con su propio idioma, cultura, y estructura política y social, que hacen del planeta un entorno más rico y diverso. Sin embargo, según Naciones Unidas, aunque los pueblos indígenas representan solamente el 5% de la población mundial, constituyen más del 15% de los pobres del mundo y más de la tercera parte de aquellos que viven en las zonas rurales.

Los indígenas necesitan los recursos de la naturaleza para sobrevivir

Muchos de ellos, que dependen directamente de los recursos de la naturaleza para sobrevivir, se ven gravemente afectados por los desastres naturales, intensificados por el calentamiento global, como las cada vez más fuertes sequías que agostan las cosechas o los diluvios que las arrasan. La destrucción de los bosques, la contaminación del agua o la extinción de especies también devastan los ecosistemas, y fuerzan a estas comunidades a huir de sus asentamientos, a la vez que dificultan la búsqueda de nuevos territorios que habitar. De los veinte millones de refugiados climáticos que se producen cada año, un porcentaje representativo pertenece a estos pueblos, cada vez más desprotegidos, que se reparten por todos los continentes.

A nivel global, los pueblos indígenas habitan el 80% de las zonas con mayor biodiversidad animal y vegetal del planeta. Por tanto, proteger su supervivencia es también garantizar la conservación de los ecosistemas terrestres: el modo de vida de sus habitantes durante siglos, basado en actividades como la caza y la recolección, ha jugado un papel fundamental en su mantenimiento.

«Cuando era pequeño, en esta zona crecía mucha hierba. En los últimos años, hay más tormentas de arena y menos precipitaciones, y la hierba no es tan buena como antes», explica Dorjgotov Tsevelravjaa, un pastor de la comunidad de Uvurkhangai, en Mongolia, para el especial Horizontes Compartidos, elaborado por Planeta Futuro.  Para evitar situaciones como las de este pueblo, o los que habitan los vastos territorios del Amazonas, activistas indígenas reclaman un mayor poder sobre la tierra y más protección política para poner fin a los abusos de los poderes económicos. Estos protectores de miles de idiomas y culturas forman uno de los últimos bastiones capaces de proteger el planeta frente a las irreversibles consecuencias del calentamiento global

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