¿Conciliación socio-laboral? Integremos calidad de vida y calidad en el trabajo

¿Conciliación socio-laboral? Integremos calidad de vida y calidad en el trabajo

divendres, 20 abril 2007

El trabajo realizado a lo largo de los últimos años continúa dando sus frutos, las tasas de accidentes mortales en Europa de 2000-2004 se han reducido en un 17%. La apuesta de la Unión Europea y de sus países integrantes por la seguridad y la salud de los trabajadores es evidente, pero permítanme una breve consideración.

En un mundo tan competitivo como el actual, compaginar nuestra profesión (sea la que sea) con nuestras obligaciones personales es una tarea bastante difícil. Por otro lado, nuestro trabajo como técnicos de prevención nos presenta múltiples desafíos e inquietantes desasosiegos, ya que preservar la salud de las personas en su territorio de actividad laboral es, cuando menos, complejo, difícil y en muchos casos estresante para los profesionales de la prevención ya que tenemos innumerable normativa que aplicar y mucho trabajo que realizar, pero me gustaría ir un poco más allá.

En el compromiso que adquieren las diferentes administraciones públicas por la seguridad, la igualdad de oportunidades… creo que, muy a menudo, olvidan un hecho importante (sobretodo en España), la ayuda a las familias. Son innumerables las advertencias del envejecimiento de la población, pero por otra parte, Europa dedica aproximadamente 1 euro a ayudar a la familia, de los 28 euros de media que dedica a gastos sociales[1].

Sin entrar en otro tipo de consideraciones, la escasa, por no decir nula ayuda nos obliga a hacer malabarismos contables en las economías familiares para compaginar nuestra vida familiar con nuestras obligaciones profesionales. Estas situaciones influyen sin lugar a dudas en nuestro trabajo como técnicos (pero mejor dejemos que sean los encargados de la psicosociología los que hablen al respecto), la falta de armonía entre vida laboral y personal genera unos niveles de estrés que repercuten no sólo sobre nuestra salud, si no por contagio en aquella que teóricamente tenemos la obligación de velar.

España es uno de los países europeos con la jornada laboral más amplia, pero a su vez saltan las alarmas al hablar de productividad, en donde nos situamos a la cola de Europa. Largas jornadas de trabajo no se corresponden con productividad y, a su vez, dificultan la correspondencia entre la vida familiar y laboral, tal vez sea el momento de replantearnos el cómo lo hacemos, y no confundir duración con calidad, a largas jornadas laborales le corresponden indicadores de productividad [2] y calidad laboral pobres.

Nuestra cultura hace del permanecer en el puesto de trabajo un falso reflejo de buena imagen profesional. Digamos que la confusión ha sido el estar con el ser, y se ha pervertido hasta el punto la esencia que hemos llegado a convertir lo importante en el estar, aunque este se convirtiera en una auténtica lacra de absentismo mental llegando a separar cuerpo y mente, ocupamos espacio físico pero nos queda a miles de kilómetros laborales; el reto al que nos enfrentamos tanto a nivel económico como preventivo, es el incremento de la productividad y la calidad.

Y se preguntarán ¿Por qué este enfoque desde la perspectiva preventiva? Pues muy sencillo, porque tenemos que adaptarnos debido a los cambios productivos de este siglo a la nueva situación laboral en la que los trabajadores realizan, y cada día más, parte de sus tareas o incluso todas, fuera del ámbito territorial de la empresa, y por tanto debemos empezar a considerar la flexibilidad en los horarios de entrada y salida del centro de trabajo no como una conquista social si no como la única manera efectiva de crear empresa. En fin, innumerables situaciones específicas se nos vienen a la mente a todos, y este es un reto al que los técnicos de prevención nos tenemos que enfrentar ya, la consideración del hogar como una prolongación natural de la empresa generará no sólo grandes controversias, si no que aparecerán nuevos riesgos laborales, nuevas situaciones y por tanto nuevos nichos de análisis y nuevas preocupaciones para el profesional de la prevención.

Por otra parte, como ya hemos dicho anteriormente, incremento de productividad no es sinónimo de jornadas laborales más extensas, antes bien es su contrario, al igual que incrementar la presión del tiempo es el antónimo de la calidad.

Siendo conscientes que un número significativo de empresas ya tienen en el marco de su cultura el favorecer la posibilidad de compaginar la vida laboral con la familiar, estamos en el momento de empezar a realizar análisis finos para intentar traducir estos números en valores concretos que precipiten en el resto de las organizaciones la adopción de medidas similares por el convencimiento natural.

Sin lugar a dudas, aún queda mucho camino por recorrer, y facilitar a los trabajadores el poder “llevar sin agobios” todas sus responsabilidades (laborales, personales, sociales, políticas…), no sólo permitirá aumentar la productividad y la calidad de nuestras empresas, productos y servicios sino que por extensión repercutirá en nuestra economía y permítanme que sea un poco egoísta también nos ayudará en nuestras tareas de técnicos de prevención.

[1] Informe Evolución de la Familia en Europa 2006. Institute for Family Policies

[2] Euroíndice IESE-ADECCO

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