¿SEGURIDAD INTEGRAL?... ¿Qué político le pone el cascabel al gato?
¿SEGURIDAD INTEGRAL?... ¿Qué político le pone el cascabel al gato?
La seguridad de las personas es aquel concepto genérico que abarca un conjunto de acciones que tratan de evitar perjuicios, daños, lesiones, inconvenientes y problemas a quienes estamos en este mundo intentando vivir el máximo tiempo posible ejerciendo nuestro derecho a decidir individual o colectivamente nuestro destino que deseamos sea lo más feliz y positivo posible en el marco de convivencia que nos envuelve.
No siempre, o mejor dicho, casi nunca podemos tener la suerte o la capacidad de elegir el mejor camino para vivir seguros en el territorio, en la salud, en el medio ambiente, en la movilidad, en el trabajo, en el ciberespacio, porque nos envuelven temas que afectan a la colectividad, a la economía, a la historia, a las costumbres, a las diferencias sociales y a intereses mega, macro, micro y nano que amablemente o a codazos, de manera abierta u oculta trazan objetivos más o menos respetables, más o menos publicables, que acaban marcando la pauta de la convivencia y dentro de ella, de la seguridad.
A grandes rasgos parece que todos sabemos o tenemos asumido que hay un marco de responsabilidades públicas o privadas, superiores en potencia y capacidad de decisión a las del individuo que queda liliputiense en sus riesgos aunque siempre le queda la enorme fuerza de la voluntad de supervivencia. Este es el juego que cada día nos envuelve: hay personas que sufren situaciones de riesgo y hay otras personas que en un contexto de empresas, entidades o instituciones son reconocidas y asumen actuar para velar por la seguridad de quienes de ellos dependen. Pero ¿son verdaderamente libres estos responsables de actuar con la máxima eficacia y eficiencia para evitar accidentes, incidentes, situaciones de peligro y entornos de inseguridad?. No. Hay otros intereses, a veces confesables y a veces inconfesables que determinan contextos productores de inseguridad, y que por diferentes motivos, pero sobre todo por el enorme poder de tales intereses, son inasumibles por los organismos intermedios y por lo tanto, no incluibles ni contemplables en los programas de prevención.
Cuando se tiene la oportunidad de reflexionar con quienes tienen un rol de influencia en los programas de prevención vial, laboral o industrial, estén en el nivel jerárquico que estén, siempre hablan de su limitaciones
- Orgánicas (siempre hay alguien que manda más que va a ponderar o calificar las propuestas que se les hagan)
- Económicas (nunca un presupuesto anual puede con toda la prevención que se le propone)
- Políticas (hay que poner la prevención en el contexto político del momento)
- Internacionales (qué die la ONU, la CE , USA, Alemania)
- Normativas (no lo contempla la Ley)
- Sectoriales (de momento no lo hace nadie de la competencia)
No. No lo tiene fácil la prevención. Queda sin embargo un argumento potente: el rigor, la perseverancia y la determinación. Que se resume en PROFESIONALIDAD.