¿AMPUTACIONES LEVES?.- Cuidado con la subcalificación

¿AMPUTACIONES LEVES?.- Cuidado con la subcalificación

El diagnóstico de las lesiones de un accidentado laboral, que desde el punto de vista médico no ofrece dudas al final de un proceso de tratamiento y rehabilitación seguido por los profesionales de la medicina y en especial por los especialistas en la valoración de daños corporales, sigue siendo un problema en la calificación que algunos empresarios o sus técnicos de prevención introducen en el parte de accidente inicial que remiten a la Autoridad Laboral. Dando la calificación de leve pueden evitar la intervención de la Inspección de Trabajo y así esconden los déficits en las medidas de seguridad. No es frecuente obviamente pero ocurre.
4 Octubre 2017

La calificación inicial de gravedad  de un lesionado en accidente de tráfico viene siendo aplicado con pragmatismo por la Policía actuante quienes dentro de las 24 horas siguientes a la ocurrencia del hecho y de la evacuación de un herido a un centro asistencial vienen considerando leve cuando tras la revisión médica se decide el traslado a domicilio, reservado cuando queda en boxes de urgencias haciendo pruebas diagnósticas y analíticas,  grave cuando se decide el ingreso en planta de hospitalización, muy graves cuando pasa a la UCI y muerto cuando pasa a la morgue.

El seguimiento policial del diagnóstico médico más eficiente es el que alarga la obtención de información hasta los 30 días sobre todo para no perder la definición europea de muerto en accidente de tráfico que es precisamente el que fallece dentro de los 30 días siguientes a la ocurrencia del accidente.

 En España, la calificación de la gravedad de un accidente de trabajo corresponde al facultativo que atiende a la persona accidentada, que debe hacer constar en el Parte Médico de Baja si las lesiones producidas por el accidente fueron leves, graves, muy graves o mortales. Posteriormente, la empresa, responsable de cumplimentar el Parte de Accidente de Trabajo según lo indicado en las instrucciones de cumplimentación de los partes que detalla la Orden de 16 de diciembre de 1987, traslada al Parte de Accidente de Trabajo la calificación que consta en el Parte Médico de Baja. En este punto o momento en cuando el empresario o técnico de prevención pueden aliviar el diagnóstico para paliar las posibles interpretaciones de los órganos de control

Son estos datos los que se recogen en la estadística de accidentes de trabajo que publica el MEYSS. La fiabilidad de esos datos ya fue discutida en el año 2000 por Moreno-Suekun1 y otros que, para una muestra de 194 accidentes laborales atendidos en hospitales públicos de Navarra, compararon los datos de calificación de la gravedad que figuraban en los partes de accidente con los que se hubieran obtenido si para calificar las lesiones se hubiera empleado un índice objetivo en el cual se tuviera en cuenta la edad del paciente, los procedimientos asistenciales y la evolución clínica previsible. Los cálculos se realizaron con diversos modelos, y “pese a que los resultados hallados nos muestran un sesgo sistemático creciente de infravaloración de la gravedad por los modelos calculados, la actual incidencia de accidentes laborales graves según el Parte de Accidente de Trabajo, se multiplica entre 3,5 y 13 veces, con la aplicación de cualquiera de los modelos propuestos”. Por otra parte, debe señalarse que el problema no pasó desapercibido para los redactores del informe Durán , que entre sus recomendaciones incluyeron la de: “Definir con criterios objetivos y precisos la categoría pronóstico del accidente en leve y grave a aplicar cuando tiene lugar el mismo, e implementar un sistema que permita recalificar la gravedad del accidente cuando se produzca el alta del trabajador.

En el año 2003, Benavides y Serra , analizando la fiabilidad del conjunto del sistema de información sobre lesiones por accidente de trabajo concluyeron que “La baja fiabilidad detectada puede ser consecuencia (especialmente en algunas variables como la gravedad de la lesión) de las definiciones y de las clasificaciones vigentes” y para la variable gravedad de la lesión consideraron que “Una alternativa sería el registro de los días de baja, sin establecer una calificación de leve, grave y muy grave a priori, dejando esto para un tratamiento posterior de la duración, en función de estándares preestablecidos de acuerdo, por ejemplo, con los diferentes tipos de lesión”.

 Cuando en el año 2002 la Orden TAS/2926/2002, de 19 de noviembre estableció nuevos modelos para la notificación de los accidentes de trabajo posibilitando su transmisión por procedimiento electrónico y se introdujo el sistema DELTA, la notificación del grado de lesión no se modificó, pero en cambio se ampliaron en gran medida las posibilidades de codificación de la parte del cuerpo lesionada. Pero las bases de datos generadas gracias al sistema DELTA  ponen de manifiesto que el fenómeno de la subcalificación, lejos de haber desaparecido, sigue totalmente vigente. Habida cuenta de que parece poco probable que tan importantes sesgos en la calificación de la gravedad de los accidentes sean debidos a la ignorancia de los facultativos que la realizan, debe suponerse que las causas del fenómeno se encuentran en otro lugar. Un posible responsable podría ser el artículo 6º de la citada orden de 16 de diciembre de 1987 – que excepto en el formato de los partes sigue vigente – que dispone que “En aquellos accidentes… que sean considerados graves o muy graves… el empresario, además de cumplimentar el correspondiente modelo, comunicará, en el plazo máximo de veinticuatro horas, este hecho… a la autoridad laboral”. Puesto que en el “procedimiento ordinario” el empresario dispone de cinco días para remitir el parte de accidente a la entidad gestora o colaboradora y ésta de diez días para remitirlo a la autoridad laboral, es fácil imaginar que la celeridad en la comunicación impuesta por el artículo 6º alertaría a la autoridad laboral y daría lugar en la mayoría de los casos a la inmediata actuación de la Inspección de Trabajo. Evitar estas actuaciones podría estar en el origen de las erróneas calificaciones observadas, un problema que sería muy fácil de resolver  imponiendo la comunicación “rápida” para todos los accidentes que requieran atención hospitalaria. 

¿Qué opinas de este artículo?