Un lugar de trabajo llamado asfalto
Un lugar de trabajo llamado asfalto
Con la llegada del verano aumentan sensiblemente los desplazamientos por carretera y con ellos los accidentes de tráfico, un aumento de la accidentalidad que se ve reflejado en los medios de comunicación. Y a pesar de generar alarma social año tras año no por ello corrige sus índices. Pero el problema de la seguridad vial no es sólo un hecho estacional, propio de las vacaciones, sino también un asunto a abordar desde la prevención de riesgos laborales.
Nos desplazamos, desde nuestros domicilios para ir a trabajar, porque trabajamos en el vehículo (transportamos) o para movernos entre distintos lugares de trabajo. En términos relativos, el riesgo no es tan importante, sobre todo en el caso de los accidentes in itinere; en términos absolutos su importancia es crucial: en España, aproximadamente la mitad de los accidentes laborales mortales se produce en el asfalto.
Evidentemente, se puede argüir que el tráfico es una causa de mortalidad importante para toda la población, pero el argumento pierde fuerza si se considera que, en el caso de la población en general, el control del riesgo y su prevención dependen de la Administración y de cada individuo, mientras que en el ámbito laboral además intervienen y son corresponsables con el sistema de prevención las autoridades laborales, los trabajadores, los empresarios, los prevencionistas, los representantes sindicales, y un largo etcétera de protagonistas.
Una cuestión interesante sobre la que reflexionar en este tórrido verano sería: ¿cuál es la eficacia del sistema de prevención en el caso de los accidentes laborales de tráfico?. La respuesta no es fácil, entre otras cosas porque carecemos de información relevante.
Una primera aproximación al tema puede proporcionarlo el análisis de los datos publicados respecto a los accidentes de tráfico en la población en general y entre la población trabajadora; algunos de estos datos, referidos a Cataluña en el año 2001, y con los que podríamos hacer una extrapolación a la población española son los siguientes:
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La incidencia de los accidentes de tráfico mortales entre la población en general es del orden de 13,5 por 100.000 habitantes, en el ámbito laboral los accidentes mortales de tráfico tienen una incidencia de 6,0 por 100.000 trabajadores.
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Las cifras anteriores son de difícil comprensión para un neófito, en cambio, lo que sí resulta más clarificador es el hecho de que en el ámbito laboral se registraron 24.459 accidentes de tráfico con baja y que esta cifra supone un 75% del total de accidentes de tráfico con víctimas (heridos o mortales) sucedidos en Cataluña.
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Del total de víctimas, un 2,17% fueron mortales (a las 24 horas). En el ámbito laboral, fueron mortales un 0,49% del total de accidentes con baja; no obstante, la mortalidad de los accidentes laborales de tráfico es 4,27 veces superior a la de cualquier otro tipo de accidente laboral (y este ratio es aún mayor -5,76- cuando se consideran sólo los accidentes por desplazamiento durante la jornada laboral).
Los datos son, tal y como se ha dicho, inexactos. Pero sin lugar a dudas invitan a la reflexión: ¿existen problemas de sub/sobre declaración?, ¿está preparado el sistema de prevención para evaluar y proponer las medidas preventivas pertinentes para este tipo de riesgo?. En cualquier caso, volvemos a las reflexiones iniciales y rescatemos sólo unas ideas básicas:
a) entre los accidentes laborales mortales, la mitad se producen en el asfalto (y también un tercio de los accidentes graves),
b) un 75% del total de accidentes de tráfico con víctimas se producen en el ámbito laboral,
c) y, sobre todo, carecemos de información.
Y todo lo anterior no es más que una invitación a la reflexión y, si cabe, a las propuestas de actuación. Por todo ello, la Escuela de Ingenieros Industriales de Barcelona, ha creado un grupo ad hoc para trabajar en esa línea, el grupo FIRST, que se articula como una Federación de Cátedras y que pretende poner coto y analizar y proponer mejoras para reducir la accidentalidad proveniente del tráfico. Mientras tanto, que tengan ustedes unas buenas vacaciones de verano y, como diría el profesor John Adams, “cuídense y tengan buena suerte”.