AVATEP o el poder del asociacionismo

La creación de la asociación vasca de técnicos especialistas en prevención (AVATEP) me ha hecho reflexionar sobre la necesidad que tenemos los profesionales vinculados a la seguridad y salud de los trabajadores de tomarnos en “serio” nuestra ocupación. ¿Somos un colectivo en riesgo de exclusión? ¿Es posible entender la profesión de prevencionista desde la soledad?. ¿Somos lo suficientemente autónomos como para no necesitar de diferentes apoyos profesionales?. ¿Es esta una de las profesiones más castigas “socialmente” en estos nuevos tiempos que corren?. Todo esto me dio que pensar sobre un concepto utilizado en psicología que hace referencia, en palabras de Tajfel, “al conocimiento por parte del individuo de que pertenece a cierto grupo social junto con la significación emocional y valorativa de esa pertenencia”. Es decir, la identidad social.

El formar parte de una asociación profesional, evidentemente, genera para quien pertenece un vínculo. Pero si además entre los participantes existen las mismas preocupaciones profesionales, esto da un sentido mayor a la pertenencia. El poder del asociacionismo funcionalmente referido a llenar los vacíos que legal o institucionalmente quedan vacantes, conlleva procesos que son muy difíciles de encontrar fuera de esta colectividad. Proporcionar información ampliando así las acciones que se pueden emplear para ser resueltos, reducir la sensación de aislamiento que tantos profesionales de la prevención sufren en los diferentes ámbitos de esta, desarrollar una nueva cultura no antes expuesta en estos términos generando una identidad y formas de recobrar la importancia de la profesión, además de contribuir a un sentimiento de solidaridad, son aspectos significativos de este poder.

Hoy por hoy, la falta de información y la incertidumbre hacia el futuro de la profesión nos lleva a no tener capacidad para determinar los acontecimientos que tendrán lugar antes de finalizar el año. Estos acontecimientos harán de la ocupación del prevencionista un antes y un después. Muy probablemente, en el 2015 la profesión tenga una cara diferente a la que conocemos actualmente, y en mi opinión hay que estar preparados para ello. Compartir experiencias e intereses se hace, actualmente, un requisito imprescindible. Una necesidad de apoyo social y emocional, entendiendo unas dificultades desde las que normalmente se encuentra el técnico en su comunicación diaria con los diferentes agentes involucrados en la seguridad laboral, hacen necesario la creación de un contexto definitorio, de participación y de asociación.

En las ya actuales y próximas formas del trabajo como técnico en prevención la cuestión básica no es y no será lo que se hace, sino como se hace. Es decir, pasar de la tarea como técnico al proceso. Esto implica entender una profesión como la de prevencionista unida e interrelacionada donde muy probablemente las polivalencias están al orden del día. Todo este cambio que está sufriendo la profesión en función de las competencias necesarias para su ejercicio supone un futuro incierto, un camino en el que habrá que ir perfeccionándose en el conocimiento, colaboración y ayuda mutua.

En este sentido, una propuesta es la que lleva realizando desde hace varios años AVATEP, dando respuesta a las diferentes y muy variadas demandas que se les plantean. Los servicios que presta como la información que traslada en sus boletines, hace que independientemente del lugar del ejercicio de la profesión, el técnico o profesional vinculado a la prevención de los diferentes riesgos laborales tenga un hueco para ser escuchado y tenido en consideración. Encontrar un sentido a la profesión y hacerlo en AVATEP significa contribuir y dar significado, proporcionar una identidad profesional, generar una oportunidad para los contactos sociales y fundamentalmente transmitir unas creencias y valores preventivos que actualmente han quedado en desuso.