Quiero ser nanocientífica (2/3)

Quiero ser nanocientífica (2/3)

La científica Virginia Gómez, que por su investigación sobre medición de nanoaerosoles obtuvo el premio Barcelona a la Mejor Tesis doctoral sobre PRL, nos explica su experiencia de doctorado.
12 Febrero 2017

En esta segunda entrega dedicada a mujeres en la nanociencia, con motivo del día internacional de las NIñas y la Mujeres en la Ciencia, contamos con el testimonio de la científica Virginia Gómezm cuya tesis doctoral titulada Aerosoles formados por nanomateriales. Monitorización y evaluación de la exposición en entornos laborales, le valió el Premio Barcelona a la Mejor Tesis Doctoral en PRL de las Universidades Españolas en 2015 y el Premio Extraordinario de doctorado de la Universidad de Zaragoza en 2016. La joven Dra. Gómez nos cuenta de primera mano su experiencia en el campo de la investigación científica. 

En España, aunque cada vez hay más mujeres que se matriculan en la universidad, son relativamente pocas las que escogen una carrera científica o una ingeniería. Según los datos de la UNESCO sobre las mujeres en ciencia, en España hay un 54% de mujeres que estudian un grado. Sin embargo, esta proporción baja hasta el 49% en las estudiantes de doctorado y luego hasta un 39% de investigadoras. Estas cifras demuestran que aún existen numerosos obstáculos que superar, desde los estereotipos que afrontan las niñas, hasta las responsabilidades familiares, pasando por los prejuicios que enfrentan las mujeres en el momento de elegir su campo de estudio.

Existen muchas ventajas a la hora de elegir una carrera de ciencias o una ingeniería ya que te permite adquirir una base sólida sobre la que construir tu carrera profesional. Es la opción preferida para trabajar en investigación, el sueño de muchos estudiantes de ciencias pero, además, la ciencia no tiene por qué practicarse sólo dentro del laboratorio, ya que cada vez hay más sectores profesionales que contratan científicos o ingenieros. Por ejemplo, es famoso el caso de los llamados “quant”, científicos que se meten a financieros, normalmente matemáticos o físicos que trabajan para grandes bancos tratando de entender cómo se comportan los mercados. Otro caso es el de bufetes de abogados especializados que están empezando a apostar por contratar químicos e ingenieros medioambientales.

En estos momentos estamos viviendo una revolución tecnológica. Muchas de las profesiones actuales se están quedado obsoletas y una formación especializada en ciencia y tecnología puede ser clave para tener éxito en el futuro.

En mi caso estudié una licenciatura en Químicas e hice un Doctorado en Nanotecnología. La Nanotecnología está considerada una de las áreas tecnológicas claves para impulsar la competitividad de Europa y afecta a todas las áreas de conocimiento “tradicionales”, desde la química hasta la medicina. Cada año se publican miles de artículos y cientos de patentes en el mundo sobre nanotecnología y en el mercado ya existen cientos de productos nanotecnológicos. Definitivamente la Nanotecnología es una opción de futuro. Así pues, durante mi tesis doctoral, tuve la oportunidad de investigar en un área paralela a la Nanotecnología, la Nanoseguridad, que trata de identificar y controlar los posibles efectos negativos de la Nanotecnología en la salud y el medio ambiente.

Trabajar en investigación tiene muchas ventajas: te permite pensar por ti mismo, te deja libertad “creativa” y es un trabajo en el que nunca te aburres. Olvida las ideas de que trabajar en un laboratorio es aburrido, cada día te toca lidiar con una cosa diferente. Por ejemplo, durante el postdoc te tocará hacer cosas como: presentar tus investigaciones en congresos, impartir clases, participar en tutorías, colaborar con actividades de divulgación, o reunirte con empresas. En mi caso, me ha tocado ir a unos altos hornos con casco y botas de seguridad o incluso, asistir a un equipo de la BBC que estaba grabando una serie de televisión en nuestro centro de investigación.

Otra cosa extraordinaria de trabajar en investigación es que se trabaja a un nivel internacional, con lo cual vas a tener la oportunidad de viajar, aprender idiomas y trabajar con mentes brillantes de todos rincones del mundo. Esto es algo que te quita muchos prejuicios y te enriquece como persona.

También creo que en el futuro cada vez habrá más flexibilidad a la hora de cambiar de profesión. En mi caso, después de hacer casi tres años de postdoc como investigadora en una Universidad de Reino Unido, he encontrado la oportunidad de incorporarme al mundo de la propiedad industrial trabajando como Patent Adviser para una de las firmas líderes en España, ABG patentes.

Por otro lado, la investigación también tiene sus altos y sus bajos. Aunque no hace falta que seas un genio para trabajar en investigación, es necesario estar dispuesta a dedicar mucho tiempo y esfuerzo. Sin embargo, creo que a la larga merece la pena. Si a pesar de todo no tienes del todo muy claro si quieres dedicarte a la investigación, hay multitud de cursos, prácticas, postgrados o másteres en los que puedes matricularte como paso intermedio para “probar las aguas” antes de lanzarte al doctorado.

Testimonios como el de Virginia son necesarios para que las niñas y jóvenes visualicen las profesiones científicas como una opción perfectamente elegible y factible. 

Mini-biografía:

Virginia estudió Químicas y hizo el Doctorado en Ingeniería Química en la Universidad de Zaragoza. Es una apasionada de la investigación y de la divulgación en temas relacionados con la Nanotecnología. Su tesis doctoral recibió el Premio Barcelona a la Mejor Tesis Doctoral en PRL de las Universidades Españolas en 2015 y el Premio Extraordinario de doctorado de la Universidad de Zaragoza en 2016. Desde hace más de dos años trabaja como investigadora en el Energy Safety Research Institute (ESRI) en la Universidad de Swansea, Reino Unido.

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