rsc = e´e

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divendres, 16 febrer 2007

Definir la responsabilidad social corporativa es una tarea difícil, porque definir supone limitar, y a cualquiera le cuesta limitar algo que cree que es, por su propia naturaleza, bueno. Y, como muchas otras cosas buenas, son muchos los caminos posibles. Así que, si me lo permiten, en lo que sigue les expondré mi camino que, en muchos aspectos, coincide con el de los escépticos de la responsabilidad social corporativa.

Entre estos escépticos, uno de los más reconocidos en el campo universitario fue el profesor y Premio Nobel de economía Milton Friedman. Las ideas de Friedman sobre la responsabilidad social corporativa se recogen en un célebre artículo del recientemente fallecido profesor para la revista New York Times[i], y pueden sintetizarse en los siguientes diez puntos:

1. Sólo las personas pueden tener responsabilidades. Cuando se habla de responsabilidad social corporativa, la gente suele referirse a los directivos de las empresas.

2. En un sistema de economía de libre mercado, los directivos de las empresas tienen una responsabilidad frente a sus accionistas: conseguir tanto beneficio como sea posible de acuerdo con las reglas básicas de la sociedad, es decir respetando la legislación y los usos éticos.

3. Si el directivo tiene una "responsabilidad social" y no es pura retórica, debe significar que actúa de una forma distinta a los intereses de sus accionistas.

4. Por lo tanto, estaría gastando el dinero de sus accionistas, imponiéndoles un impuesto y decidiendo cómo invertir dicho impuesto.

5. De esta forma, el directivo se convierte en un funcionario público, con poderes legislativo, ejecutivo y judicial. Y sin que nadie lo haya elegido mediante un proceso democrático.

6. Por ello, la doctrina de la responsabilidad social supone la aceptación del punto de vista socialista, de que los mecanismos políticos y no los mercados son los apropiados para determinar la distribución de recursos escasos.

7. El argumento no es muy distinto si el que asume esa responsabilidad es uno de varios accionistas, actuando frente al resto. En el caso de un empresario individual, las cosas sí que son distintas puesto que se trata de su propio dinero.

8. Por lo tanto, en la práctica, la responsabilidad social corporativa es un envoltorio de acciones que se justifican en otros campos (beneficio a largo plazo) más que la razón de esas acciones.

9. En el caso anterior, no se puede acumular mucha indignación para denunciar ésa hipocresía.

10. Por todo lo anterior, considero que la responsabilidad social corporativa es una doctrina fundamentalmente subversiva.

No sé ustedes, pero yo personalmente, estoy muy de acuerdo con el discurso del profesor Friedman, salvo en los puntos seis (no creo que la aceptación de la responsabilidad social corporativa suponga necesariamente aceptar el punto de vista socialista), parcialmente el punto siete (habría que añadir: siempre y cuando ello no suponga una desgravación fiscal), y totalmente en el punto nueve (creo que la hsc o hipocresía social corporativa, debe ser denunciada). Pero sobre todo estoy en contra de su última afirmación, la responsabilidad social corporativa no es una doctrina fundamentalmente subversiva (o un error, como parece sugerir el título de este editorial).

Y, ¿cómo es posible estar de acuerdo con la mayoría de los argumentos anteriores y no con la conclusión? Pues, y aquí viene mi interpretación, porque tal y como se dice en el punto dos se trata de un asunto de ética: la ética de los accionistas (e'), lo que los accionistas consideran que es una actuación buena o mala con respecto a sus trabajadores, el medio ambiente y la sociedad en general (entre otros); y del consiguiente comportamiento ético de los directivos (e), un comportamiento que debe evaluarse y exigirse. No se trata sólo de lo que las empresas hacen con sus beneficios, sino sobre todo de cómo consiguen estos beneficios.

Desde este punto de vista, la puesta en práctica de la responsabilidad social corporativa exige, en primer lugar, que los accionistas expliciten qué es lo que consideran ético respecto a una serie de asuntos, no sólo de una forma genérica ("nos preocupa el medio ambiente"), sino sobre todo fijando objetivos y plazos concretos ("vamos a reducir nuestras emisiones de CO2 en un 30% durante los próximos 5 años"). Esta política y sus objetivos deben hacerse explícita y públicamente, y someterse a revisiones y modificaciones periódicas.

En segundo lugar, supone evaluar el comportamiento ético de los directivos. Si esto no se hace, el directivo puede suponer que su actuación no es poco ética, escudarse en que sus acciones son en beneficio de la empresa, y contar con que su comportamiento no será detectado y -si se detecta- que la empresa sabrá disculparle. Estas tentaciones pueden aparecer como consecuencia de presiones por el beneficio a corto plazo pues, en general, la responsabilidad social corporativa rinde a largo plazo.

Lo que sí es subversivo, y además reaccionario, es pensar que la forma de conseguir beneficios en el siglo XXI debe ser la misma que en los siglos XVIII y XIX, o utilizar la hipocresía social corporativa como un elemento de la imagen pública de la empresa.

[i]Friedman, Milton (1970).The Social Responsibility of Business is to Increase its Profits. The New York Times Magazine, 13 de Septiembre de 1970.

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