S.S.L. ¿Una filosofía de vida laboral?

S.S.L. ¿Una filosofía de vida laboral?

“(….) porque aunque un hombre hay visto siempre que tras la noche llega el día, no puede deducir que siempre vaya a ocurrir así, o que eso haya ocurrido desde siempre: la experiencia no concluye nada universalmente” (Thomas Hobbes)
26 Julio 2014

En mi opinión, la seguridad y salud laboral debe ser multidisciplinar tanto en sentido teórico como práctico. Desde este punto de vista, ¿Es posible que la filosofía tenga cabida en este escenario?. Según la Real Academia de la Lengua Española, filosofía es “un conjunto de saberes que busca establecer, de manera racional, los principios más generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad, así como el sentido del obrar humano”. ¿Qué factor implicado en la seguridad y salud laboral responde a esta definición?. ¿Es posible que un trabajador obtenga un conjunto de conocimientos generales y específicos orientados a su realidad laboral y con ello dar un sentido relacional entre su conducta y la prevención de sus riesgos laborales?. A mi juicio, y aún pareciendo forzada la relación, no me cabe duda que es así. Si me permiten la expresión: Más Platón y menos sanción. (Expresión recogida del libro “Más Platón y menos Prozac”, Lou Marinoff).

Imaginemos varios trabajadores “prisioneros” de un puesto de trabajo, en el que la seguridad y salud laboral es unidireccional. Es decir, la prevención de los riesgos laborales parte de los diferentes agentes organizacionales sin pretender que los empleados del puesto de trabajo tengan opción a la participación de la realidad preventiva. Según esto, dichos empleados recibirán información y formación preventiva y tendrán que ser ellos mismo, a través de su experiencia, los que den significado a dicha realidad. Con este contexto, es más que probable que estos empleados interpreten la seguridad laboral de manera no real. No al menos tan real como se pretendía trasladar desde los agentes organizacionales. Esa “falsa” realidad hace que los empleados tengan una actitud determinada hacia la prevención de los riesgos, y es más, la defensa de sus interpretaciones, de tal manera que cuando se les pide que realicen conductas seguras se escudarán en su propia realidad preventiva.

Supongamos que un día, se decide “liberar” de su puesto de trabajo a uno de estos empleados. El propósito es que conozca la seguridad laboral desde “la otra parte”, una parte más objetiva. Para ello se le invita a reuniones de acciones correctoras. En un principio, será muy difícil que este empleado renuncie a las creencias de su realidad preventiva. Sin embargo, llegará un momento en el comparará esta “nueva” realidad con la que tenía en su puesto de trabajo (y que compañeros suyos aun siguen manteniendo) y muy probablemente acepte esta realidad como la auténtica. Imaginemos que le pedimos a este trabajador que vuelva a su puesto de trabajo, ¿qué ocurriría?, ¿qué comportamiento demostraría?, ¿sería digno de imitación?

Los que hayan leído “República” de Platón habrán visto reflejada en la anterior historia una de las metáforas que se describe para entender el concepto de “Ideas”. La alegoría de la caverna: la cultura como prisión significa, en términos prevencionistas, que muchas veces los empleados y empleadores son esclavos de una cultura preventiva irreal; a veces creada por ellos mismo, a veces impuesta desde el exterior. Cada trabajador, independientemente de la responsabilidad que tenga en la organización, puede ser concebido como prisionero de sus propias ideas, preconcepciones basadas en experiencias que no tienen por qué repetirse; ni tan siquiera ser la auténtica realidad. Una conducta de riesgo en estos términos es una sombra, el reflejo de una cultura preventiva que sobrevive a base de creer que la seguridad y salud laboral es cuestión de otros y no de uno mismo. Pasar de la percepción del riesgo a la conducta segura supone un proceso guiado, una metodología que saque la actitud de la sombra y la dirija a la fuente de luz. La creencia de que siempre se ha hecho así y que nunca ha pasado nada, en palabras de Hobbes: “la experiencia no concluye nada universalmente”.

¿O tal vez sí?

Fco. Javier Herrán Gamarra

Psicólogo del trabajo. Seguridad y Salud psicosocial.

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