Homenaje al escarabajo pelotero
Homenaje al escarabajo pelotero

Un día, durante el último Congreso de ORP en Santiago de Chile y conversando sobre el Bestiario Organizacional con una querida amiga, nos divertimos imaginando cuales otros animales estaban presentes en nuestras respectivas organizaciones, qué comportamientos humanos les recordaban, especialmente los numerosos casos en los que actividades complejas, tareas difíciles y desagradables, y decisiones rápidas - aquellas que nadie quiere tomar - son manejadas por aquellas personas sin títulos altisonantes, a menudo en silencio, sin fanfarrias, pero de una manera absolutamente eficiente y eficaz; fuertes, decididas, bondadosas, altruistas, responsables, siempre disponibles, en perpetuo movimiento, organizativamente casi invisibles pero indispensables.
Y allí pensé en un insecto, el escarabajo pelotero.
Por supuesto, aparentemente la metáfora puede parecer poco elegante, irrespetuosa, pero no es así, al contrario.
Recuerdo un poema maravilloso de Umberto Saba -poeta italiano del siglo XX-: "A mi mujer". La esposa es comparada con "todas / las hembras de todos / los animales serenos" que, con su naturaleza sencilla y espontánea, "nos acercan a Dios", es decir, a la esencia y profundidad de las cosas. Aunque la poesía de Saba aparece como una inversión de las letras de amor tradicionales, especialmente en lo que respecta a las figuras femeninas, en realidad es una celebración de la mujer amada.
En su esposa, como en sus animales elegidos, el poeta traza la naturalidad y el instinto que son raros en los hombres, que complican y falsifican la realidad.
La esposa, en la primera estrofa, es comparada con una gallina que parece "despeinada", pero tiene el "paso de reina", lento y pavoneándose. Como todas las hembras animales, ella es "mejor que el macho" y no tiene igual en otras mujeres. En la segunda estrofa, la mujer es comparada con una "vaquilla preñada" y aquí surge una asimilación a la figura materna, que despierta alegría y ternura. En el tercer verso la esposa tiene la dulzura y al mismo tiempo la ferocidad de una perra, fiel a su amo y celosa de los extraños. En la cuarta estrofa hay una comparación con un conejo asustado, que para dar calor a su gazapo se "arranca" el pelo.
La ligereza de la golondrina, símbolo de la primavera y del renacer, se convierte en otra cualidad de la esposa que, sin embargo, a diferencia del animal, no abandona su nido, sino que permanece con su familia. Las dos últimas semejanzas son con la hormiga providente y la abeja. De estas comparaciones surge una especie de miedo por parte del poeta hacia las mujeres (y la figura materna), pero también la visión de una feminidad vista como dócil e inofensiva.
Y con el mismo respeto y admiración que Umberto Saba imprime hacia su esposa, quiero hablarles del escarabajo y de su extraordinaria función socio-organizativa.
Dos palabras más para describir al animal, el verdadero.
El escarabajo se alimenta de estiércol y lleva bolas de este para conservarlo o para depositar sus huevos; lo increíble es que, durante el transporte, camina en línea recta orientándose a través de la luz que emite la Vía Láctea; y si se encuentra con un obstáculo, hace todo lo posible para superarlo sin cambiar de dirección. El escarabajo pelotero, por lo tanto, es el único componente del reino animal que, al igual que el hombre, se mueve siguiendo las estrellas.
Como recordarán, este animal era adorado por los egipcios y a menudo se representaba en jeroglíficos, tumbas, paredes y joyas: era un símbolo de resurrección, ya que transporta su bola de estiércol a un lugar seguro, deposita sus huevos y da vida a nuevos ejemplares; pero también es un símbolo de cambio, mejora y transformación.
Simboliza la vida y la muerte, el cambio de cada uno de nosotros en el curso de la existencia.
En estos términos, es un tema perfecto para simbolizar la resiliencia y la adaptabilidad de uno.
En toda organización hay uno/a, o incluso más: personas prácticas, orientadas a "hacer" más que a "decir", puntos de referencia para todos, capaces de encontrar soluciones sencillas a problemas complejos; puede ser una coincidencia o tal vez no, pero todas las que he conocido en mi vida laboral son mujeres.
Al igual que el escarabajo, estas personas cumplen una función fundamental en las organizaciones: manejar el estiércol y transformarlo en un recurso, como el estiércol con flores.
Siempre dispuestos a asumir los problemas de los demás y son verdaderos puntos de referencia; es cierto que a menudo, precisamente por sus posiciones organizacionales no superiores, no definen estrategias ni toman decisiones delicadas, sino que permiten que la organización funcione sin problemas (imaginemos por un momento que una organización es como un motor complejo, formado por muchas partes mecánicas que deben trabajar en sincronía y cada una con una tarea muy específica), actuando un poco como filtro y un poco como aceite, mediando, estando siempre en el lugar correcto y en el momento adecuado, con una sonrisa (la mayoría de las veces), capaz de facilitar la vida laboral de todos, del Jefe a los Obreros, si se piensa en una fábrica, del Presidente a los ponentes, si se piensa en una Fundación internacional (😉).
Siempre les he envidiado, un poco, por este don innato suyo.
Para una organización, y para un director de RRHH, es fundamental reconocerlas y asegurarse de que su función se haga evidente y su trabajo oscuro sea reconocido, incluso económicamente; sin olvidar nunca que si, por cualquier motivo, faltan, una sola persona no será suficiente para sustituirlas.
Y cómo el Escarabajo, la capacidad de resistir y adaptarse, la fuerza y la resistencia obstinada y prospectiva, son aspectos que hacen ejemplos a emular, en un mundo que tiende a evitar los problemas, a posponer las decisiones indefinidamente y a presumir de lo que no es, posiblemente manteniéndose lo más alejado posible de la realidad, tal vez trabajando solo detrás de un monitor de computadora y teniendo solo relaciones de trabajo virtuales.
Este episodio es pues un agradecido homenaje a estas personas, a las que tuve la suerte de conocer durante mi larga carrera laboral, que terminé al final de 2024; pero esto no significa que dejaré de escribir y compartir con ustedes, ojalá de manera entretenida, las dinámicas “bestiales” de una organización.
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Omaggio allo Scarabeo Stercorario
Un giorno, durante l’ultimo Congresso ORP di Santiago del Chile e parlando del Bestiario Organizzativo con una cara amica, ci divertivamo ad immaginare quali altri animali fossero presenti nelle nostre rispettive organizzazioni, quali comportamenti umani li ricordassero, soprattutto ai numerosi casi in cui attività organizzative complesse, compiti difficili ed antipatici, e decisioni rapide – quelle per intenderci che nessuno vuole prendere – vengono gestite da quelle persone senza titoli altisonanti, spesso in silenzio, senza clamore, ma in modo assolutamente efficiente ed efficace; persone forti, determinate, buone d’animo, altruiste, responsabili, sempre disponibili, perennemente in movimento, organizzativamente quasi invisibili ma indispensabili.
E lì mi è venuto in mente un insetto, lo Scarabeo Stercorario.
Certo, apparentemente la metafora può sembrare poco elegante, irrispettosa, ma non è così, anzi.
Ricordo una meravigliosa poesia di Umberto Saba – un poeta italiano del Novecento -: “A mia moglie”. La moglie viene paragonata a «tutte / le femmine di tutti / i sereni animali» che, con la loro natura semplice e spontanea, «avvicinano a Dio», cioè all’essenza e alla profondità delle cose. Sebbene la poesia di Saba appaia come un rovesciamento rispetto alle tradizionali liriche amorose – soprattutto per quanto riguarda le figure femminili – in realtà si tratta di una celebrazione della donna amata:
Nella moglie, come negli animali scelti, il poeta rintraccia la naturalezza e l’istintività che è rara negli uomini, i quali complicano e falsificano la realtà.
La moglie, nella prima strofa, è paragonata a una gallina che si presenta con un aspetto “arruffato”, ma ha il «passo di regina», lento e impettito. Come tutte le femmine degli animali, essa è «migliore del maschio» e non ha eguali nelle altre donne. Nella seconda strofa la donna è paragonata a una «gravida giovenca» e qui emerge un’assimilazione alla figura materna, che suscita gioia e tenerezza. Nella terza strofa la moglie ha la dolcezza e allo stesso tempo la ferocia di una cagna che è fedele al proprio padrone e gelosa nei confronti degli estranei. Nella quarta strofa si ha il paragone con una coniglia impaurita, che per donare calore ai propri piccoli «si strappa di dosso» il pelo.
La leggerezza della rondine, simbolo della primavera e della rinascita, diventa un altro pregio della moglie che però, a differenza dell’animale, non lascia il proprio nido, ma rimane con la propria famiglia. Le ultime due similitudini sono con la formica previdente e con l’ape. Da questi paragoni emerge sia una sorta di timore da parte del poeta nei confronti della donna (e della figura materna), ma anche la visione di una femminilità vista come docile e innocua.
E con lo stesso rispetto e ammirazione che Umberto Saba usa nei confronti della moglie, io voglio parlarvi dello Scarabeo e della sua straordinaria funzione socio-organizzativa.
Ancora due parole per descrivere l’animale, quello vero.
Lo Scarabeo si nutre di sterco e trasporta delle palline dello stesso per conservarlo o per depositarci le uova; la cosa incredibile è che durante il trasporto, cammina in linea retta orientandosi tramite la luce emessa dalla Via Lattea; e se incontra un ostacolo fa di tutto per scavalcarlo senza cambiare direzione. Lo Scarabeo stercorario, quindi, è l’unico componente del regno animale che, come l’uomo, si sposta seguendo le stelle.
Come ricorderete questo animale era venerato presso gli egizi e veniva spesso raffigurato in geroglifici, tombe, muri e monili: era simbolo di resurrezione, dato che trasporta la sua palla di sterco in un punto sicuro, deposita le uova e dà vita a nuovi esemplari; ma è anche un simbolo di cambiamento, miglioramento e trasformazione.
Simboleggia la vita e la morte, il mutare di ognuno di noi nel corso dell’esistenza.
In questi termini è un soggetto perfetto per simboleggiare la propria resilienza e l’adattabilità.
In ogni organizzazione ce n’è uno/a, o anche più: persone pratiche, orientare al “fare” piuttosto che al “dire”, punti di riferimento di tutti, abili a trovare soluzioni semplici a problemi complessi; sarà un caso o forse no, ma tutte quelle che ho incontrato nella mia vita lavorativa sono donne.
Come lo Scarabeo, queste persone svolgono una funzione fondamentale, nelle organizzazioni: maneggiare lo sterco e trasformarlo in risorsa, come il letame con i fiori.
Sempre pronte a farsi carico dei problemi degli altri e sono dei veri e propri punti di riferimento; vero che spesso, proprio per la loro posizione organizzativa non apicale, non definiscono le strategie o prendono decisioni delicate, ma permettono all’organizzazione di funzionare senza intoppi, agendo un po' da filtro e un po' da olio, mediando, facendosi sempre trovare nel posto giusto e nel momento giusto, con il sorriso (il più delle volte), capaci di facilitare la vita lavorativa di tutti, dal Capo fino agli operai – se si pensa a una fabbrica - , dal Presidente ai conferenzieri, se si pensa a una Fondazione internazionale.
Le ho sempre invidiate, un po', per questa loro innata dote.
Per un’organizzazione, e per un Direttore HR, è fondamentale riconoscerle e fare in modo che sia resa evidente la loro funzione e sia riconosciuto, anche economicamente, il loro oscuro lavoro; non dimenticando mai che se, per qualsiasi ragione venissero a mancare, non basterà una persona sola a sostituirle.
E come lo Scarabeo, la capacità di resistenza e di adattamento, la forza e la ostinata e prospettica resilienza, siano aspetti che ne facciano esempi da emulare, in un mondo che tende a evitare i problemi, a posticipare all’infinito le decisioni e a vantarsi di ciò che non è, possibilmente stando il più lontano possibile dalla realtà, magari lavorando solo dietro al monitor di un computer e avendo relazioni lavorative solo virtuali.
Quindi questo episodio è un omaggio riconoscente a queste persone, che ho avuto la fortuna di incontrare nel corso della mia lunga carriera lavorativa, terminata a fine 2024; questo però non significa che smetterò di scrivere e di condividere con voi, spero in modo divertente, le dinamiche “bestiali” di un’organizzazione.