Futuro de la Seguridad Laboral

Futuro de la Seguridad Laboral

En este nuevo año saludamos a los trabajadores de Chile, pero, también a todos quienes participan en el proceso productivo.
31 Diciembre 2020

Estimados amigos, sabemos que, en el desarrollo de los países, en especial de su economía, hay una estrecha relación entre la producción viable, mirada desde el punto de vista utilidad-costo, pero, también la producción de bienes y servicios tiene vinculación con el desarrollo social de la comunidad donde se encuentra inserta, desde que, hay normativas de carácter ético, legal y utilitaria que establece un puente entre el bienestar, la seguridad y la salud de los trabajadores y la paz social.

Últimamente se ha establecido por los estudiosos de esta temática que, país goza de una mayor tranquilidad cuando sus trabajadores son felices, pues, la producción y la calidad de esta aumenta y disminuyen los costos de producción junto con la disminución de las bajas laborales, las enfermedades y la accidentabilidad de la gente que crea la riqueza.

EN ESTE NUEVO AÑO SALUDAMOS A LOS TRABAJADORES DE CHILE, PERO, TAMBIÉN A TODOS QUIENES PARTICIPAN EN EL PROCESO PRODUCTIVO.

La seguridad laboral en Chile, es un problema complejo, dado que, en los hechos,  por una parte se cumple con todas las exigencias que la Ley exige, pero, desde la otra parte de esta Luna con su lado oscuro, los niveles gerenciales siguen clavados en la teoría del agotamiento de los trabajadores. De hecho, hay dos problemas que son la base de la mayoría de los reclamos que los trabajadores hacen al sistema de producción, el primero, dice relación con la falta absoluta de Gestión de la Seguridad y, el segundo, con la falta de un sistema de previsión eficiente.

Esto último, en Chile, se ha transformado en una cuestión de carácter ético-moral, ya que las entidades encargadas de la salud, han entrado derecha y desembozadamente al camino del lucro y, por esta causa, se ha despreciado la atención y el amparo de los trabajadores, en los términos que el espíritu de la legislación protectora lo había ideado. Sin embargo, en el curso de los años, ha servido para que grupos económicos secuestren el sistema de previsión y lo trasladen, como todo el sistema previsional chileno, al terreno de los objetos de consumo, que sirven para realizar grandes negocios con pingues ganancias.

Chile, sin embargo, ha despertado y en su amanecer, exige manifestaciones de equidad y participación en igualdad, frente a los sistemas de creación de riqueza. En efecto, uno de los problemas del desarrollo individual o personal, ha sido, hasta ahora, la circunstancia que los empleadores, especialmente las grandes empresas, han sido avaros en participar de las utilidades a los trabajadores que las crean. Ello, no se ha hecho por la vía de entregar parte de las acciones, haciendo de ese modo a los trabajadores dueños de su propio trabajo, lo que implicaría un cambio de mentalidad en ciento ochenta grados, respecto de su posición frente a los medios de producción.

Las empresas y los empleadores, han sido lentos en entender las verdaderas fórmulas de impulso al esfuerzo y a la creatividad. Tanto es así, que ni siquiera han optado por lo regular, fácil y claramente entendible, el aumento de los salarios.

La avaricia del sistema ha creado en cambio lo que se ha dado en llamar el trabajo precario o la cesantía disfrazada. En Chile, hay aproximadamente 7.5 millones de trabajadores, pero, un alto porcentaje se les llama emprendedores. Tales emprendedores son trabajadores que, para paliar el hambre, venden, en la calle, a la salida de los grandes negocios del retailo o supermercados, chocolates baratos, aspirinas, parches para la piel, soda, helados, emparedados caseros, etc, etc. Si bien es cierto son la anarquía de los emprendedores, no pagan impuestos, no están registrados, deambulan de esquina en esquina en las ciudades, entregando mercaderías a personas de buen corazón, bondadosas, que las adquieren más que por que las necesitan, por solidaridad. Estos emprendedores, no gozan de previsión, salvo la común pública para indigentes. Menos aún, tienen protección contra los accidentes y enfermedades del trabajo.

Los emprendedores legalizados, formales, que acceden al mercado productivo son otra tragedia, su esfuerzo se agota rápidamente en pago de intereses a los bancos.

El trabajo precario, junto a salarios miserables, cuya diferencia radica solo en que estos últimos tienen un contrato de trabajo, en consecuencia, protección de salud laboral; la cesantía que actualmente ronda los dos dígitos, y los problemas de salud, higiene y enfermedades derivados del trabajo, son tres consecuencias sociales propias de la perversidad del sistema, constituyen la lógica, la esencia, la forma de ser del sistema económico-productivo y de relaciones de producción adversas a los trabajadores de nuestro país.

Los problemas de salud y seguridad en el trabajo son ampliamente conocidos, estudiados, analizados en las carreras de Ingeniería en Prevención de Riesgos, cuyas mallas curriculares en algunas Universidades alcanzan alturas de clara y permanente actualización. Es decir, los empleadores y las empresas se encuentran plenamente informados de los problemas que el sistema acarrea la vida, individual, familiar y social a los trabajadores y al país.

Sin embargo, actúan como si estos problemas no existieran y teniendo la gobernancia del país en cuarenta años, nada han hecho por remediarlos, de tal manera que los principales culpables, del estallido social en Chile, es la desidia, la ignorancia, la estupidez de los niveles gerenciales y sus vinculaciones a los niveles políticos de este país.

Los cambios que introducirán los postulados de la nueva Constitución, en materia de Seguridad Social y dentro de este gran tema, en materia de Salud y Seguridad Laboral, nos enfrentarán a un nuevo panorama que se adaptará perfectamente a al espíritu de la legislación nueva que traerá la Constitución en su forma democrática, es decir, la nueva Constitución dictada por la ciudadanía en su conjunto, que no es otra cosa que una política del Estado de Seguridad Social centrada en los Derechos Humanos, esto es, la Seguridad Social que reconoce que el propósito de toda organización ciudadana, debe tener como centro la persona humana, en vez de  los negocios y sus utilidades, como ha sido hasta ahora, entre ellos también el sistema de Seguros Sociales contra Riesgos del Trabajo.

Ello, implica revertir las estructuras del poder entregado a pequeños grupos y darlos al colectivo, a la sociedad entera por la vía de procedimientos y autoridades democráticas afines a estos principios.

Lo anterior implica reconocer el valor del trabajo humano como fuente de la creación de la riqueza, en consecuencia, actuar asumiendo los principios de defensa y de protección a quienes son los creadores de la riqueza nacional. Interesa entonces la metodología a seguir y las ideas que deben plasmarse en la Constitución.

Una de estas ideas es que la salud y la seguridad laboral deben estar en manos seguras. Para ello el Estado debe tomar parte activa junto a los trabajadores. De tal modo que las entidades hoy llamadas Corporaciones sin fines de lucro encargadas de la administración de los fondos reunidos para la protección de salud y económica de los trabajadores debe, léase Mutuales de Seguridad, deben ser dirigidas y administradas por un directorio que reúna con iguales poderes al Estado, a los Trabajadores y a las Empresas, con el fin que se dedique exclusivamente a promover la participación, la educación, la cultura preventiva por igual, a los agentes del estado, a los funcionarios de la Empresas y a los Trabajadores, evitando toda desviación de fondos, como ha ocurrido reiteradamente hasta ahora, en que por el arte del birle birloque, particulares usufructúan de los aportes de la salud y la seguridad con desmedro de la buena atención de los  trabajadores enfermos o accidentados, sea en atención médica, como en beneficios económicos, pensiones, montepíos y otros.

Debemos recordar que tanto posturas religiosas como laicas, coinciden en que el trabajo tiene una función social, en consecuencia, es ilegal, injusto y deshumanizado, todo sistema de desarrollo económico que implique la precarización de un grupo tan amplio e importante como lo es el de los trabajadores chilenos.

Pensar de otro modo, es retroceder derechamente a los tiempos de la esclavitud, pero, más aún, no tener la más mínima idea de economía y de desarrollo integral de una Nación.

La precarización de la vida laboral creada por condiciones de trabajo deshumanizado, traen como consecuencia todos los vicios de la sociedad, el alcoholismo, la drogadicción, la prostitución, las enfermedades mentales, junto a la miseria y al deterioro de la dignidad humana. Por eso, la gente, el pueblo, ha puesto este concepto como fundamento de todas sus luchas, señalando que las habrá “hasta que la dignidad se haga costumbre”. Expresión que debiera ser titular de todos los comentarios por el cambio y la renovación de nuestra patria.

Desatados lo vicios anteriores, la recuperación nacional se hace muy difícil, pues, la gangrena social que trae consigo, invade todas las instituciones como las mismas empresas, la milicia, la policía, la capa social dedicada a la política, la prensa y la comunicación constituyendo verdaderos círculos permanentes de corrupción.

Estimados amigos, en especial los  constituyentes, saludamos el advenimiento del nuevo año, esperando que la suerte de las mayorías de Chile, los trabajadores ganen a la perversión de un sistema de lucro y mercado por sobre la suerte de los hombres y mujeres de Chile. Saludemos un nuevo sistema de prevención laboral con una reforma a las normas de la Seguridad Social que regulan el sistema de los trabajadores; recuperación de la Seguridad Social y de la Prevención de los trabajadores por el Estado de Chile; creación de un directorio Nacional de ADMINISTRACIÓN DEL SEGURO SOCIAL OBLIGATORIO de carácter Tripartito; obligación de dar participación por la vía accionaria a los trabajadores de las empresas calificadas de “gran empresa”; recuperación del valor de compra de las remuneraciones de los trabajadores.

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