UNA MUERTE EN ACCIDENTE........ Y los años que se dejan de vivir?
UNA MUERTE EN ACCIDENTE........ Y los años que se dejan de vivir?
Es bueno de vez en cuando recordar lo que hay detrás de cada muerto en accidente de tráfico, pues aparte del drama individual y familiar, no es aceptable que una sociedad siga sin priorizar acciones potentes y efectivas para evitar cada caso, cada riesgo, al máximo…. Como problema sanitario, como problema económico, como problema social….
La definición de muerto en accidente tiene tendencia a identificarse con la de muerto en el acto, muerto “in situ” o muerto en el lugar del accidente que suele extenderse a un período de seguimiento de 24 horas, durante el que como máximo las Administraciones suelen mantener su opción de recoger el fallecimiento de la persona accidentada. Pero, es obvio que ese dato es imperfecto por lo que para la investigación se utilizan períodos más amplios. En resumen, existen las siguientes posibilidades:
Muerto “in situ” es aquel que fallece en el lugar del accidente. A nivel “tráfico” constituye el colectivo de muertos que se dan como noticia en los fines de semana o en las operaciones de Semana Santa ó Navidades (con fines evidentemente divulgativos y preventivos). El mundo laboral no promueve divulgar los viernes noche o sábados a mediodía el número de muertos en accidente laboral durante la semana que acaba (y así se pierde una buena oportunidad de sensibilizar a la opinión pública sobre los riesgos del trabajo).
Muerto a 24 horas que es el período natural de seguimiento de policías y administraciones de conexión directa sobre los heridos graves en accidente, el cual durante mucho tiempo ha sido en España la definición oficial de muerto, aunque en Europa otros países esperaban hasta las 48 horas o hasta una semana.
Muerto a 30 días que es finalmente la definición europea de muerto en accidente de tráfico para poder homogeneizar estadísticas lo que obliga a hacer seguimiento de heridos graves en zonas limitadas y extrapolarlo a todo el territorio.
Muerto al año (a los 365 días) que es la definición USA de los muertos en accidente de tráfico y que produce el clásico retraso a la disponibilidad de los datos de mortalidad en carretera en Estados Unidos. Allí la información la obtienen no la Administración Pública sino empresas especializadas que posteriormente venden los datos, muy cotizadas por cierto en América del Norte.
Muerto cuando sea, es decir, sin período de caducidad, dato que solamente puede provenir de los certificados de defunción extendidos por los médicos que certifican la muerte del accidentado (si es que el tiempo no ha generado nuevas patologías mayores que diluyan ó distraigan que la causa originaria de la crisis de salud fue un accidente). Los certificados de defunción son la mejor fuente para la mortalidad pero su definición y clasificación por lugar de residencia del accidentado da una estadística distinta a la gubernativa o laboral.
Pero les estadísticas de muerte en accidente, a pesar de su dramatismo conceptual, van perdiendo fuerza social en la medida que la repetición de datos cada año, cada mes, cada semana y cada día, van dejando la noticia como anécdotas de irremediable aceptación. Es como si fuera un mal endémico que debemos de aceptar, a lo que los prevencionistas debemos de responder con indicadores que demuestren la tragedia social que supone una pérdida de una vida humana en un acto evitable.
Un muerto en accidente de tráfico de 30 años deja teóricamente de vivir, de producir, de amar, de sentir, … 48 años si es varón y 52 años si es mujer, si lo relacionamos con la esperanza de vida de los hombres y mujeres de nuestra sociedad. Son los años potenciales de vida perdidos. Si en un año mueren 100 personas en accidente de circulación, los años potenciales de vida perdidos serían del orden de 5.000.
Hasta qué punto una sociedad puede permitirse admitir ese potencial de vida que se nos escapa constantemente en el tráfico y en el trabajo…. Ya no es el drama personal y familiar…. Es el coste social….