Evaluación del confort personal en el puesto de trabajo

La identificación y evaluación de las condiciones de trabajo que afectan a la persona son las dos primeras, y puede que más importantes, tareas que deben llevarse a cabo desde la perspectiva ergonómica y psicosocial. Para ello se utilizan los denominados Métodos Directos de evaluación; estos métodos describen, desde el punto de vista del experto, el grado de adecuación de dichas condiciones. La división de las dimensiones que afectan a la persona en factores de tipo Físico, Mental y Psíquico, además de su interacción, pueden facilitar la comprensión, diagnóstico y diseño de las posibles intervenciones que se deriven de ésta evaluación. Así mismo los posibles daños derivados de las condiciones de trabajo presentan una relación más especifica con las patologías reconocidas en nuestro campo, si consideramos como inadecuadas las condiciones que se alejen del nivel de confort relativo a cada uno de los tres factores.
Palabras Clave: 
Métodos de evaluación; confort; confort físico; confort mental y confort psíquico
Autor principal: 
Ramon
Ferrer
Coautores: 
Inés
Dalmau

Ferrer, Ramon

Departament Metodologia de les Ciencies del Comportament / Fac. Psicologia / Universitat de Barcelona / Pas. Vall d’Hebron 171 / 08035 Barcelona / Spain

+34 93 402 11 00 Ext. 3083 / rferrer@psi.ub.es

Dalmau, Inés

Departament Organització d’Empreses / ETSEIB / Universitat Politècnica de Catalunya / Diagonal 647 10ª / 08028 Barcelona / Spain

+34 93 401 17 58 / dalmau@pe.upc.es

ABSTRACT

La identificación y evaluación de las condiciones de trabajo que afectan a la persona son las dos primeras, y puede que más importantes, tareas que deben llevarse a cabo desde la perspectiva ergonómica y psicosocial. Para ello se utilizan los denominados Métodos Directos de evaluación; estos métodos describen, desde el punto de vista del experto, el grado de adecuación de dichas condiciones. La división de las dimensiones que afectan a la persona en factores de tipo Físico, Mental y Psíquico, además de su interacción, pueden facilitar la comprensión, diagnóstico y diseño de las posibles intervenciones que se deriven de ésta evaluación. Así mismo los posibles daños derivados de las condiciones de trabajo presentan una relación más especifica con las patologías reconocidas en nuestro campo, si consideramos como inadecuadas las condiciones que se alejen del nivel de confort relativo a cada uno de los tres factores.

Palabras clave

Métodos de evaluación, confort, confort físico, confort mental y confort psíquico.

INTRODUCCIÓN

La Ley de Prevención de Riegos Laborales, y especial sus apartados referidos al ámbito de la Ergonomía y Psicosociología aplicada, tienen como uno de sus objetivos fundamentales la optimización de las condiciones de trabajo. Para ello no sólo se deben considerar los medios, métodos y/o técnicas que permiten identificar cuáles son estas condiciones de trabajo, sino que además deben valorarse sus grados de adecuación, desde situaciones muy desfavorables que deben modificarse urgentemente hasta aquellas en las que las condiciones son, en principio, óptimas. Éstas últimas, especialmente, las podemos relacionar directamente con el nivel de confort.

Los métodos de evaluación de estas condiciones pueden clasificarse en función de múltiples criterios: por su rango, en métodos generales (evalúan “todas” las condiciones laborales) y específicos (valoran en detalle sólo alguna de las condiciones); por el origen de la información, en directos (es el propio analista “experto” quién realiza la evaluación “objetiva”) e indirectos (la persona que ocupa el puesto expresa su opinión “subjetiva”.

Entre los métodos de evaluación que proporcionan una valoración global del puesto destacan, por la frecuencia de su utilización que los ha convertido en referencia básica, los métodos LEST, RNUR, EWA y el ANACT.

Analizando los factores abordados por estos métodos, las técnicas generales de análisis del puesto de trabajo y los datos que nos reporta la Encuesta Europea sobre las Condiciones de trabajo (1997), se evidencia que la consideración de las condiciones inadecuadas del lugar de trabajo que dichos métodos proponen de forma convencional no es suficiente, y es necesario incluir y analizar los aspectos relacionados con el bienestar físico, psíquico y social, es decir, con el concepto de Salud. Este nivel en las condiciones laborales que permite mantener la salud puede definirse como situación de confort. La evaluación de la situación de confort en la persona puede diferenciarse en las dimensiones físicas, mentales y psíquicas.

La situación de confort consiste en la consecución de un estado intermedio entre la carencia y la saturación, en la que no experimentamos ninguna necesidad que nos pueda distraer de aquello que requiere nuestra atención y nos permite concentrarnos en la tarea que estamos realizando.

En ningún caso se trata de conseguir que la persona se apoltrone, sino de conseguir que no tenga molestias en las que se centre su atención, o que impidan fijarla sobre otras variables más importantes para su seguridad y salud. No estamos hablando de un lujo sino de una necesidad.

CONFORT FÍSICO, MENTAL Y PSÍQUICO

Los métodos mencionados diferencian entre factores ambientales y de carga física. Los primeros también son analizados en el área de la Higiene Industrial aunque desde la perspectiva de sus efectos patógenos directos sobre el organismo. Considerando el objetivo de nuestra propuesta, su incidencia no se vincula directamente a patologías directas, sino que afecta al desarrollo normal de la tarea.

No entraremos apenas en la argumentación en favor del confort físico. La evidencia derivada del mantenimiento de posturas forzadas, sobrecargas, movimientos repetitivos, etc., nos demuestra que el malestar físico es el primero y más evidente síntoma de unas deficientes condiciones en el diseño del entorno ambiental de una tarea.

Las consecuencias del disconfort físico son casi inmediatas o a medio plazo, actuando como señal de alarma ante la que se debe recuperar la sensación de bienestar pues, de lo contrario, puede convertirse ésta en el objeto prioritario para el procesamiento de información de la persona, generando además disconfort psíquico.

El confort mental es el siguiente en verse afectado por un inadecuado diseño de la tarea y su entorno ambiental. Entendemos por carga mental el nivel de exigencia vinculado a todo lo que supone el procesamiento de la información. Es decir aquellos procesos que realiza nuestro sistema nervioso para sentir, percibir y procesar la información de nuestro entorno, recuperando además la información de nuestra memoria, en función de todo ello tomar decisiones, teniendo en cuenta los posibles errores y las consecuencias que de éstos se pueden derivar (ISO 10075:1991). El nivel en que se permita la adecuación de este proceso a las capacidades y aptitudes de las personas nos determinará el nivel de confort mental.

El confort psíquico no es tan evidente como los dos anteriores, aunque también puede tener graves consecuencias si no se mantiene. El modo de conseguir este confort radica, en gran parte en la cultura preventiva de la organización: la información y formación, y la promoción de los hábitos positivos de salud para que la persona sea su propia garante de conseguir condiciones pertinentes en el cuidado de su salud física, mental y social.

Entre los factores referidos a la organización que más pueden afectar a las condiciones de trabajo destacan: Tamaño de la empresa (característica de la estructura de la organización que incide a su vez contextualizando otros factores), Estilos de mando (coincidencia de preferencias), Grupos de trabajo (grupos informales, formales, tamaño,..), Exigencias de la tarea (contenido, monotonía, identidad,...), Remuneración (incentivos, retribuciones intrínsecas, extrínsecas...), Promoción (posibilidades, criterios,...) y sin duda Temporales (macrotiempo: turnos, jornadas, horas extras,.. y microtiempo: pausas, descansos, periodos de adaptación,...).

Conviene resaltar en este punto el papel que tienen sobre el confort en general, y especialmente sobre el confort mental y psíquico, los procesos de percepción o interpretación de la realidad que realiza la persona. Dicho de otro modo, el peso que supone la incidencia de las diferencias individuales en la repercusión de los distintos niveles de carga. La Ergonomía y Psicosociología pretende asumir, en muchos casos, un valor promedio de adecuación-inadecuación de los factores; sin embargo, el nivel real de incidencia especialmente en el concepto de confort, es función en gran parte de la percepción que sobre las condiciones del puesto que realiza la persona. Este punto incrementan significativamente la complejidad del desarrollo métodos de evaluación de ”todas” las condiciones de trabajo.

Los métodos de evaluación de las condiciones de trabajo deberían incluir la valoración de “todas” las condiciones del puesto, orientándose hacia la consecución de confort por parte de las personas que los ocupan. Entre los desarrollados recientemente, se observa la incorporación paulatina de estos conceptos. Sirva de ejemplo el método PSVAR, de evaluación de factores psicosociales del puesto de trabajo desarrollado por Mutua Universal y presentado en el CAES’99.

No debemos olvidar que la sobreactivación o subactivación de los procesos que debe efectuar la persona en el desarrollo de su tarea y la falta de tiempo necesario para su recuperación, pueden llevarla a alteraciones comportamentales que generen, en un primer momento un accidente y, a medio plazo y largo plazo, alteraciones psicosomáticas.

Debemos avanzar no solamente en el diseño de nuevas herramientas, máquinas y mobiliario, sino en el de nuevas condiciones del entorno físico y organizativo del trabajo, que permitan a las personas su reajuste en función de sus condiciones individuales y temporales, condiciones que incluyan este concepto, no restrictivo, de confort.

REFERENCIAS

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