La investigación de los accidentes laborales ¿cuándo? y ¿quién?

La investigación de los accidentes laborales ¿cuándo? y ¿quién?

La fórmula más adecuada y ética para estudiar los déficits de la prevención de riesgos laborales es el análisis de los incidentes sin lesionados que se produzcan en un contexto empresarial. El accidente (trabajador lesionado) si llega a producirse, no obstante, es un referencia de enorme valor para la mejora constante de la seguridad y salud de los trabajadores. Y su investigación requiere ser planificada con precisión y minuciosidad.
10 Junio 2020

Un accidente de trabajo se produce siempre en un contexto de imprevisibilidad. Los riesgos son situaciones posibles latentes que requieren medidas para que no consoliden en un hecho lesivo para algún trabajador. Pero se producen accidentes con lesiones y de inmediato aparecen los fantasmas de las responsabilidades que pueden y deben de ser evaluadas por entidades públicas y también privadas que tratarán de conocer las causas.

En la investigación de un accidente hay un elemento esencial que es LA ACTUACIÓN INMEDIATA la cual tiene dos vertientes simultáneas:

 - La atención al trabajador lesionado que en función de la gravedad aparente debe ser atendida por medios propios de la empresa o recurrir a los profesionales sanitarios. Esta decisión no se puede improvisar sino que debe estar muy claro quién la debe tomar y a dónde se debe llamar.

 - La definición y delimitación del área de conflicto del accidente y el precinto de la misma para conservar exactamente la situación de lugar y equipo de trabajo así como la conservación de los elementos de protección personal que utilizaba el accidentado, y mantener las huellas, marcas, vestigios y pìstas que permitan situar el contexto de la operación productiva que se estaba realizando así como reconocer el fallo producido en su caso en la máquina o el error cometido por el trabajador y su nivel de desatención o temeridad.

Ambas ACTUACIONES INMEDIATAS deben estar planificadas para ser realizadas al mismo tiempo de manera que un mando intermedio responsable de seguridad (recurso preventivo prioritario en este tipo de situaciones) dirija ordenadamente la situación comprobando que tanto la acción a) como la b) se llevan a efecto por personas distintas y de forma adecuada. Es recomendable que el mando intermedio tenga jerarquía suficiente para dirigir ambas actuaciones inmediatas (jefe de turno, jefe de sección, jefe de operación).

Pero la investigación no ha hecho más que empezar y aunque el mando intermedio puede avanzar una primera impresión de lo sucedido, la investigación del accidente debe de correr a cargo de personal especializado que conozca las técnicas investigadoras y esté preparado para proceder al análisis y a llegar a fondo en el conocimiento de las causas. Y ello no debe tampoco demorarse. La prontitud es sinónimo de calidad, pero también lo es la independencia.

En líneas generales la acción inspectora debería realizarse por un técnico de prevención con la máxima prontitud posible (no más lejos de las 24 horas siguientes al suceso), bien sea del Servicio de Prevención o bien en su defecto, de la Mutua de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales, y efectuar la investigación empezando por conocer la versión del trabajador lesionado (si está en condiciones físicas y psíquicas de responder) a las que debería sumar las declaraciones de los testimonios así como trabajadores de la misma unidad o línea de fabricación. La calidad de esa información puede ser dudosa por esconder temor a las responsabilidades, desatenciones o errores de unos u otros. Por ello hay que buscar testigos u opiniones en el marco del centro de trabajo para ver las coincidencias o discrepancias. Un solo testimonio no es ni jurídicamente válido o reconocido (“testis unus, testis nullus”). Con todas las versiones, el investigador debe ir al área de conflicto que debe de estar aun confinada y buscar puntos y razones de encuentro entre vestigios y explicaciones obtenidas.

Las anteriores estrategias investigadoras no suelen cumplirse y en muchísimas ocasiones, los Inspectores de Trabajo reciben la información mucho tiempo después y encuentran como investigación un parte de accidente de fechas muy posteriores al suceso con datos identificativos del trabajador y los equipos y con un recuadro final más enunciativo que demostrativo. Con suerte se encuentran un parte modelo “Delta” que en general se pierde en datos obtenidos de segunda mano que no permiten profundizar en la investigación y que casi siempre esconden la “causa de las causas como causa del mal causado”.

Se echa de menos un equipo de investigadores profesionales que bien sean funcionarios o bien técnicos de prevención superiores o intermedios, o incluso delegados de prevención con formación básica, tuvieran la formación adecuada en investigación de accidentes y que pudieran intervenir de manera eficiente e independiente.

La Inspección de Trabajo y Seguridad Social reúne todas las condiciones para actuar como investigadores de los accidentes graves y de hecho existen servicios de guardia permanentes en seguridad y salud para atender a denuncias sobre riesgos graves e inminentes o para asistir a los accidentes de mayores consecuencias para personas o cosas. Pero a este servicio no vienen llegando todos los casos que debieran, bien por temor de unos y otros a la sanción y/o recargo de prestaciones, o bien por pretender resolverlo sin la independencia de un  funcionario especializado (bien sea Inspector, Subinspector o Técnico colaborador).

Hay una solución que requiere la coordinación interadministrativa y es que ante la llamada inicial de auxilio sanitario cuando las lesiones son importantes y se llama al 112 (emergencias), en los casos de accidente laboral, el propio 112 dé cuenta a la Inspección de Trabajo de Guardia de seguridad y salud para conseguir su inmediata presencia e investigación. Lo habitual del 112 es movilizar a los servicios sanitarios y a la Policía judicial competente de la zona, obviando en primera instancia a la Inspección de Trabajo, con lo cual se pierde la oportunidad de profundizar en las causas específicas de deficiencias preventivas en el lugar y momento del accidente.

Un pacto de colaboración entre Policía e Inspección de Trabajo ayudaría sobremanera a conseguir la presencia inmediata del especialista laboral, independiente y competente. Esta propuesta razonable tiene el inconveniente de que las Guardias de la Inspección de trabajo en esta materia deberían reforzarse en cantidad y calidad de los inspectores y colaboradores. Sería un gran avance conseguir activar este modelo.

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