El cigarrillo electrónico consigue un inesperado respaldo de la autoridad sanitaria inglesa, que lo recomienda para dejar de fumar

El cigarrillo electrónico consigue un inesperado respaldo de la autoridad sanitaria inglesa, que lo recomienda para dejar de fumar

Pero advierte que no se conocen sus efectos a largo plazo por ser un producto nuevo
13 September 2015

Public Health England (PHE), la principal institución sanitaria inglesa dedicada a la protección y mejora de la salud del país, principal consejera del Gobierno en materia sanitaria, y que cuenta con un porcentaje muy alto de científicos e investigadores entre su plantilla de 5.000 trabajadores, ha hecho público un estudio sobre la realidad científica conocida hasta ahora del cigarrillo electrónico, del que saca la conclusión de que su peligrosidad es muy baja, un 95% menor que el cigarrillo de tabaco y que tiene un notable potencial como instrumento para quienes traten de dejar de fumar.

El estudio, dirigido por los catedráticos Ann McNeill, del King’s College, y Peter Hajek, de Queen Mary University, debería terminar con la confusión que reina sobre este producto, aunque el PHE seguirá vigilando y estudiando sus efectos.  En las conclusiones, deja claro que utilizándolo como se debe, el cigarrillo electrónico no conlleva riesgo de envenenamiento para los usuarios, aunque sí insiste en que los cargadores de los líquidos tienen que estar protegidos frente a la manipulación que pueda realizar un niño. Insiste en que es válida la conclusión a la que llegó un anterior estudio de PHE de que la mayoría de los productos químicos que causan enfermedades ligadas al tabaco no están presentes en el cigarrillo electrónico, y los que lleva incorporados tienen un peligro muy limitado. Estima que el electrónico es un 95% menos dañino para la salud que el cigarrillo normal.

También asegura que el vapeo emite niveles de nicotina en el ambiente que son tan bajos que se pueden despreciar por lo que no hay ningún riesgo identificable para las personas que se encuentran junto a los usuarios del cigarrillo electrónico. El informe destaca que, en contra de las evidencias,  hay una tendencia creciente entre adultos y jóvenes en considerar al artilugio tan dañino como el tabaco, lo que ya se apreciaba en el eurobarómetro de la Unión Europea sobre las actitudes frente al cigarrillo electrónico. Entre los españoles, el 41% lo consideran igual de malo para la salud que el cigarrillo de tabaco.

El estudio también rechaza la idea de que hay una relación directa entre el uso del cigarrillo electrónico entre adolescentes y la adquisición del hábito de consumir tabaco años después. Casi la totalidad de los 2,6 millones de adultos que vapean en Reino Unido son fumadores de tabaco o ex fumadores, que  lo utilizan como medio para intentar dejarlo y solamente el 2% de los jóvenes del país son usuarios del e-cigarrillo con regularidad.

Al respecto, insiste en que el cigarrillo electrónico tiene potencial para ayudar a dejar el tabaco (es la primera medida que ahora toman los fumadores por delante de parches de nicotina y otras) y además pueden servir para intervenir en acciones en favor de fumadores de grupos con riesgo de exclusión social, donde el tabaco sigue muy presente, por lo que recomienda probar e incentivar su uso.

“El potencial del cigarrillo electrónico para ayudar a mejorar la salud pública depende del grado al que pueda ser implicado en el objetivo de sacar de la adicción al tabaco de los (8,5 millones, en Reino Unido) fumadores, sin abrir un camino al tabaquismo a no fumadores y niños. Para conseguir este objetivo es necesaria una regulación apropiada y proporcional”, subraya. “Dado su beneficio potencial para ayudar a dejar el tabaco, PHE desea que aparezcan en el mercado productos regulados médicamente que se puedan prescribir a los fumadores por parte de la Sanidad Pública. De esta forma, los consumidores que deseen vapear como ayuda para dejar de fumar, obtendrán seguridad, calidad y efectividad”, subraya.           

El respaldo de la autoridad sanitaria inglesa al cigarrillo electrónico, del que advierte que no se conocen sus efectos a largo plazo por ser un producto nuevo, tendrá sin duda una influencia considerable en la transposición de la revisada directiva europea de regulación del tabaco.

España es el país donde los jóvenes comienzan a edad más temprana a fumar, 16,7 años, y también con el mayor porcentaje, 80%, tras Grecia, de fumadores tratando de dejar el tabaco sin ayuda alguna. Entre los fumadores españoles no ha habido hasta ahora mucho interés por el cigarrillo electrónico, habiéndolo utilizado el 10%, según los datos aportados por el último eurobarómetro publicado en mayo de este año. Entre los usuarios españoles de cigarrillo electrónico, casi la mitad lo son de vapeo con nicotina y entre estos, un 29% lo hacen a diario.

Fuente: La Celosía

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