Control de pánico y gestión de multitudes en emergencias

La historia está marcada por sucesos en los que una multitud de personas, ante una situación crítica de emergencia (incendio, explosión, derrumbe, actuaciones masivas desordenadas de individuos en las que no había aparentes motivos que las justificasen...), ha provocado con su comportamiento que dicha emergencia se resolviera con desgracias mucho mayores de las razonablemente esperadas para las personas y las cosas. En esta presentación se repasa como gestionar el pánico y se muestran algunas medidas preventivas para la gestión de emergencias. Podemos concluir que el comportamiento humano en situaciones de evacuación o ante emergencias en nada se parece a la conducta ante una situación prevista o cotidiana. El pánico, el estrés y la incertidumbre desconciertan a cualquier individuo. Este comportamiento merece una especial atención a la hora de plantear acciones formativas para el personal o de elaborar reglamentaciones sobre prevención y planes de emergencia y evacuación.
Palabras Clave: 
emergencia, gestión, pánico
Autor principal: 
RICARDO
FERNANDEZ GARCIA

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Dr. Ricardo Fernández García

Responsanle EHS Momentive Specialty Chemicals Barbastro S.A. Avenida Escrivá de Balaguer, 6 A, 5ºB.22300 Barbastro (Huesca)Tfno: 974308700E-mail:    ricardo.fernandezgarcia@momentive.com

ABSTRACT

La historia está marcada por sucesos en los que una multitud de personas, ante una situación crítica de emergencia (incendio, explosión, derrumbe, actuaciones masivas desordenadas de individuos en las que no había aparentes motivos que las justificasen...), ha provocado con su comportamiento que dicha emergencia se resolviera con desgracias mucho mayores de las razonablemente esperadas para las personas y las cosas. En esta presentación se repasa como gestionar el pánico y se muestran algunas medidas preventivas para la gestión de emergencias. Podemos concluir que el comportamiento humano en situaciones de evacuación o ante emergencias en nada se parece a la conducta ante una situación prevista o cotidiana. El pánico, el estrés y la incertidumbre desconciertan a cualquier individuo. Este comportamiento merece una especial atención a la hora de plantear acciones formativas para el personal o de elaborar reglamentaciones sobre prevención y planes de emergencia y evacuación.

PALABRAS CLAVE:

Emergencias, pánico, gestión emergencias.

INTRODUCCIÓN

La historia está marcada por sucesos en los que una multitud de personas, ante una situación crítica de emergencia (incendio, explosión, derrumbe, actuaciones masivas desordenadas de individuos en las que no había aparentes motivos que las justificasen...), ha provocado con su comportamiento que dicha emergencia se resolviera con desgracias mucho mayores de las razonablemente esperadas para las personas y las cosas.

Recordemos dos trágicos acontecimientos uno más próximo otro más lejano.

  • Los supervivientes del accidente marítimo del barco Costa Concordia en la pequeña isla italiana de Giglio, cerca de Livorno, recrean la situación accidental como "el naufragio del Titanic". Aparentemente  el  comportamiento  de  su capitán, un hombre con un reconocido prestigio en la profesión no fue, repito aparentemente, el más adecuado.
  • La tragedia del estado Geysel de Bruselas, en los prolegómenos de la final la final de la Copa de Europa de fútbol de 1995 entre el Liverpool y la Juventus cuando, una multitud convencional que vitoreaba, aplaudía o silbaba sin interactuar unos con otros se transformó en una multitud expresiva, y las emociones hostiles pueden, a su vez, transformar a algunos de sus componentes en una multitud activa dispuesta a pasar a la agresión. Los seguidores británicos se abalanzaban contra seguidores italianos, rompiendo una valla de separación del campo. La multitud pisoteó a cientos de espectadores indefensos y en pocos momentos murieron 38 personas y hubo más de 400 heridos.

En ambos casos, el comportamiento deja de ser individual y pasa a comportarse como una masa ante una situación de pánico Un hecho constatado en la historia de los grandes siniestros es que el miedo a morir ha causado muchas más víctimas que el siniestro mismo.

Los medios de comunicación han contribuido también haciéndose eco y resaltando ese tipo de situaciones en las que los individuos se habían conducido sin ningún control. En la retina permanecen imágenes de personas que se precipitan al vacío desde un edificio en llamas (locales de recreo, hoteles, hospitales, centros comerciales...); individuos que se paralizan y son incapaces de reaccionar, pereciendo en el siniestro; multitudes agrediéndose tratando de alcanzar la salida o, en espacios abiertos con barreras, gente que se precipita sin control y agrede, tratando de abrirse paso.

Podemos concluir que el comportamiento humano en situaciones de evacuación o ante emergencias en nada se parece a la conducta ante una situación prevista o cotidiana. El pánico, el estrés y la incertidumbre desconciertan a cualquier individuo.

LA CONDUCTA INDIVIDUAL ANTE UNA SITUACIÓN DE EMERGENCIA

Ante una catástrofe a menudo las reacciones de las personas no son las apropiadas, pudiendo provocar como resultado numerosas pérdidas de vidas. Si describimos las reacciones más generalizadas, se puede decir que durante el período de impacto:

  • Del 1025 % de las personas permanecen unidas y en calma, estudian un plan de acción y posibilidades.
  • El 75 % manifiesta conducta desordenada, desconcierto.
  • Del 1025 % muestran confusión, ansiedad, paralización, gritos histéricos y pánico.

Figura 1.- Respuesta en caso de emergencia.

.- Emoción y conducta individual en situaciones de emergencia

Durante este proceso de percepción y evaluación, se produce paralelamente la vivencia a nivel emocional de la situación por parte del sujeto. La excitación característica producida por una situación de emergencia es etiquetada emocionalmente como el miedo - ansiedad - pánico - fobia.

Como criterio cuantitativo en la gradación de fenómenos inquietantes cabe situar eslabones ordenados de menos a más: miedo, ansiedad, angustia, pánico... Así:

  • el miedo es el temor al peligro concreto, específico, claro, evidente, que es captable desde la posición en la que se encuentra el sujeto. Del miedo la persona se defiende con medidas racionales.
  • La ansiedad es una vivencia de inquietud y desasosiego donde se anticipa lo peor. Es un temor difuso, vago e inconcreto, sin referencias. La reacción que suele provocar es de perplejidad, asombro, de una especie de embotamiento confuso que hace que no se reaccione de ninguna manera. A esto le llamamos "estado de alarma". Aquí los mecanismos de defensa van a ser inconscientes y conducirán a manifestaciones de histeria, hipocondría, obsesiones, fobias, pánico..., mecanismos de defensa anómalos.
  • El pánico es el miedo desproporcionado, que nos saca fuera de nuestro control, incapacitándonos para evaluar el peligro en forma real y escoger la mejor alternativa para enfrentarlo o huir de el.
  • La fobia es un temor desproporcionado, terrible, superior a uno mismo, que se produce ante hechos, personas o situaciones.

Hay un elemento común en todas ellas, el temor. Así, la amenaza es procesada y vivida produciendo un sentimiento indefinido de inseguridad.

LA CONDUCTA COLECTIVA ANTE SITUACIONES DE EMERGENCIA

El fenómeno llamado "conducta colectiva", "conducta de masas" o "dinámica colectiva", se definiría como toda conducta relativamente espontánea ejecutada por un grupo de personas ante un estímulo común en una situación indefinida o ambigua. Estos grupos de personas, generalmente transitorios y carentes de organización formal, reaccionan ante un conjunto inmediato de circunstancias de formas no convencionales.

La conducta colectiva así definida es relativamente espontánea y está sujeta a menudo a normas creadas por los mismos participantes. Las normas involucradas en ella no se derivan de la sociedad en general, incluso pueden ser opuestas a ellas.

Si nos fijamos, la mayoría de las conductas sociales están rutinizadas y siguen un curso normal de acción. Las personas se ajustan a normas que definen, en una variedad de situaciones, la conducta esperada en cada momento. Ahora bien, si se declara una emergencia, las normas que regían en la situación anterior quedarían suspendidas y el comportamiento dejaría de ser ordenado y predecible.

Por ello es imprescindible un buen plan de emergencia y evacuación donde se exponen las normas de organización humana donde frecuentemente no existen. Es aquí donde se debe poner el acento a la hora de realizar labores preventivas.

EL PÁNICO

Si hay una palabra que tiende a estar asociada con el comportamiento durante los desastres es la palabra "pánico".

Su gran peligro es que es altamente contagioso.

Todo ser humano ante una situación de peligro real o imaginaria, responde con miedo. Esta es una respuesta biológicamente congénita, nos protege como especie y ha permitido nuestra sobrevivencia. El miedo evita que cometamos actos imprudentes, nos permite evaluar la situación de urgencia y nos prepara para la lucha o para la huída.

En términos generales podemos decir que sentir miedo es bueno y hasta beneficioso, pero cuando el miedo es desproporcionado y sale fuera de nuestro control nos produce "ceguera psicológica" es decir nos incapacita para evaluar el peligro en forma real y escoger la mejor alternativa para enfrentarlo o huir de el. Asimismo viene acompañado de un intento irracional de huir, de llantos incontrolados, etc.

La conducta de pánico normalmente provoca la ruptura de las relaciones sociales cooperativas y desemboca en un incremento real del miedo y del peligro. Hablamos de pánico cuando se empuja, se derriba, se pisotea a personas y las salidas quedan obstruidas, cuando los individuos se portan con más egoísmo y falta de consideración de lo que es común y en grado mayor que el que aprueba la sociedad.

.- Condiciones para que se produzca

Para que se dé la aparición y el contagio, de forma general, deben darse unas condiciones:

  • Que exista un gran número de personas.
  • La escasez de salidas o vías de evacuación
  • Que los individuos estén en contacto unos con otros.
  • Que se dé la posibilidad física de ejecutar el impulso que normalmente no se realizaría. Para que se dé una conducta de pánico es necesario que exista la posibilidad de escapar y la de quedarse atrapado.

Figura 2.- Proceso de reacción "inadaptada" en masas

.- Que hacer cuando cunde el pánico

Un vez que cunde el pánico y el temor descontrolado se apodera de un grupo humano es muy peligroso tratar de colocarse delante de ellos y evitar que corran; posiblemente pasarán por encima de nosotros.

La mejor táctica es asociarse a ellos, gesticular más que ellos, gritar más que ellos, si se encuentran parados nos pondremos en el medio e impulsaremos a los de adelante a seguir la dirección correcta. Así arrastraremos a los de atrás a seguirnos. Si están en movimiento, nos pondremos a la cabeza del grupo, entre las primeras filas. Si van en sentido adecuado apresuraremos el paso. Si van en sentido contrario, los conduciremos en la dirección más conveniente para que cambien el sentido de la marcha.

Una vez fuera del peligro trataremos de CALMARNOS y al mismo tiempo calmar a los demás. La mayoría se tranquilizará y empezará a preocuparse por la situación. El pánico se terminó.

CRITERIOS PREVENTIVOS Y RECOMENDACIONES

El comportamiento del público está subordinado a dos factores:

  • Disposiciones permanentes, parcialmente educables del persona encargado de la gestión de la emergencia y del público en general, cuyo conocimiento es esencial para los servicios especializados: negación del peligro, afectividademotividad, práctica habitual  y  costumbre  o  grado  de entrenamiento. Necesitamos que cada uno  en  nuestro  trabajo  rutinicemos nuestra actuación en una situación de emergencia para que nuestra conducta sea la esperada.
  • Carácter específico del  acontecimiento. Así, el  éxito o fracaso de una conducta dependerá  también de: la naturaleza  y velocidad con la que se propaga el suceso, del medio (es esencial la calidad, el número de vías de evacuación y  un refugio  eventual), de las percepciones  sensoriales  (calor, humo, asfixia...) y de las decisiones tomadas (orden de iniciar y terminar la búsqueda de informaciones, opciones tomadas).

El elemento clave es el plan de emergencia y evacuación que trata de como gestionar estas situaciones.

EL PLAN DE EMERGENCIA

Es necesario, en primer lugar, que se cuente con las "medidas externas": medios técnicos y condiciones adecuadas de seguridad (diseño, constructivas, de material y de organización del plan de emergencia).

Así mismo se hace necesario trabajar "medidas internas". Los responsables, al preparar los planes de emergencia e intervención, deberán tener en cuenta, en especial cuando hay personal no adiestrado como los viajeros de un barco, la indiferencia general, la ignorancia de las normas que deberán respetarse y el carácter muchas veces irracional de las muchedumbres en las emergencias.

Por ello, el estudio de planos, la disposición de salidas de socorro y la intervención ante la emergencia dependen, para ser eficaces, en gran parte, del conocimiento del comportamiento de las personas presentes en la zona de la emergencia.

Para promover comportamientos del personal propio adaptados a las diversas situaciones críticas se hace necesario trabajar sobre las disposiciones y conductas que sólo se modifican a través de "medidas internas": la información y formación - adiestramiento de las personas, así como la selección, serán mecanismos para trabajar los comportamientos adecuados.

Sin lugar a dudas, si informamos a las personas gradual y adecuadamente y se apoya esto con un programa de educación eficaz al personal, las personas estarán en disposición de dar la respuesta adecuada a los peligros que puedan sobrevenir, mejorando considerablemente los resultados del procedimiento de alerta.

Veamos algunas partes del plan.

.- Medidas organizativas

En el citado Plan de Emergencia específico del lugar, tendremos en cuenta aquellos factores que mediatizan la puesta en práctica del plan: tipo de situación, tipo de siniestro, características del lugar, características de la población, nivel de formación, personalidad, condiciones físicas...

  • Elaboración  de  planes  de  información  previos  a  la  situación  crítica,  en  el desarrollo y para después de la emergencia.
  • No se debe delegar labores organizativas a personas susceptibles de tener conductas inadecuadas (selección).
  • Puesta en práctica del plan hasta automatizar las conductas esperadas según la emergencia, ocupándose en dicho plan de que las personas tengan y formen un papel activo en el mismo. Esencialmente, el trabajo debe ser con personal de permanencia fija. La mayor eficacia se logrará teniendo en cuenta la participación de todos con papeles asignados individualmente.
  • Se debe hacer un análisis periódico de los comportamientos emitidos en la activación del plan y eliminar, tras el análisis los elementos de disfunción del mismo. Establecer así, las necesidades de información, formación  y adiestramiento que se derivan los comportamientos esperados y no realizados.

.- El mensaje de alerta. La información en la emergencia.

El mensaje de alarma en situaciones de emergencia, es una información urgente, esencial y concreta. Avisa para tomar precauciones urgentes ante un suceso inminente de graves consecuencias. Estas medidas deben estar decididas previamente.

En el momento de la emergencia, la interrupción o ausencia de mensajes es una de las causas principales de las situaciones de caos que se pueden producir. Sin información la cooperación se hace difícil. Se utilizará para influir motivando, persuadiendo y/o controlando, según el momento en que se trate (antes, durante o después de la emergencia).

Las funciones de la alerta son:

  • avisar del peligro (si es posible evaluación del mismo),
  • propiciar una actitud adecuada para enfrentamiento e
  • informar de medidas muy precisas de precaución.

La redacción de los mensajes de alerta requiere de una verdadera especialización. Considérese que, por ejemplo, en grandes edificios la evacuación inmediata y totales peligrosa e impracticable. Así, la transmisión de información para planificar las medidas de desalojo, estableciendo la movilidad por grupos y el movimiento endirecciones preestablecidas, resulta esencial.

.- Simulacros internos de emergencia.

En ellos, se pondrá en práctica el plan de emergencia en su total desarrollo y las personas deberán aprender las claves para actuar adecuadamente:

  • Qué es lo que se tiene que hacer pensando en uno mismo y en los demás,
  • Dónde hay que dirigirse,
  • Qué es lo que debe hacerse, qué postura adoptar,
  • Cómo deberá actuarse sobre el exceso de celo,
  • dónde, cómo, con quién, para qué, durante cuánto tiempo se actuará...

Se trata de automatizar conductas bajo los supuestos preparados y en las condiciones más parecidas a las que se plantearían en una situación real de emergencia, para lograr la experiencia de control.

  • Se    repetirán    con    la    máxima    frecuencia    para    automatizar    dichos comportamientos, sobre todo en lugares donde el riesgo es elevado.
  • Se pondrá en juego la coordinación, detectando errores, evaluando la rapidez y eficacia de las actuaciones y contrastando el material dispuesto al efecto y su uso.
  • Se evaluará el grado de preparación y la efectividad de las conductas, de los mensajes y las distintas señales de evacuación.
  • Se entrevistará al personal observando su conducta ante la situación de emergencia (dificultades, conocimientos, necesidades...).
  • Se comprobará el ancho de vías, las posibles obstrucciones, los problemas de reentradas, la sencillez y comprensión de la señalización...
  • Se implantará un programa de control del mantenimiento de los comportamientos automatizados.

Tras una reunión de evaluación, se insertan en el Plan de Emergencia las conclusiones principales.

BIBLIOGRAFÍA

  • Dr. Ricardo Fernández García. Manual de prevención de riesgos laborales para no iniciados. 2ª Edición revisada y ampliada. Editorial Club Universitario. ISBN 13: 9788484546979. 2008
  • Manuel Fidalgo Vega. NTP 390: La conducta humana ante situaciones de emergencia: análisis de proceso en la conducta individual. Centro Nacional de Condiciones de Trabajo.
  • Manuel Fidalgo Vega.  NTP 395. La conducta humana ante situaciones de emergencia ante situaciones de emergencia: la conducta colectiva Centro Nacional de Condiciones de Trabajo.