...EDUCACIÓN VIAL INTEGRAL... PENSAR EN LOS OTROS

...EDUCACIÓN VIAL INTEGRAL... PENSAR EN LOS OTROS

Quizás por paisanaje o quizás por sensibilidad, el Obispo emérito de San Félix de Araguaya (Brasil) en la Amazonía Pere Casaldáliga,, paradigma de la preocupación por los más necesitados, me ha parecido un silencioso valedor de los principios básicos de la seguridad vial: el pensar siempre en el otro, la constante mejora de la convivencia, la tolerancia y el civismo en todas las relaciones entre las personas y entre ellas su movilidad y su encuentro con el tráfico de vehículos a motor.
10 Enero 2018

 Las cualidades humanas que promueven casi todas las religiones y creencias, son reconocidos por los responsables de la seguridad vial, como estilos de vida imprescindibles para conseguir la máxima reducción en las cifras de accidentes y víctimas de tráfico.   La seguridad vial más eficiente se mueve alrededor de la idea de hacer entender y convencer a todas las personas que de una u otra manera son usuarios de la vía pública sobre la trascendencia de todos y cada uno de ellos de que, la mejor fórmula es  la pacificación y la tranquilidad en la vía pública, lo que se consigue pensando siempre en EL OTRO. Se trata de huir de la conducción egocéntrica y abrir las voluntades a compartir espacios y tiempos en un clima de normalidad, entendimiento y  comprensión.

Los conductores incívicos reciben beneficios del propio sistema en forma de poder, placer y liderazgo, lo que retroalimenta el incivismo. Los conductores cívicos por el contrario no encuentran beneficios en el sistema y sí ven en  sus comportamientos frecuentemente frustración y subordinación. Las creencias externas al sistema, sólidas, profundas y morales tales como el ayudar a los demás, cumplir con la norma o renunciar al placer personal por el bien colectivo, son aquellas que promueven quienes piensan en los más débiles. La moderación de la circulación invita a los conductores y demás usuarios a un ejercicio de autodominio y de demostración de pausa , que puede llegar a convencerles de las ventajas de conducir con tranquilidad como placer y como medida de seguridad.

Las cifras de víctimas en accidente de tráfico, muertos, lesionados medulares, lesionados cerebrales, heridos graves de politraumatismos y otras personas lesionadas, muchas de ellas con secuelas de por vida, justifican priorizar la inseguridad vial como un problema social de primera magnitud. Ello justifica cualquier priorización de la seguridad vial en las unidades de primera asistencia, servicios de urgencias hospitalarias y actuaciones de cirujía traumatológica del sistema sanitario. El sistema requiere priorizar asimismo las prestaciones de los centros especializados de parapléjicos o lesionados medulares o cerebrales en general así como todas las tareas de rehabilitación funcional y social de las personas accidentadas, un aspecto éste en el que la Pastoral del Tráfico se muestra especialmente sensible para atender y extender a las familias y amigos o cercanos de los accidentados, los testigos o testimonios de los accidentes y sobre todo, las propias víctimas.

Pere Casaldáliga entiende, protege y gestiona con humildad estos valores en general pero quizás no sepa verdaderamente de las repercusiones positivas que tienen en la seguridad vial.

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