Los profesionales de la ingeniería en la 4ª REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
Los profesionales de la ingeniería en la 4ª REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
Es imposible analizar en unas pocas líneas las consecuencias de la docena de tecnologías disruptivas, muchas de base digital, que se integrarán al conjunto de procesos físicos de los negocios y que provocarán cambios radicales. Sólo apuntar dos: destacar que vamos a un modelo de industria en el que producir series cortas y personalizadas será competitivo y, por otra parte, que al estar el mundo dirigido por datos, existirá una potencia anticipativa nunca antes vista en todos los ámbitos.
Sería muy dificultoso afrontar con éxito los retos actuales en todos los sectores sin las tecnologías mencionadas. Sirva como ejemplo su imprescindible aplicación en el estratégico y transversal sector de la energía, al que profesionalmente he dedicado mis últimos años, que precisa inexorablemente reinventarse ante la realidad de dar respuesta a uno de los mayores desafíos globales de nuestra sociedad que es el cómo afrontar el cambio climático. El nuevo paradigma permitirá efectuar el cambio disruptivo que representará la transición energética hacia un modelo de energía limpia y descentralizada basada en el autoconsumo, el almacenamiento de la electricidad, el vehículo eléctrico, la renovación energética de los edificios, las redes inteligentes que permitirán a los ciudadanos y entidades generar, vender, comprar y compartir energía, etc. Las recientes políticas legislativas que está impulsando la Unión Europea, conocidas como “Paquete de Invierno - Energía Limpia para todos los europeos”, así como diversos estudios Internacionales, como el del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) con el Instituto de Investigación Tecnológica (IIT) de la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE sobre la futura evolución del sistema eléctrico, comparten esta previsión de evolución, que sería imposible fuera de esta nueva era.
Ante esta realidad, es imprescindible ubicar las empresas y administraciones públicas del futuro en un escenario distinto, con procesos y empleados diferentes. Estas nuevas tecnologías están llamadas a cambiar de manera drástica el mercado laboral y convertirse en las protagonistas de los empleos del futuro.
Según un estudio de la compañía multinacional Dell, que analizó el futuro de la sociedad influenciada por las tecnologías emergentes, el 85% de los empleos que habrá en 2030, aún no se han inventado. “Nunca antes la industria había experimentado tal disrupción” en la que el “trabajo dejará de ser un lugar, para convertirse en una serie de tareas”, pues “los conceptos de "trabajo”, “trabajador por cuenta propia” y “lugar de trabajo” están cambiando y los límites se desdibujan afirma el estudio.
La Universidad de Oxford indica, en base a otro estudio, que el 47% de las profesiones actuales desaparecerá totalmente en la próxima década y que el 90% de los empleos actuales restantes requerirán nuevas competencias.
Hay unanimidad en afirmar que el factor humano continuará desempeñando un rol fundamental en el éxito de las empresas. El grado de especialización o de polivalencia que se requiere de los profesionales varía en función de las compañías y la tipología del puesto, pero en general, en el futuro, tal y como ya se preveía, las habilidades transversales y determinadas características de personalidad serán muy demandadas. Las empresas tienden a buscar profesionales con valores personales (ética, integridad, honestidad,...), con idiomas, y con capacidades de versatilidad, adaptación al cambio, negociación, persuasión, comunicación, creatividad, asunción de riesgos, tolerancia a la incertidumbre y a la frustración, optimismo, responsabilidad y orientación a los objetivos.
El mercado laboral también ha ido evolucionando hacia un incremento en su movilidad, que se prevé que continúe incrementándose en este nuevo paradigma. La consultora de empleo Deloitte estima que en el 2025 los nacidos entre 1980 y el 2000 (millennials) serán el 75% de la fuerza laboral mundial, y este colectivo actualmente cambia de trabajo cada 28 meses.
Diversos estudios de empresas, fundaciones, universidades y otras entidades especializadas coinciden en ofrecer buenas perspectivas de futuro para los profesionales de la ingeniería. Así por ejemplo, el Observatorio de la Ingeniería de Cataluña en un reciente estudio, prevé que el mercado necesitará a 10 años vista un 27% más de profesionales de la ingeniería que en la actualidad.
Actualmente la ingeniería ya va integrando continuamente nuevas competencias profesionales. Ahora se prevé, ante la nueva realidad, que cada vez será más imprescindible esta integración como una estrategia personal en el marco de una gestión proactiva de la carrera profesional. Pero, ante estas realidades, ¿estamos preparados los profesionales de la ingeniería para gestionar nuestras carreras profesionales?
Momentos clave de las carreras profesionales como son los cambios de trabajo, que antiguamente se producían menos y casi siempre por condicionantes externos, ahora serán cada vez más habituales. Además, en una sociedad en que el cambio es una constante en todos los ámbitos, será sin duda más dificultoso hacerlo eficientemente para prosperar.
En este contexto me atrevo a afirmar que cada vez será más necesario contar con un acompañamiento profesional externo con conocimientos y experiencia para reforzar nuestra capacidad de gestión proactiva personal con la identificación y desarrollo de nuestras competencias profesionales (conocimientos, habilidades, aptitudes y actitudes). Aquí aparece la figura del mentor.
EL mentoring representará un instrumento clave en el futuro, al servicio tanto de los profesionales que deseen optimizar proactivamente su nivel de empleabilidad, pasando de la actitud de ¿qué va a pasar? a la del ¿qué voy a hacer?, como de las organizaciones para la generación de valor.