Dos hábitos saludables diferentes

Dos hábitos saludables diferentes

Te recomiendo dos hábitos saludables sencillos, al alcance de tu mano, y que pueden ayudar a reducir el estrés enormemente.
17 Febrero 2014

De acuerdo a los datos que aporta la Agencia Europea para la Seguridad y Salud Laboral, en torno a la mitad de los trabajadores europeos consideran que el estrés es un elemento común en sus lugares de trabajo, y contribuye a cerca de la mitad de todas las jornadas laborales perdidas.

Según un informe de la propia Agencia Europea realizado en 2012 titulado “Cómo abordar los problemas psicosociales y reducir el estrés relacionado con el trabajo”, existen pruebas teóricas y empíricas que demuestran que el riesgo de estrés aumenta en un entorno laboral con las siguientes características:

• escasos recursos: escaso control sobre el trabajo, escasa discreción de aptitudes, escaso poder de decisión;

• exigencias inadecuadas: demasiadas o demasiado pocas exigencias en el trabajo, especialmente, una combinación de escaso control y muchas exigencias o un trabajo repetitivo y monótono;

• escasos recursos sociales: escaso apoyo social de los compañeros y la dirección, conflictos de funciones, baja comunidad social;

• escasa predictibilidad: inseguridad laboral, escasa reacción de los supervisores, falta de información;

• bajos niveles de recompensa: desfase entre esfuerzo y recompensa.

Si el problema del estrés está tan extendido, será porque tenemos muchas organizaciones con estas características.

En mi opinión hay una clave importante, que subyace detrás, y que son los tipos de hábitos relacionales que se dan en muchas empresas.  En este sentido ¿están nuestros líderes preparados para poder gestionar adecuadamente el estrés? Digo esto, porque pienso que ellos son los que en las organizaciones tienen más capacidad de influir de forma positiva.  Sin embargo creo que en muchos casos esta influencia no es tan positiva, en realidad no existe influencia, sino que existe más bien imposición, más o menos azucarada, pero al final imposición.

Me refiero a las organizaciones con un estilo más rígido, en el que se hacen difíciles las relaciones abiertas y honestas, en las que no se confía demasiado en las personas, en las que el interés por ellas no siempre es auténtico y genuino, en las que se dice que las personas son el principal activo, pero luego se traslada incongruencia.

No quiero lanzar culpas a nadie, porque sé que esto es así sencillamente por ignorancia. Ignorancia de cómo liderar eficazmente a las personas, y en definitiva a uno mismo.

Yo planteo que de entre la cantidad de hábitos saludables que existen y se proponen a las organizaciones, no suele haber muchos que vayan dirigidos precisamente a mejorar la comunicación, las relaciones y la capacidad de influencia positiva. Y desde luego, si estos hábitos se ejercen, la actitud de las personas y de los equipos  comenzará a cambiar siendo más participativa, proactiva y creativa.

El primer hábito saludable que hace que los líderes sean auténticamente eficaces es escuchar con la auténtica actitud de comprender, y primero escucharse a uno mismo. Y el segundo es expresarse de manera honesta y clara, respecto a lo que necesita.

Escuchar y expresar, es algo tan antiguo como la propia humanidad. Sin embargo hacerlo de forma eficaz e influyente, de forma que genere una cultura del cuidado, no está todavía muy desarrollado.

Estoy convencido que estos hábitos son extraordinariamente saludables, y que son la base para reducir sustancialmente el estrés laboral. Coincido en esto con el tres veces nominado al Nobel de la paz, el psicólogo Thomas Gordon.

Te recomiendo que los pruebes, verás que aumenta el nivel de tu felicidad y el de tu organización.

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