Doctor Google, aliado o enemigo
Doctor Google, aliado o enemigo
Los profesionales médicos asumen que esta costumbre es habitual pero plantean que la detección y recomendación de contenido fiable generado en la web puede ser una solución
El procedimiento es habitual. Ante la irrupción de internet en nuestras vidas, muchas personas consultan foros de internet y páginas de dudosa procedencia para averiguar si los síntomas que padecen se ajustan a una determinada enfermedad. La angustia por resolver el problema rápidamente lleva a las personas a un atajo de teclado en donde supuestos expertos y otros tantos pacientes comentan algunos tratamientos para curar las dolencias que uno cree sufrir.
Nada más lejos de la realidad. Los profesionales médicos insisten en que ante cualquier signo de enfermedad acuda a su centro de salud. Las dudas de las posibles esperas llevan a consultar al Doctor Google. ¿Es un error, es un amigo o, por el contrario, estamos ante un enemigo? Según datos recogidos por Eurostat, el 49% de la población española usa internet para informarse sobre temas relacionados con la salud, un porcentaje que se ha duplicado en diez años, aunque estos datos se encuentran muy por debajo de otros países que, como Luxemburgo (71% de la sociedad) o Dinamarca (65%), tiran de internet para averiguar el tratamiento.
Para otros aspectos menores, internet puede ser un aliado. Tal vez con razón, debido a la proliferación de recursos web relacionados con la salud ha dado lugar a un fenómeno cada vez más palpable, la «cibercondria», que hace referencia a los hipocondríacos, personas obsesionadas con su salud y las enfermedades que, movidos por impulsos ahora digitales, recurren a internet en busca de respuestas médicas. Cada vez más la gente quiere encontrar un diagnóstico médico a través de internet y, de hecho, cree estar sufriendo una enfermedad incluso incurable.
Pero, qué puede hacer la tecnología para resolver este conflicto. En los últimos años han surgido diferentes páginas web y aplicaciones para dispositivos móviles que garantizan que los comentarios expuestos en estos foros los realiza un profesional. En realidad, gracias a este tipo de plataformas se puede agilizar las consultas en los centros sanitarios, maltrechos por las largas listas de esperas en muchas ocasiones. Sin embargo, sí es cierto que más de uno desearía poder consultar su historial clínico por web. Un estudio realizado por Bupa, compañía matriz de Sanitas, elaborado en 2012, apuntaba que al 74% de los españoles les gustaría poder hacerlo.
Pero ante todo queda la supervisión del profesional. Para calmar las dudas internet puede ser un aliado, en efecto, pero los sanitarios insisten en los peligros de automedicarse. De hecho, uno de cada cinco españoles toma antibióticos ante los síntomas de resfriado o gripe, según un reciente estudio elaborado con el aval de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).
Los profesionales médicos son conscientes que la costumbre de informarse a través de internet es ya algo habitual y, en lugar de denostar y alertar este hábito como en tiempos pasados en donde el acceso a internet no era tan generalizado, han pasado a un nuevo esquema: recomendar servicios y determinadas páginas de contenido fiable. «Es una realidad», relata a ABC el doctor Borja Castejón, vocal de médicos en formación del Colegio de Médicos de Madrid. «Más allá de estadísticas, asumimos que que el paciente va a consultar internet sí o sí. Ya no es tan importante si está o no, porque hay que aceptar que antes de ir a tu consulta se ha puesto a mirarlo», reconoce.
Este experto cree que para hacer frente a esta realidad el reto es que «de algún modo haya diferentes formatos profesionales para que se genere información fiable para remitir al paciente para que entienda su problema». Una circunstancia, sin embargo, que España se encuentra por debajo de otros países a nivel europeo. «Lo que tenemos que hacer los profesionales es ser nosotros los que generemos la información para que el paciente pueda identificarla, y recomendarla. Hay médicos que tienen su blog», sostiene.
Castejón insiste, en efecto, en que el papel del médico ahora mismo no es criticar que el paciente entre o no en internet sino tenerlo en cuenta y detectar el contenido fiable. Pese a los recursos existentes y la infinidad de servicios disponibles, los profesionales lo tienen claro: generar información fiable tampoco puede sustituir a la supervisión y consulta médica.