¿LA SEGURIDAD EN MANOS DE LOS INTERVENTORES DE GASTOS?

¿LA SEGURIDAD EN MANOS DE LOS INTERVENTORES DE GASTOS?

Cuando se propone la investigación de un accidente o de un conjunto de accidentes se pretende conocer las causas. Al contrario de lo que sucede en un proyecto de obra, de producto o de programa que se sabe el resultado con antelación, una investigación se inicia sin saber, obviamente, el resultado. Ello suele ser un gran inconveniente para aprobar un gasto con objetivo incógnita. Muchas investigaciones han muerto antes de empezar por exigir los gestores resultados antes de empezarlas. Una sardina que se muerde la cola.
7 Marzo 2017

Quienes hemos estado la mayor parte de nuestra vida profesional en las Administraciones Públicas sabemos lo que cuesta tramitar un expediente de gasto. Y no solo en los que se refieren a inversiones por la necesaria concurrencia de ofertas, concursos públicos y mesas de contratación (que es el marco crítico donde hay que garantizar la limpieza del procedimientos y evitar las corruptelas) sino también en el trámite de los gastos corrientes.

La fiscalización de los gastos es un requisito necesario para la buena administración de los recursos económicos públicos y de ahí la existencia de los Interventores, cuya firma de conformidad autoriza el trámite y avala la adjudicación. Ese visto bueno acostumbra a basarse en datos objetivos claros y convincentes como el precio o la experiencia de quien presenta la oferta, los cuales son entendibles para las unidades que promueven el gasto y también para los interventores.

El gran dilema se plantea cuando una oferta sin especiales antecedentes pone un precio muy inferior al que aporta otro ofertante de mayor prestigio y garantías de calidad. Ahí toman valor los informes de los especialistas propios de la Administración en la medida que sus valoraciones son entendibles para los interventores que, dicho sea de paso, no tienen ciencia infusa. Es más, no sería la primera vez que algún interventor recomienda que un concurso quede desierto por no existir razones o argumentos objetivos que justifiquen el propio gasto.

Los responsables de la seguridad laboral o vial deben de pronunciarse con frecuencia sobre las causas de los accidentes, sobre un cambio de tendencias o sobre un repunte súbito de un tipo de accidente. Se ven obligados a opinar porque es su función, pero no todos hablan de sus objetivos con suficiente rigor científico y en ocasiones la presión del goteo implacable de accidentes les obligan a improvisar decisiones, que es verdad, tienen una componente de antecedentes para actuar pero puede quedar ambígua o insuficiente en la definición de las soluciones. Es esa misma ambigüedad la que frecuentemente paraliza el trámite del gasto en investigación.

La investigación de accidentes sufre con mucha frecuencia de la incomprensión de los tramitadores de gastos, sean directivos o ejecutivos económicos o sean los propios interventores. Investigar no tiene garantía de éxito. Puede ser un salto al vacío o puede parecer que se vende humo. No siempre el resultado de una investigación da resultados plenamente satisfactorios. En ocasiones se acaba demostrando que se debe de seguir investigando.

Es bien cierto que las investigaciones requieren tiempo para encargarlas y realizarlas, pero el gran gestor de lo público es aquel que tiene la capacidad de emprender las investigaciones antes de que los problemas lleguen a explotarle en sus manos. Hay quienes tienen esa capacidad de promover investigaciones con tiempo y planificar su realización sin que el problema haya aflorado lo suficiente. Y entonces sufren de la incomprensión de los administradores económicos o de los interventores que auditan el gasto público que, muchas, muchísimas veces, no encuentran las razones para aprobar un gasto de investigación si antes el problema no ha explotado. De esta manera se da la paradoja que los interventores económicos acaban siendo los que deciden la planificación de la seguridad por encima de los responsables que, con visión de futuro, toman iniciativas preventivas para anticiparse a que los accidentes se produzcan.

El patrón del investigador para Helpman no es el dogmatismo sino que con humildad dice que “cuando empiezas una investigación es una oportunidad para aprender algo nuevo; siempre hay retos y cambian, aunque parece que hagas lo mismo: sentarse e investigar”. Pocas propuestas de gasto aprobarán a Helpman. Son las paradojas de la Administración Pública. No iría nada mal que los interventores del gasto público asistieran a algunas clases del profesor Helpman en Harvard.para comprender que en la investigación todo está por objetivar y si quieren datos finalistas objetivos antes de iniciar la investigación, nunca iniciaríamos ninguna.

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