Líderes tímidos: 5 trucos para mejorar las habilidades sociales
Líderes tímidos: 5 trucos para mejorar las habilidades sociales
La timidez no es solamente una cuestión de aptitud personal, sino que se refleja en la actividad profesional cotidianamente. Las estadísticas mundiales indican que una de cada diez personas se reconoce como tímida, si bien no accionan así en la totalidad de la vida, sino frente a determinados estímulos y situaciones.
Trabajo diariamente con personas con rasgos de este tipo que ocupan altos puestos de dirección en empresas de todas industrias, y, en general, se manifiesta con temor al rechazo, a las críticas, con distintos grados de inseguridad interior, y miedo por no ser suficiente para los roles que ocupan.
Ahora bien: no siempre se trata de timidez, ya que es frecuente que se la confunda con la vergüenza o la introversión.
Para conocer las diferencias es importante saber que la timidez, desde la acepción que se aborda aquí, es la sensación de inseguridad o vergüenza en uno mismo que una persona siente ante situaciones sociales nuevas y que le impide o dificulta entablar conversaciones y relacionarse con los demás.
Por su lado, la vergüenza es un sentimiento de incomodidad producido por el temor a hacer el ridículo ante alguien, y lo que éstos podrían pensar. La mirada está puesta en lo que el otro podría pensar o decir.
En cambio, la introversión es una actitud típica que se caracteriza por la concentración del interés en los procesos internos de la persona, según definió Carl Jung. Los introvertidos se interesan principalmente por sus pensamientos y sentimientos, por su mundo interior. Tienden a ser profundamente introspectivos; lo que significa que, entre estar con otros o solos, eligen esto último. Es un comportamiento más asiduo. El mundo interno adquiere preponderancia por sobre lo externo.
Una de las formas más evidentes de una persona tímida es su lenguaje corporal, que, del total del proceso de comunicación humana, representa aproximadamente el noventa por ciento -el otro diez por ciento son las palabras-.
Por lo general, si la persona tiene posturas encogidas, como para no llamar la atención; o con la cabeza baja, desvíos de la mirada y posiciones cerradas corporalmente, es posible que se esté frente a alguien con timidez. Es porque les parece que, de esta forma, no serán demasiado vistos.
Asimismo, suelen ser de pocas palabras, en tono bajo, incluso dubitativos, para no ser foco de interés.
Un rasgo notorio es el de querer tapar partes de su rostro, con las manos, o con el pelo si se lo tiene largo: así abonan su teoría de pasar lo más desapercibidos posible.
Y en cuanto a la vestimenta, suelen usar ropa formal, que no remarque las formas del cuerpo; colores discretos, diseños clásicos; y casi sin accesorios que puedan llamar la atención.
En cuanto a objetos, hay algunos que las personas tímidas suelen utilizar como refugios de su sentimiento interior. Uno de los favoritos es el celular, al que recurren para escuchar música, aislarse como si escribiesen mensajes, o mantener charlas reales o no (admitámoslo: este último truco lo utilizan también personas que no son tímidas, por el simple hecho de rehuir de situaciones incómodas).
Otros que usan son los que mantienen ocupadas sus manos, como carpetas, libros, maletines, carteras y mochilas: en su imaginario las ven como escudos protectores; de allí que no es extraño que las coloquen delante de si en cualquier conversación, de pie, o apoyados en sus piernas o en una mesa, justo frente a su cuerpo.
5 trucos para vencer la timidez
En mi trabajo como entrenador de ejecutivos, he comprobado que la habilidad social de comunicarse, expresar las ideas, mirar a los ojos y conectar con las demás personas, sin temores, se puede desarrollar. Son competencias esenciales, de las llamadas “habilidades blandas”, para poder trabajar y llegar a liderar equipos.
Estas cinco ideas te ayudarán a mejorar mediante la práctica cotidiana:
1) Utilizar posturas de poder.
Por ejemplo, la posición del superhéroe y superheroína, con el torso erguido, los hombros levemente hacia atrás y la mirada hacia arriba y al horizonte.
Prueba caminar en esta posición que, al principio, te parecerá exagerada, aunque podrás ir modulándola a tu natural estilo de ser, hasta, finalmente, adoptarla para distintas situaciones donde necesites superar tu timidez.
2) Mira a los ojos.
Uno de los principales motivos intimidantes para las personas con rasgos tímidos es la imposibilidad de sostener la mirada.
Entrenándote en hacerlo por periodos cortos hasta afianzar este recurso, te dará más seguridad, a la vez que observarás cómo logras conectar mejor con las demás personas.
Te sugiero que aproveches situaciones sociales como un cocktail, una presentación o una convención para entablar nuevos vínculos y exponerte progresivamente, sin forzarte.
3) Entrénate en hablar en público
De solo pensarlo, puede ser la situación más intimidante para personas con retraimiento social. Lo conveniente es exponerse paulatinamente en pequeñas reuniones de trabajo o sociales con pocas personas, hasta ir aumentando. Hacerlo de esta forma te ayudará a superar estos sentimientos restrictivos internos.
Para practicar, puedes grabarte con el celular y analizar tus videos: es posible que los primeros no te gusten, aunque después encontrarás que hay detalles que comienzan a agradarte.
Otro tip práctico: Te recomiendo que prepares tus presentaciones con suficiente tiempo; ensáyalas y verás cómo tu timidez va disminuyendo a medida que te expones paulatinamente.
4) Explota tu atractivo corporal, en vez de esconderlo.
Posiblemente haya alguna parte de tu cuerpo que te agrade más que otra. Puede ser tu rostro, tu cabello, tus piernas, tus manos.
La idea es que las resaltes sutilmente, y que no temas mostrarte tal cual eres, como forma de conquistar más seguridad en ti. Observa la repercusión que vas teniendo en las demás personas, y cómo se va conciliando tu autoimagen interior con lo que muestras hacia afuera.
5) La carta ganadora: tu sonrisa
Cuando la persona manifiesta timidez hay un recurso que no falla: la sonrisa. Es la gran conectora con emociones y sentimientos. La idea de este ejercicio es que lo hagas espontáneamente, sin bajar la mirada.
De igual manera te sugiero que empieces a aceptar los halagos y reconocimientos sin sonrojarte, una manifestación típica de la timidez. Para lograrlo, simplemente escucha atentamente lo que tienen para decirte, mira a los ojos, sonríe y di, sencillamente, “gracias”. Eso es todo.
Recuerda que, ante casos de timidez extrema, donde tus posibilidades de relacionamiento social se ven reducidas prácticamente a cero, necesitas acudir a un psicoterapeuta, para poder abordarlas y encauzar una forma asertiva de habilidades sociales que te permitan evitar este padecimiento.
Como dice Edme Beauchene, el médico francés que atendía a Luis XVI, Luis XVIII y de Carlos X: “La timidez se compone del deseo de agradar y del temor de no conseguirlo.” Y sabía de qué hablaba, ya que algunos de ellos tenían rasgos de extrema timidez.
Quizás sea hora de desapegarte de la ambición de caer bien a todo el mundo, y mostrar tu versión más auténtica; de soltar mandatos y creencias que, generalmente, vienen desde la primera infancia. Y, al fin, expresarte sin timidez en el mundo, respetando tu estilo y tu “tempo” personal.