La siniestralidad laboral y la prevención sin ergonomía

La siniestralidad laboral y la prevención sin ergonomía

divendres, 11 novembre 2005

La Ergonomía y la Psicosociología Aplicada es una especialidad preventiva básica ante la normativa en prevención de riesgos laborales, la que genera una multitud de obligaciones de difícil cumplimiento y negativas consecuencias jurídicas que se transforman en negativas cuando la seguridad de los sistemas y la integración del factor humano quedan relegada a un papel marginal. Esa exclusión tiene una inmediata traducción: ni se diseñan ni se adaptan los puestos a las características psicofísicas de los ocupantes; o de otro modo: el envejecimiento, la vuelta al trabajo tras un accidente, la falta de aptitudes o cualquier otra alteración, no tienen consecuencias sobre la variable determinante: la organización, las características técnicas y organizativas de los proceso y los puestos de trabajo. Y sin embargo factores como género, edad, contrato de trabajo, estado físico, nacionalidad, nuevas tecnologías, etc., aún cuando estén en la cadena de la causalidad de los accidentes, no suelen implicar ni la tan repetida “adaptación del puesto de trabajo……”, ni muchos menos cambios.

Los elementos cognitivos presentes en el manejo de los sistemas automatizados y el diseño de los factores organizacionales han sido en gran parte responsables de graves accidentes. El ergónomo o el ingeniero del factor humano, en su condición de analista de la conjunción compleja de estos factores tan heterogéneos, responsables de las disfunciones que conducen a estos accidentes, ha contribuido a una nueva forma de entender la seguridad y la prevención. La investigación, ya clásica, de los grandes accidentes aéreos o de las centrales nucleares constituyen una muestra de una determinada práctica de la Ergonomía orientada a evidenciar que la contribución del factor humano al comportamiento de un sistema es, al menos, tan importante como la fiabilidad de los componentes. Sistemas tecnológicamente complejos que son considerados fiables en base a las elevadas medidas de seguridad de estos sectores intrínsecamente peligrosos, pueden fallar –según muestra la experiencia- y ocasionar graves consecuencias.

Pese a la experiencia de la Ergonomía en este campo, nada parece evitar que se oriente de manera natural hacia la explicación y comprensión de los accidentes de trabajo que diariamente dejan muertos en nuestro país. Los accidentes de trabajo constituyen un indicador de la realidad preventiva y la escasa o nula gestión de la empresa. De ahí que las organizaciones se resistan a la investigación de los mismos, y que el acceso a la verdad de los efímeros hechos se vuelva imposible al instante, y la realidad se convierta en una reconstrucción medida.

Los accidentes de trabajo en nuestro país no han tenido una evolución acorde con las expectativas puestas en la normativa sobre prevención de riesgos laborales. Por muchas razones que se han dado intentando explicar las causas de tal incremento (precariedad laboral, abuso de la subcontratación, aumento de la actividad económica, etc.), y aún cuando no existan soluciones mágicas, desde la perspectiva ergonómica o de la ingeniería del factor humano, sabemos que no habrá freno hasta que la prevención no sea realmente integral e integrada o al cambio, y se siga sin tener en cuenta el modelo preventivo que está plasmado en la Ley 31/1995.

La importancia de los llamados riesgos psicosociales (organización contenido, duración del trabajo, ritmo, etc.) en la génesis de los accidentes, no tiene la misma difusión, ni se le da el misma valor, que cuando se aborda sin más como un problema en sí mismo. Reconocemos su papel preponderante, pero no por la consecuencia del estrés laboral y sus modalidades, sino como variables que son causa y consecuencia de los accidentes laborales. La metodología de evaluación de los riesgos psicosociales es suficiente, pese a que se siga cayendo en las discusiones metodológicas para retrasar no sólo su evaluación, sino también su comprensión como causa de los accidentes y su tratamiento.

Entre tanto, se pasan cuestionarios fiables y válidos que objetivan las subjetividades, anulando al individuo y yendo en dirección contraria a un modo de hacer que con otras técnicas ergonómicas como la verbalización y la observación resultan más eficaces para conocer la comprensión del trabajo, el entendimiento que el trabajador tiene para ejecutarlos, con las limitaciones y las exigencias, la falta de medios, la imposible comunicación, su verdadera formación, etcétera. Los datos que aportan las vivencias del trabajo son desconocidos por una realidad en la que el individuo está cada vez más apartado del trabajo, no sólo por el taylorismo, sino por las nuevas formas de organización del trabajo que exigen los condicionantes económicos del mercado y en las que el silencio es la prudente medida para no perder el trabajo. Se vuelve al círculo vicioso donde la mejora preventiva sigue estando ligada a la reducción de los indicadores negativos, los fracasos de la prevención (accidentes de trabajo, enfermedades profesionales, incidentes, etc.) mientras que los indicadores predictores de una cultura preventiva como el comportamiento, los valores, las actitudes y la interacción entre el individuo y la organización, son ignorados.

Se debe comprender y facilitar la práctica de la Ergonomía y la Psicosociología Aplicada, o continuaremos por lo tanto lamentando los accidentes y los empresarios deberán seguir asumiendo el sobrecoste de la ineficacia preventiva. Analizar y reconstruir los accidentes de trabajo, implica buscar e identificar los factores organizativos que contribuyen al desencadenamiento del error humano; por ejemplo: la presión del tiempo, procedimientos de trabajo irreales, equipos inadecuados, falta de entrenamiento, mal mantenimiento, etc. Aquellos factores capitales de la prevención y que siguen siendo inabordables o eternamente desviados a la categoría de factores psicosociales y consiguientemente asignados a la generación de las psicopatologías laborales, tratables en el ámbito empírico especulativo como en el clínico, desestimadas mayormente en el ámbito jurídico pero capaces de estar virtualmente de moda. Si los factores de riesgo organizativos son excluidos de la acción preventiva en base a esa relación, han de recuperarse para mostrar su importancia en la génesis de los accidentes de trabajo. Los factores de riesgo organizacionales constituyen los factores latentes que siempre están presentes, encadenados con otros en la génesis de los accidentes y relegados, y que no deben ser sólo un punto de vista teórico, sino un modo práctico y real de prevenir los accidentes laborales En una evolución que parece necesaria en la gestión preventiva de los riesgos laborales, el enfoque ergonómico resulta cada vez más necesario para comprender las situaciones de trabajo y los comportamientos laborales. No hay una buena prevención si en la etapa inicial de identificar y evaluar el riesgo no se analiza la actividad de trabajo y se considera al individuo.

Lo ocurrido días atrás en Granada ha vuelto a la actualidad la siniestralidad laboral y la preocupación de los agentes sociales por desarrollar nuevas medidas que permitan conseguir una mayor eficacia en la acción preventiva. Sin embargo, no debemos olvidar que el problema se zanja en el trabajo, no en las Administraciones, y que un fiscal delegado para combatir la siniestralidad no será más eficaz que las acciones internas dentro de la propia organización para conseguir:

  • Un trabajo donde exista el respeto de unos principios éticos. El reconocimiento del individuo, de su trabajo y de su contribución a la organización, es un planteamiento ético; un deber hacia el trabajador en tanto que como ser humano tiene la necesidad de ser reconocido en el ámbito laboral, como elemento clave para producir los cambio deseados y contribuir al éxito de la organización.
  • Compatibilizar aparentes antagonistas; porque la globalización y la búsqueda de la calidad con productos de mayor añadido puede ser a costa de sistemas más rígidos de control y de intensificación del trabajo que acaben deteriorando las condiciones de trabajo. Porque el pleno empleo debería ser compatible con el trabajo digno porque ese debe ser un derecho irrenunciable.
  • Disponer de una perspectiva amplia de la prevención o una eficaz gestión preventiva, que comprenda la lógica extensión de la Ergonomía al núcleo de los factores psicosociales, con el objetivo de adaptar la organización, en cuanto sistema artificial, a los trabajadores, posibilitando su desarrollo personal y grupal; en definitiva, orientándose hacia el cliente interno con el objetivo de satisfacer sus necesidades y expectativas.

El creciente aumento de la siniestralidad laboral no puede permitirse seguir con la exclusión de esta especialidad preventiva, reducida al mínimo legal. La clave de los accidentes esta en el trabajo y en los factores organizativos. El trabajo globalmente entendido, ha sido tradicionalmente el objeto de estudio de la Ergonomía y los factores organizativos o psicosociales, los cuales son relegados en la gestión preventiva, a sabiendas que las enfermedades profesionales y laborales, y los accidentes de trabajo tienen ahí una primera causa. Sabiéndolo y tal vez con la excusa de la falta de cultura preventiva, los avances son mínimos. Hasta entonces, el especialista en ergonomía y psicosociología intentará buscar su sitio en las organizaciones y las entidades preventivas, mostrando en la sala judicial que el accidente pudo haberse evitado.

La ergonomía forense: Pruebas periciales en prevención de riesgos laborales

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