El futuro de las profesiones

El futuro de las profesiones

La inteligencia artificial ya está presente en campos como la medicina, el derecho, el periodismo o la educación
31 August 2017

Mucho se habla últimamente de cómo afectará el desarrollo de la tecnología a las profesiones que hoy conocemos y practicamos de manera diaria. Los robots o máquinas capaces de realizar tareas humanas son la máxima representación de este nuevo panorama en el que la tecnología no es que vaya a cambiar (en un futuro) las profesiones, sino que ya ha empezado a hacerlo.

De este tema y de todas las cuestiones que de él subyacen trata el libro El futuro de las profesiones (Teell) de los autores, padre e hijo, Richard y Daniel Susskind. Una lectura que plantea no solo el asunto del gran cambio –o revolución– en lo referente a las profesiones, sino también todos los dilemas morales y prácticos que surgen al pensar en este nuevo contexto. Si las profesiones tal y como las conocemos hoy desaparecen, ¿cuál será el modelo de vida de los seres humanos? ¿Qué tareas y responsabilidades tendrán los humanos en un mundo en el que las máquinas hacen la mayor parte del trabajo? ¿Cuáles son las perspectivas futuras del empleo?

Y como comienzan todas las cosas, es decir, desde el principio, los Susskind se remontan al origen de las profesiones colegiadas. ¿Cómo surgieron? ¿Cuál es el pacto social no escrito que tenemos sobre ellas? Y llegan a través de su evolución a la época actual, en la que cambiamos de mentalidad, en gran medida, debido a la revolución tecnológica.

Para ello, repasan ocho de las profesiones más importantes e influyentes de nuestra sociedad, y cómo en ellas se han ido insertando elementos tecnológicos que ofrecen un nuevo rumbo en la mismas, como las aplicaciones móviles, la robótica, los recursos online y la inteligencia artificial, que ya son realidad hoy en día en campos como la medicina, el derecho, el periodismo o la educación.

Y es que resulta inquietante comprobar de primera mano cómo ya existen muchas herramientas tecnológicas que se ocupan de aspectos que antes eran impensables. Y nosotros, sin apenas ser conscientes, las aceptamos con naturalidad, pues muchas de ellas nos facilitan realmente la vida. Pero, ¿hacia dónde camina esta situación?

Los Susskind explican esta revolución tecnológica y sus previsiones a corto y medio plazo a través de las teorías sobre el conocimiento, la economía y la evolución de la tecnología hasta la inteligencia artificial, para reflexionar en torno a los orígenes de las profesiones: cómo en algunas de las más importante se ha evolucionado en dirección a su dimensión más tecnológica, cuáles son las teorías de este cambio y cuáles sus predicciones.

¿Qué consecuencias tiene este nuevo panorama?

Imaginemos un mundo en el que el peso de las profesiones se reduzca al mínimo exponente para el ser humano; un mundo en el que son los sistemas cada vez más inteligentes los que se ocupan de las tareas y funciones que hoy en día llevan a cabo los profesionales; una sociedad en la que no sea necesario desplazarse físicamente a un centro de salud, un centro educativo o un gabinete de abogados, puesto que todo estará automatizado, sistematizado y el panorama virtual será predominante.

Por no hablar de otros asuntos como la necesidad de empatía para el desempeño de algunas profesiones. Pero no todo se plantea desde el miedo, sino también desde la esperanza. Se dibuja un mundo en el que se pretende una mayor igualdad, un acceso a los recursos por igual sin tener en cuenta la riqueza o el estatus y una idea muy acertada: no debemos temer que las máquinas no sean del todo perfectas, puesto que el ser humano es imperfecto por naturaleza.

Después de disponer de toda esta información que los Susskind nos ofrecen, llegamos al final del libro con un reto: el de imaginar toda esta revolución tecnológica desde el punto de vista de las profesiones y hacerlo valorando todos los riesgos y oportunidades. Un desafío necesario.

Algunas de las preguntas a las que nos planteamos responder en este trabajo de imaginación serían las siguientes: ¿Debe un estudio de arquitectura abrazar las nuevas tecnologías para volverse más sostenible? ¿Es conveniente para un hospital comprar robots que reparten recetas y materiales? ¿Deben incluirse en el estudio universitario asignaturas sobre sistemas informáticos avanzados? ¿Serán los abogados que atienden asuntos rutinarios sustituidos por una página web? ¿Tiene objeto estudiar 4 ó 5 años una carrera que puede quedar obsoleta?

Al final y al cabo, no se trata solo del futuro de las profesiones, sino de nuestro propio futuro, del futuro de nuestras vidas y de cómo cambiarán con el crecimiento exponencial de la tecnología. Aplicando estos cambios de manera solidaria conseguiremos que realmente la revolución tecnológica sea en beneficio de los humanos y no una amenaza para nosotros mismos.

¿Qué opinas de este artículo?