Riesgos laborales en entornos extremos: una visión psicológica
Riesgos laborales en entornos extremos: una visión psicológica
Se puede considerar como “extremo” todo entorno para el cual el ser humano no está naturalmente adaptado. Como ejemplos terrestres tenemos las regiones polares, los desiertos, las regiones de alta montaña o los entornos submarinos. Gracias al progreso de la tecnología, el número de personas que trabajan en estos entornos durante temporadas más o menos largas aumenta significativamente. Los equipos de las estaciones científicas antárticas, por ejemplo, trabajan -juntos- durante varios meses. En el buceo de saturación que se efectúa en las plataformas off-shore, los buceadores permanecen varias semanas en habitáculos hiperbáricos. Y desde el primer vuelo espacial de Yuri Gagarin (1961), la órbita circunterrestre y el espacio exterior constituyen otro entorno de trabajo extremo para los seres humanos.
En la conferencia del ORP’2006 presentaremos en primer lugar los factores de riesgo ligados a estos entornos, que pueden clasificarse en dos grupos. El primer grupo está relacionado con la diferencia significativa de condiciones naturales que existen entre los entornos extremos y los entornos en los que el organismo humano fue optimizado durante su evolución. El primer grupo de factores de riesgo está constituido por los estresores ambientales, entre los cuales destacan la microgravedad y la radiación del espacio, las temperaturas extremas de los desiertos y de las regiones polares, las condiciones hipo e hiperbáricas de la alta montaña y de los entornos de trabajo submarinos, y los cambios del ciclo luz-oscuridad habitual (en el espacio, en las regiones polares...). En general estos estresores requieren o bien procesos complejos de adaptación fisiológica, o bien medidas de protección específicas, para que se pueda vivir a pesar de ellos. El segundo grupo de factores de riesgo está relacionado con el hecho que trabajar en entornos extremos requiere en general que los seres humanos vivan en hábitats relativamente pequeños y confinados durante un periodo prolongado -pensemos en una estación espacial, en los submarinos, en las bases de las regiones polares o de la alta montaña-. Estos trabajos conllevan condiciones de vida duras, una disminución del campo de referencias medioambientales y una situación psicosocial caracterizada por la falta de privacidad, la monotonía social y el aislamiento respecto a la red de familia y amigos.
En la conferencia se describirán en segundo lugar los efectos psicológicos de los dos tipos de factores de riesgo sobre el rendimiento, el bienestar individual y las relaciones interpersonales, a partir de datos empíricos obtenidos en vuelos espaciales, en campañas invernales y en estudios de aislamiento. Como se verá, los procesos fisiológicos y el rendimiento cognitivo y psicomotor presentan por lo general un alto nivel de adaptabilidad a las condiciones ambientales específicas de los entornos extremos. Sin embargo, los efectos del aislamiento y del confinamiento sobre el bienestar individual y la dinámica de las tripulaciones y equipos son factores de riesgo significativos que pueden repercutir en el rendimiento laboral y en el estado psicológico general, y pueden aumentar la posibilidad de que surjan problemas de comportamiento.
En tercer lugar se abordarán las estrategias posibles para disminuir los riesgos. Como en otros contextos, se puede en principio pensar en dos vías de actuación: 1) adaptar las condiciones de vida y de trabajo a las características específicas de las aptitudes y necesidades humanas; y 2) adaptar los seres humanos a las condiciones específicas de vida y trabajo de los entornos extremos, mediante la selección, el entrenamiento y el apoyo. Aún así, como la “naturaleza” de estos entornos es inalterable, la primera vía se limita habitualmente a aplicar requisitos ergonómicos al diseño del habitáculo, ya que no se pueden reducir los estresores en sí. Por lo tanto, a menudo hay que seguir la segunda vía de actuación. Esto requiere, por un lado, conocer las características individuales que facilitan la adaptación de las personas a los entornos confinados y aislados. Y por otro lado, implica tomar en cuenta la composición de los equipos y tripulaciones, que tienen que ser conformados con la ayuda de psicólogos para reducir los efectos adversos de los conflictos interpersonales, y para asegurar un alto nivel de rendimiento. En la conferencia del ORP’2006 se repasarán los conocimientos existentes sobre ambos temas y se abordará la reducción de riesgos mediante el entrenamiento y el apoyo psicológico.