Lo que RRHH debería aprender de “Cómo defender a un asesino”

Annalise Keating es una abogada que ejerce e imparte clases en la universidad. Todos los años escoge a sus cinco mejores alumnos para que la ayuden en sus casos reales. ¿La recompensa? El que demuestre ser el mejor de los cinco ganará un trofeo y podrá saltarse un examen. ¿Qué puede aprender RRHH de ‘Cómo Defender a un Asesino’?

La recompensa como motivación

El dinero no es lo único que motiva. Una ventaja concreta (en la serie, poder saltarse el examen. En una empresa, un día libre) o un status (en la serie, ser el mejor de la clase. En la empresa, un ascenso o una responsabilidad) puede ser muchísimo más satisfactorio que el dinero y puede motivar a los empleados a dar lo mejor de sí mismos. Y muchas veces, simplemente que te reconozcan el trabajo bien hecho puede hacer magia en el nivel de productividad. De hecho casi el 80% de los empleados que abandonan una empresa por voluntad propia lo hacen por falta de reconocimiento.

Con esto no queremos decir que deberíamos sustituir o reducir un sueldo a cambio de otros beneficios o felicitaciones, sino entender que el salario emocional es igual de importante que el salario económico. Si los empleados no están a gusto, llegará el día en el que el dinero no les compensará su estancia en tu empresa.

Por esta razón la gamificación puede ser una herramienta perfecta para motivar empleados.

El valor de tu empresa se mide por la gente que trabajaría gratis para ti

En el primer capítulo de la serie vemos cómo los 200 alumnos de la clase compiten para ser los “becarios” de Annalise. Gente compitiendo por un puesto poco o nada remunerado. ¿Por qué? Porque saben el valor que tiene para su futuro poder decir que han trabajado para ella.

Esta es la razón por la que las empresas deberían cuidar y trabajar su Employer Branding. Hacer que tu empresa se gane el título de mejor organización para trabajar es la mejor forma de atraer el talento. El valor de tu empresa se mide por la gente que trabajaría gratis para ti.

De nuevo, con esto no queremos decir que la empresa deba aprovecharse de esta situación y no pagar a su talento (porque de nada te sirve atraer talento si luego va a irse a una empresa que sí le pague).

El poder de la competición. El poder de la gamificación

Durante la primera temporada de Cómo Defender a un Asesino, los cinco alumnos compiten por el trofeo mencionado anteriormente. Esto provoca que cada uno de ellos de lo máximo de sí mismo. (De hecho, en la segunda temporada se hace algún que otro comentario sobre cómo ha descendido el rendimiento cuando esa competición no existe).

Las competiciones lúdicas en las empresas no solo pueden ayudar a crear lazos entre compañeros, sino que pueden catapultar tus resultados y la productividad. Unos objetivos claros, una condición de victoria y unas reglas de juego pueden ser el mejor aliado de los recursos humanos. De aquí el éxito de la gamificación en las empresas.

De todos modos tenemos que tener muchísimo cuidado con las competiciones, preocupándonos siempre por generar competiciones lúdicas que fomenten la participación y la colaboración, y no competiciones tóxicas o negativas que podrían crispar el ambiente.

El poder de la autonomía

Puede que para Annalise Keating el fin justifique los medios. Aunque yo no comparta esta visión, si es cierto que la autonomía y la libertad que Annalise da a sus “becarios” hace que el juego sea mucho más divertido y satisfactorio. Cada uno sabe perfectamente su objetivo y las lineas rojas para cumplirlo. El resto corre por cuenta de cada uno. Nos satisface más cumplir nuestro objetivo gracias a nuestras decisiones, que cumplirlo gracias a las decisiones de otra persona.