Salas Ollé, Carles
Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales. Diploma de Post-grado de Seguridad e Higiene Industrial.Médico especialista en Medicina del Trabajo. Investigador CerPie.
Profesor Asoc. Dept. Organización Empresas UPC.
Responsable SST T.U.S.G.S.A.L. / Camí de Can Ruti s/n. / 08916 Badalona (Barcelona) / Spain
+34 93 395 31 11 / csalas@tusgsal.es
Sola Ortiz, Javier
Asociado Sénior de la Firma Cuatrecasas, Gonçalves Pereira, Abogados. Licenciado en Derecho por la Universidad de Alcalá de Henares de Madrid.Diplomado en Gestión Empresarial por la Universidad San Pablo CEU de Madrid.
Máster en Asesoría Jurídica de Empresas por la Universidad Complutense de
Madrid.
Colegiado del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid.
Especializado en el asesoramiento integral global y permanente en materia laboral, Seguridad Social y prevención de riesgos a empresas, y su defensaen litigios ante la Jurisdicción Social y la Administración.07001 – Palma de Mallorca (Baleares) / Spain / +34 971 425 700 /
ABSTRACT
El paper aborda el estudio de esta profesión como profesión de riesgo en sí misma, así como el interesante y controvertido debate jurídico en torno a si dicha profesión merece o no la protección económica que, según la legislación laboral, han de dispensar las Mutuas de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales en colaboración con el INSS. Las azafatas de vuelo representan un importante porcentaje del personal que forma parte de una aerolínea, estando expuestas a una variedad importante de riesgos que van desde riesgos higiénicos a psicosociales, ergonómicos o de cualquier otra índole. El estudio detallado permite catalogar los riesgos de mayor impacto y valorar su influencia directa en particular en la mujer en edad fértil, con procesos de lactancia y/o embarazo.
Palabras clave
Riesgo aéreo, azafatas, tripulantes de cabina, embarazo y lactancia, maternidad, prolactina, radiaciones ionizantes, jet-lag
INTRODUCCIÓN
La profesión de Tripulante de Cabina de Pasajeros (TCP) lleva consigo una serie de condicionantes y riesgos laborales que son determinantes en el momento de valorar sus condiciones de trabajo.
Así, por ejemplo, la separación de su núcleo familiar, los horarios cambiantes de forma brusca o las condiciones de altitud, latitud o velocidad de vuelo son algunos de estos condicionantes.
Las condiciones medioambientales son otro de los elementos característicos ya que se pone de manifiesto que el espacio donde se desarrolla la actividad de estos profesionales, se trata de un espacio reducido, a veces angosto, cerrado, con escasez de luz, lo que unido a la larga duración de la jornada dentro del avión, provoca que muchas veces no se pueda siquiera ver la luz del día. Además, los espacios cerrados y reducidos son siempre propicios para que afloren los problemas, las tensiones y el estrés, máxime teniendo en cuenta que se trata de una profesión con exposición constante al público.
Asimismo, hay que destacar importantes deberes y obligaciones que generan trastornos de fatiga y fuertes dosis de estrés en los tripulantes, que demandan sacrificios personales que van más allá de atender correctamente a los pasajeros o del mero hecho de viajar, constituyendo exigencias habituales para un trabajo que debe alcanzar estándares globales establecidos por la normativa internacional en materia de aeronavegabilidad, calidad y seguridad en vuelo.
El trabajo de TCP está calificado a nivel mundial como una profesión de riesgo. La principal misión del servicio de a bordo es la seguridad de los pasajeros, según el manual de adiestramiento de la organización de la aviación civil internacional (parte E-1 apartado 2.3.4) “personal de cabina son los agentes de relaciones públicas de la aerolínea, atendiendo las necesidades de los pasajeros por medio de un servicio amable y eficiente, creando así una impresión favorable de la empresa”, pero además dice “Empero, la tarea más importante de los TCP es la que concierne a la seguridad de los pasajeros, los procedimientos a ser seguidos en situaciones de emergencia en los equipos y sistemas, la operación de emergencia de los sistemas salvavidas, y las acciones a ser seguidas en casos eventuales de emergencias”.
El trabajo a turnos produce una sintomatología relacionada con la salud, característica en estos trabajadores como problemas de ansiedad o agotamiento que dado el cambio de los horarios y la propia turnicidad afectan al ritmo del sueño y al prolongarse esta situación en el tiempo llevan al agotamiento físico. También el cansancio físico debido a que se requiere esfuerzo físico, que exige agacharse y levantarse constantemente, arrastrar y elevar pesos, etc., o las dolencias y lesiones de las articulaciones con problemas de espalda y cervicales ocasionados por tener que arrastrar equipajes, carros de las comidas y bebidas, etc. Se trata de un trabajo donde se dan pasos cortos y se está mucho tiempo de pie o arrastrándose peso, lo cual incide en los problemas relacionados con las extremidades y columna vertebral.
Finalmente, resultan habituales problemas relacionados con la pérdida de audición debido al sometimiento de estos trabajadores a niveles de ruido altos de manera constante, así como los cambios bruscos de presión y temperatura que se producen como consecuencia de la presurización/despresurización de los aviones. Además, son frecuentes las molestias auditivas (aerootitis).
Hasta la fecha, han sido muchos los pronunciamientos judiciales en nuestro país que han analizado la corrección o no de la práctica sistemática seguida por la mayoría de Mutuas de
Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales, consistente en denegar a las azafatas de vuelo el disfrute de la prestación por lactancia de riesgo que reconoce el artículo 135.bis de la Ley General de la Seguridad Social a todas las trabajadoras que cumplan con los requisitos establecidos en el artículo 26 de la Ley 31/1995. Dicha negativa, se ha basado en la opinión expresada en el documento denominado “Orientaciones para la valoración del riesgo laboral durante la lactancia natural” [1] [2] emitido por la Asociación Española de Pediatría por la Asociación Española de Pediatría. El supuesto es dudoso, en términos de prevención riesgos laborales, existiendo pronunciamientos judiciales diversos, a la espera de que el Tribunal Supremo determine cuál es la doctrina acertada en este tipo de casos.
ANALISIS DE RIESGOS DESTACABLES EN EL PUESTO DE TRABAJO DE TCP
Los riesgos en este colectivo se diversifican mucho debiendo estudiarse sus condiciones de trabajo desde la óptica de todas las disciplinas técnicas de la prevención de riesgos laborales.
Así, en las TCP, el desarraigo familiar se produce de forma involuntaria debido a los avatares propios del trabajo y las funciones de TCP en sí, resultando complicado participar de las actividades habituales en el seno familiar. Se manifiesta la dificultad de compatibilizar los descansos de fin de semana, con los del resto de la familia, así como las vacaciones y otras fiestas laborales.
Se trata en definitiva, de una dificultad en conciliar la vida laboral y la familiar importante.
La pérdida de la noción de tiempo y de lugar son situaciones que se experimentan regularmente. La fatiga es un mal muy frecuente entre la tripulación técnica y sus consecuencias pueden resultar perjudiciales.
Existen estresores específicos en el lugar de trabajo: la existencia de largas jornadas laborales, que en algunos casos pueden llegar a las 16 horas; cambios de husos horarios, retrasos, ruido continuo y vibraciones. Además, hay que añadir, la obligación de trabajar en contacto directo con personas de diferentes culturas y de condiciones heterogéneas; la masificación del transporte aéreo, así como la pérdida de prestigio social de la profesión.
Analizando más detalladamente estas circunstancias, a continuación se detallan cada uno de estos riesgos.
De entre los riesgos más destacables y que merecen mención específica están los psicosociales. Las causas de estrés que prevalecen son: los estresores de la tarea para un 51% (alta carga mental, falta de autonomía para decidir cuestiones que les conciernen por su trabajo y por el contenido de trabajo), además de los estresores del medio ambiente para un 25% (ruido, temperatura, espacios de trabajo…), síntomas físicos asociados al estrés ocupacional, y síntomas psicológicos asociados al estrés laboral.
Entre los primeros, es decir síntomas físicos asociados al estrés, los resultados que más destacan son: dolor cervical o en la espalda (71%), dolores de cabeza (40%), dolores en las extremidades inferiores (39%), y tanto el dolor en las extremidades superiores como las alteraciones digestivas, tienen la misma respuesta porcentual (37%).[8]
Con respecto a los síntomas psicológicos relacionados con altos niveles de estrés más frecuentes son: irritabilidad y nerviosismo (45%), dificultades para dormir (40%) y alteraciones digestivas o del apetito (37%), y dificultades para concentrarse (31%).[9]
También cabe destacar que el 40% de los trabajadores padece el síndrome de ‘burnout’, es decir, se encuentra “quemado por su trabajo” y atendiendo a este síndrome se destacan, asimismo:
Sensación de insatisfacción personal y profesional, en un 83%, desgaste y agotamiento emocional, en un 40%, dificultades para olvidar el trabajo después de la jornada laboral, en un 37%, sentimiento de indiferencia respecto a su trabajo, en un 30%. Los principales síntomas que presentan estos trabajadores “quemados por el trabajo” son: Cansancio y fatiga crónica, el 68%, frustración y baja autoestima, el 50%, sentimiento de que nada merece la pena, el 49%, y sensación constante de ansiedad y agobio, el 40%.[13]
Estos factores inciden también provocando desajustes psicofisiológicos del personal aeronavegante cuya manifestación más común y clásica es la “fatiga al vuelo”, que implica un frágil equilibrio motivacional-defensivo denominado Síndrome de Adaptación al Vuelo.
Los problemas médico-laborales de estos profesionales tienen que ver con los factores ambientales que afectan los parámetros habituales de la fisiología humana de superficie: disbarismos, aerootitis, cambios bruscos de humedad y temperatura de ambiente que afectan, entre otras, a la mucosa respiratoria del tracto superior, vibraciones de alta frecuencia, alteraciones de los ciclos circadianos y “desincronización del reloj endógeno” por el síndrome de los husos horarios (La expresión inglesa “jet lag” se ha trasladado al castellano corriente debido a la dificultad de sintetizar el llamado “síndrome de desincronización ligado a la diferencia de horario para los viajeros transoceánicos aéreos.” Se presentan todos los síntomas que resultan de la adaptación del organismo a un nuevo horario, siempre que se realice un viaje esencialmente a partir de una diferencia horaria de 3 horas), con su consecuente fatiga del vuelo, stress psicosocial, desadaptación social con permanentes cambios de residencia, etc.
En cuanto al jet lag, Las bases fisiológicas que lo explican, son que hay un gran número de ritmos biológicos que están sujetos al ritmo circadiano. El síndrome de la diferencia horaria resulta de tres desórdenes que están entrelazados:
- El primero es la desincronización externa, consistente en que las horas de las comidas, de actividad y del sueño se desplazan respecto a los puntos de referencias que eran habituales a la persona.
- Combinado con éste, se produce una desincronización interna. El cambio de horario obliga a una adaptación de los ritmos circadianos que no se hace a la misma velocidad en cada individuo. Después de una diferencia horaria de 6 horas, se necesitan al menos de 2 a 3 días para reajustar el ritmo de las temperaturas y varias semanas más para la adaptación de algunos ritmos hormonales.
- El último de los desórdenes es la falta de sueño, a menudo debida al viaje en sí y a las actividades practicadas por el viajero.
Las alteraciones del ritmo circadiano alteran el organismo y, en particular las secreciones hormonales, recuperar el ritmo circadiano de secreción hormonal requiere varios días con lo cual si se encadenan situaciones de “jet lag”, fácilmente no se recupera la "normalidad hormonal". El cansancio, la irritabilidad, la ansiedad y otros trastornos son frecuentes en estas circunstancias. Ello implica el desarrollo de la diabetes, de la obesidad y de los trastornos cardiovasculares derivados por un lado, o la alteración de la secreción de prolactina, que es una hormona que estimula la producción de lecha materna y que se ve alterada, asimismo, por las situaciones de estrés y fatiga, y no solo por la pérdida del ritmo circadiano; y de oxitocina, que es una hormona que estimula a las glándulas mamarias, por otro.
Se ha demostrado experimentalmente que la adaptación es más fácil cuando se realiza un desplazamiento al oeste -extensión del día de algunas horas- que hacia el este -reducción de la jornada con algunas horas menos-. La adaptación también se hace en función del número de husos atravesados. Los tiempos de reajuste son aproximadamente de hora y media por día en un vuelo hacia el oeste y de una hora para un vuelo hacia el este. Esto es debido a que el reloj biológico tiene un ritmo endógeno de 25 horas y acepta con más facilidad reajustarse a un período que sea superior a 24 horas que a un periodo inferior.
Otra complicación son los trastornos de humor, que van desde una simple irritabilidad hasta malestares psíquicos.
Hay otro factor a tener en cuenta que influye en el denominado efecto “jet lag” y es el hecho de que el aire que se respira en el interior del avión cuanto más elevado ha de volar, está mucho más enrarecido y es más artificial, en función de la atmósfera y cantidad de oxígeno, lo cual influye sobre la salud y afectará a los estos profesionales que han de estar sometidos a estas condiciones medioambientales con mucha frecuencia.
Además en las mujeres se producen alteraciones de sus ciclos menstruales existiendo una clara relación causal entre el stress del vuelo, la fatiga, la alteración de los ritmos circadianos y las dismenorreas.
Otro importante riesgo lo constituyen las radiaciones solares, que no son constantes existiendo aumentos considerables en caso de tormentas solares en alturas de crucero de vuelo como pueden ser 10000-12000 mt. y que, por ejemplo, desencadenan menstruaciones más abundantes con atrasos de días e incluso abortos por muerte de embriones en estado de blástula.
La radiación cósmica se forma por partículas que se desplazan a una velocidad próxima a la de la luz. Está constituida por dos componentes: uno de origen galáctico, y otro vinculado a la actividad solar.
Por la altitud que alcanzan, los vuelos de la aviación civil y comercial quedan más expuestos a los efectos nocivos de la radiación cósmica, porque a medida que los aviones se acercan a las capas superiores de la atmósfera, disminuye la protección que ésta ofrece.
A su vez, cuanto más nos acercamos a los polos de la Tierra, también decrece la protección de los campos geomagnéticos.
Existen diferentes estudios epidemiológicos que demuestran que los asistentes de vuelo tienen más probabilidades de padecer cáncer de mama, o incrementos de melanoma maligno entre la tripulación de cabina tanto femenina como masculina, por ejemplo.
Por otro lado, existen estudios que tratan de calcular con precisión el nivel radiación a la que las tripulaciones de vuelo y los pasajeros están expuestos en los vuelos de aerolíneas comerciales. Algunos de estos estudios indican que el personal de vuelo debería ser tratado como los técnicos de rayos X y los trabajadores de las centrales nucleares, puesto que su trabajo implica estarexpuesto a dosis de radiación más altas de lo normal.
En la misma línea de actuación se sitúan los criterios del Instituto Nacional se Seguridad e Higiene en el Trabajo dado que en su NTP (Nota Técnica de Prevención) nº 614 y titulada “Radiaciones ionizantes: normas de protección” [3], hace mención específica sobre Tripulaciones expuestas a radiación cósmica.
Tal documento señala que “las compañías aéreas deben considerar un programa de protección radiológica cuando la exposición a la radiación cósmica del personal de tripulación de aviones pueda tener una dosis anual superior a 1 rnSv por año oficial….”
Resulta complejo conocer cuál es la exposición a radiaciones ionizantes a la que se exponen los trabajadores TCP dadas las circunstancias en que se produce su trabajo y la no existencia de dosímetros personales que indiquen tal exposición, sin embargo, diversos estudios coinciden en cuanto a niveles de exposición determinando que la dosis efectiva anual media recibida por los tripulantes es inferior a 2 mSv, variando entre 0.2 mSv y 4.4 mSv (en uno de ellos); o que los valores de radiación son inferiores a 1 mSv sólo en el 2’9% de casos (en otro).
Sin embargo, la mayoría de los estudios demuestran que una dosis anual típica de radiación en este colectivo se sitúa entre 3 y 6 mSv. [5], [6] y [7].
Otro elemento a considerar seriamente es la altitud, ya que la altitud en que se desarrollan los vuelos comerciales es mayor que la que se pueda alcanzar en cualquier punto terrestre, y, al referirnos a datos y estudios obtenidos, hay que tener en cuenta que la población estudiada lo es en lugares en que la altitud es menos elevada que en los aviones, pero suponen cambios significativos con relación al desarrollo normal de la vida en lugares de la tierra donde no existe tal altitud.
En estos estudios se obtienen resultados al comparar el análisis de grupos humanos que viven a diferentes alturas, estos resultados demuestran que los niveles séricos basales de prolactina (PRL) y su respuesta máxima a la hormona liberadora de tirotropina (TRH) fueron significativamente menores en los nativos de altura en comparación con los del nivel del mar; lo cual conlleva las siguientes conclusiones: Los niveles séricos basales de prolactina y su respuesta máxima a la hormona liberadora de tirotropina fueron significativamente menores en los nativos de altura en comparación con los del nivel del mar, y, en consecuencia se alteran funciones hormonales tales como la producción de leche materna o la liberación de hormonas tiroideas.[11] [12]
Finalmente, y aunque relacionado con los aspectos ya mencionados de los factores psicosociales, hay que tener en cuenta el entorno de trabajo, ya que el mismo en una aeronave resulta limitado en espacio, disponiendo los trabajadores de espacios angostos, reducidos y cerrados; incluso con poca luz. Las TCP no disponen de espacios exclusivos donde dispongan de intimidad y confort necesario en los que disfrutar de pequeñas pausas en su jornada.
Todo ello redunda en sus condiciones de trabajo en todas sus facetas (seguridad, higiene y ergonomía y psicosociología) y precisa de análisis más profundos al respecto.
CONCLUSIONES
La profesión de TCP está sujeta a unos riesgos incuestionables, Tales riesgos afectan a los trabajadores debido a la altitud, el cambio de ritmo circadiano o el estrés y la fatiga, así como los riesgos físicos (radiaciones ionizantes y ruido) y el entorno de trabajo y jornada laboral a los que están expuestos.
En cuanto a las radiaciones ionizantes (cósmicas), existe suficiente bibliografía y estudios validados que demuestran su potencial efecto adverso sobre la salud y, por lo tanto, que demuestran que tales radiaciones suponen un riesgo significativo para la salud. Es necesario mencionar que el nivel límite de protección establecido para los miembros del público según la normativa vigente es España (RD 783/2001) [4], es de 1 mSv por año oficial. Como ya se ha mencionado en estos trabajadores es muy probable la superación de tal límite de exposición.
Según el RD 783/2001 las TCP constituyen personal expuesto de categoría B (artº 20) y no deben superar la exposición de 100 mSv en 5 años o 50 mSv en uno solo.
Asimismo, el mismo RD en su artº 10 establece que “Desde el momento en que una mujer, que se encuentre en período de lactancia, informe de su estado al titular de la práctica, no se le asignarán trabajos que supongan un riesgo significativo de contaminación radiactiva. En tales supuestos deberá asegurarse una vigilancia adecuada de la posible contaminación radiactiva de su organismo.”
El mismo RD menciona en su “TÍTULO VII Fuentes naturales de radiación que el Incremento significativo de la exposición debida a fuentes naturales de radiación:
“Artículo 62. Aplicación.
- 1. La autoridad competente, con el asesoramiento del Consejo de Seguridad Nuclear, requerirá a los titulares de las actividades laborales, no reguladas en el apartado 1 del artículo 2, en las que existan fuentes naturales de radiación, que realicen los estudios necesarios a fin de determinar si existe un incremento significativo de la exposición de los trabajadores o de los miembros del público que no pueda considerarse despreciable desde el punto de vista de la protección radiológica. Entre las actividades que deben ser sometidas a dicha revisión se incluyen las siguientes: …. d) Actividades laborales que impliquen exposición a la radiación cósmica durante la operación de aeronaves.
- 2. Los estudios a los que se refiere el apartado 1 se realizarán siguiendo las instrucciones dadas por la autoridad competente, las cuales estarán sujetas a las orientaciones que el Consejo de Seguridad Nuclear establezca al efecto del Decreto 783/2001, de 6 de julio, por el que se aprueba el Reglamento de protección sanitaria contra radiaciones ionizantes", establece en el artículo 10, sobre, protección especial durante el embarazo y la lactancia.”
Y en su artículo 64 añade:
“Tripulación de aviones
Las compañías aéreas tendrán que considerar un programa de protección radiológica cuando las exposiciones a la radiación cósmica del personal de tripulación de aviones puedan resultar en una dosis superior a 1 mSv por año oficial.
Este programa contemplará, en particular: Evaluación de la exposición del personal implicado, organización de los planes de trabajo a fin de reducir la exposición en el caso del personal de tripulación más expuesto, información a los trabajadores implicados sobre los riesgos radiológicos asociados a su trabajo y aplicación del artículo 10 al personal femenino de tripulación aérea.”
Esta última parte es prácticamente igual a la expresada anteriormente y que se cita en la NTP 614 del INSHT [3].
Por otro lado, la ansiedad y los niveles elevados de estrés suponen una limitación a la lactancia materna debido, en parte, a la reducción de la liberación de oxitocina y de prolactina.[10]
Como se ha mencionado, las alteraciones del ritmo circadiano alteran el organismo y, en particular las secreciones hormonales (oxitocina y prolactina entre ellas), recuperar el ritmo circadiano de secreción hormonal requiere varios días con lo cual si se encadenan situaciones de “jet lag”, fácilmente no se recupera la "normalidad hormonal". El cansancio, la irritabilidad, la ansiedad y otros trastornos son frecuentes en estas circunstancias.
Asimismo, la altura en la que desarrollan habitualmente sus labores las TCP son sin duda determinantes para afirmar que en época de lactancia pueden ver disminuida su secreción de prolactina y, en consecuencia, influir negativamente sobre el amamantamiento.
También es una evidencia que la jornada laboral que realizan las TCP obliga a pasar varios días fuera de casa impidiendo el contacto con el bebé, al estar alejadas del bebé, no pueden llevar a cabo lactancia natural, y el efecto estimulante que asegura la producción de leche materna (que se refleja en numerosos estudios como el más importante de los estímulos), como es la succión del niño, no se produce. Asimismo, se impide también la lactancia artificial a través de la recogida de lecha materna para administración independiente del amamantamiento al bebé.
Como ya se ha mencionado, está demostrado que las TCP se exponen a riesgos significativos con relación a las radiaciones y por tanto deben ser apartadas de tales riesgos, especialmente, durante la lactancia natural o embarazo.
En cualquier caso, parece evidente la necesidad de profundizar en el estudio del impacto de riesgos identificados en este puesto de trabajo y que, sin embargo, carecen de una evaluación de los mismos suficientemente elaborada como para disponer de una orientación clara de cómo afectan estas condiciones de trabajo a la salud de estos trabajadores.
Es necesario, pues, profundizar en el estudio de estos riesgos (radiaciones, “jet lag”, altitud, riesgos psicosociales o riesgos ergonómicos).
Cualquier evaluación de riesgos en este colectivo debe atender a los mismos y por ello precisa de metodologías variadas y específicas diversas.
REFERENCIAS
[1] “Orientaciones para la valoración del riesgo laboral durante la lactancia natural”, Asociación Española de Pediatría e Instituto Nacional de la Seguridad Social, 22 de enero de 2009.
[2] “Información complementaria al documento orientaciones para la valoración del riesgo laboral durante la lactancia natural”, Asociación Española de Pediatría, 17 de junio de 2010.
[3] NTP (Nota Técnica de Prevención) nº 614 “Radiaciones ionizantes: normas de protección”. INSHT
[4] REAL DECRETO 783/2001, de 6 de julio, por el que se aprueba el Reglamento sobre protección sanitaria contra radiaciones ionizantes. BOE
[5] Waters, M. A. et al. “Development of historical exposures estimates of cosmic radiation and circadian rhythm disruption for cohort studies of pan am flight attendants” . Am J Ind Med, 2009, 52, 10, 751- 761
[6] C. Sáez, Vergara, R. Dominguez-Mompell Román, C. Sancho Llerandi “Validación experimental de las dosis calculadas para las tripulaciones aéreas de IBERIA mediante espectrómetros de Si instalados de modo permanente en las aeronaves”. XVII Congreso de las sociedades españolas de Física Médica (SEFM) y XII de la de Protección Radiológica (SEPR)
[7] “Protection of Aircrew from Cosmic Radiation: Guidance Material”. NRPB (National Radiological Protection Board), HSE (Health and Safety Executive) y CAA (Civil Aviation Authority).
[8] “Guía para la Prevención de Riesgos Psicosociales en el sector del Transporte Aéreo”. UGT. [9] Proyecto Alborde “La atención al público y la salud de las trabajadoras”. CCOO.
[10] Orlando Díaz Tabares y Marta Luisa Soler Quintana “Aspectos epidemiológicos relacionados con la lactancia materna durante el primer año de vida”. Rev Cubana Med Gen Integr v.18 n.3 Mayo-jun. 2002.
[11] Solís J., José, Guerra-Garcia R., Róger, Acosta S. et al, “Secreción de prolactina en hombres nativos de las grandes alturas” Anales de la Facultad de Medicina.. An. Fac. med., ene./mar. 2011, vol.72, no.1, p.45-50. ISSN 1025-5583.
[12] Gonzales G., Carrillo C., Villena A. “Factores Biomédicos que determinan la fertilidad en la altura”. Acta andin;2(2):141-60, 1993. tab. Acta Andina. 1993,2:141-159.
[13] R. López Martínez & S. Bautista Ibáñez “El sindrome burnout entre los tripulantes de cabina de pasajeros”. Medicina Aeroespacial y Ambiental Vol. III Nº 5. Junio 2002