Empresa sostenible y Sociedad responsable, ejes de la acción frente a las crisis ambiental, climática y económica
Empresa sostenible y Sociedad responsable, ejes de la acción frente a las crisis ambiental, climática y económica

LA EMPRESA, MOTOR DEL DESARROLLO SOSTENIBLE
Definir una empresa como “sostenible” requiere crear conciencia sobre los desafíos, las oportunidades y las acciones que debe llevar a cabo para asumir su responsabilidad en la consolidación de una economía robusta, de la estabilidad climática, de la salud del patrimonio natural y del medio ambiente. Las políticas para fomentar tecnologías e inversiones "positivas para la naturaleza" son fundamentales, al igual que la educación para promover la conciencia sobre los desafíos que se deben enfrentar, y diseñar en consecuencia las estrategias para prevenir y resolver las situaciones adversas, incluyendo la modificación sustancial de los modelos de producción y los hábitos de consumo. En medio de múltiples desafíos globales conectados con la salud, la desigualdad, el clima y la naturaleza, aludir al día Internacional de la Biodiversidad, con su rotundo lema "Somos parte de la solución", es un buen motivo para llamar la atención de las empresas e invitarlas a reconocer su papel crítico en la protección y restauración de los sistemas naturales para asegurar un futuro más justo y resiliente. La empresa cumple un papel destacable en las acciones destinadas a hacer frente a las crisis ambiental, climática y económica.
Si bien las empresas reconocen cada vez más el papel esencial de la naturaleza como fuente de bienestar y salud para la humanidad, el Planeta supera cada año, con singular puntualidad, su capacidad para suministrar de modo sostenible los “servicios” que demanda una sociedad próspera y estable. Estos servicios, comúnmente conocidos como "servicios ecosistémicos", son beneficios que las personas disfrutan, sin casi ser conscientes de ello, de forma "gratuita", como si se tratase de un “derecho adquirido”, como ocurre con el agua, la fertilidad del suelo, la regulación de los ciclos naturales y el mantenimiento de un clima estable. Sin ecosistemas sanos y que funcionen, la capacidad de la naturaleza para proporcionar estos servicios se ve afectada y limitada, con consecuencias negativas, a menudo dramáticas, para el bienestar humano y la sociedad. Desde hace largo tiempo, numerosos científicos han hecho sonar la alarma sobre esta situación, y han puesto en relieve que el patrimonio natural mundial está disminuyendo a tasas sin precedentes en la historia de la humanidad.
Las soluciones climáticas naturales basadas en la naturaleza, tales como la plantación de masas arbóreas y forestales, que secuestran carbono de la atmósfera, son fundamentales, aunque no las únicas, para cimentar una verdadera resiliencia climática, y acelerar la descarbonización de la economía global. Las empresas pueden desempeñar un papel destacado en la aceleración de la recuperación climática y la regresión de la pérdida de biodiversidad fomentando soluciones enfocadas en esta dirección, que son fundamentales para combatir la emergencia climática, al tiempo que se protegen los ecosistemas de alto valor y se revierte la pérdida de patrimonio natural. Las estrategias basadas en “soluciones naturales” ayudan a las empresas a encaminar su transición hacia “cero emisiones”, las estimulan a adoptar iniciativas basadas en la bioeconomía circular, y a alcanzar objetivos de desarrollo sostenible.
SOCIEDAD RESPONSABLE, PUNTAL DE LA SOSTENIBILIDAD GLOBAL
También hay que recalcar que la sociedad, por su parte, reconoce cada vez más la interconexión entre la naturaleza y el clima, pero es necesario actuar y abordar las estrategias de control de una manera holística. En este sentido, una prioridad clave para las cumbres internacionales “COP”, que se vienen celebrando anualmente desde hace más de un cuarto de siglo, ha sido establecer medidas de prevención para que los hábitats naturales se adapten a los impactos de la crisis climática, y permitan superarlos. Lamentablemente, la falta consenso y de compromiso transversal y multilateral entre los países participantes en estos eventos ha frenado numerosas oportunidades de lograr resultados trascendentes en este terreno.
Todos los actores comprometidos con este reto deben asumir la urgencia de abordar conjuntamente los problemas. Situarse en el contexto del siglo XXI, y como meta media en el horizonte del año 2050, proporciona un marco para la acción empresarial en línea con la urgencia de los desafíos que deben ser enfrentados para que, al alcanzar dicho año, alrededor de diez mil millones de personas puedan vivir en un mundo próspero, seguro y acogedor. Para erradicar el modelo de producción lineal que ha llevado a las crónicas situaciones de crisis, los líderes empresariales deberán cambiar sus modelos de negocio, reconducir el capitalismo hacia la prosperidad y la creación de valor neto, centrar sus estrategias en la creación de resiliencia a largo plazo, y adoptar enfoques productivos que eviten dañar la capacidad regenerativa de los ecosistemas sociales y naturales.
EMPRESA, SOCIEDAD Y CAPITAL NATURAL, UN VINCULO INDISOCIABLE
Ha sido ampliamente demostrada la necesidad de asegurar que la economía global incorpore al capital natural en la toma de decisiones y estrategias conducentes al alcance de una situación de sostenibilidad integral. Previsiones generales indican que la naturaleza puede contribuir hasta en un 30% del importe económico necesario para mitigar la crisis climática, y cumplir con los objetivos establecidos en la Agenda 2030 de Naciones Unidas, pero solo recibe a cambio alrededor del 8% de financiación pública. Estimaciones acreditadas señalan que, si el nivel de inversión en capital natural fuese similar al que se destina a energías renovables, se lograría un avance significativo en el control del problema climático mundial y la protección de la biodiversidad. Para evitar la irreversibilidad de la crisis climática es imprescindible alcanzar cero emisiones netas de gases de efecto invernadero antes de 2050, y revertir el deterioro del capital natural en 2030. Cuanto más tardías sean las acciones correctoras y preventivas, más complejo y costoso será reducir los impactos y la posibilidad de mitigarlos, y más graves serán sus consecuencias para las personas y el Planeta.
La acción empresarial para abordar la crisis climática y la salvaguarda de la biodiversidad, junto con la presión ejercida por una sociedad civil cada vez más sensible en temas ambientales, adquiere impulso mediante compromisos responsables que contemplen objetivos de cero emisiones, apoyados en las tecnologías disponibles. Pero dichos compromisos deben ser ambiciosos para lograr revertir los daños ocasionados, y prevenir nuevas agresiones que generen situaciones que puedan llegar a ser irreversibles. Cualquier proyecto que apueste por la salud de la Tierra debe estimular a las empresas a enfocar la gestión del capital natural hacia el logro de los objetivos del Acuerdo de París sobre el clima y la recuperación del capital natural en el año 2050. En dicho sentido, han de desarrollar sus actividades en sintonía con organizaciones y expertos de todo el mundo, propiciando la colaboración entre sectores y grupos de interés y proyectar de modo transversal, multilateral y planetario la implementación de las opciones disponibles.
Restaurar y preservar la naturaleza, la biodiversidad y el clima requiere del esfuerzo concertado y responsable de todos. Pero este esfuerzo será recompensado con la consolidación de un Planeta saludable y próspero para los cerca de diez mil millones de personas que se estima lo poblarán a mediados del siglo XXI, siempre y cuando se adopten a tiempo las medidas preventivas y paliativas que la compleja y difícil situación del mundo global requiere.
Fuente: ¿Quo Vadis Terra? – M. Espaliat – 2024