Elementos de Prevención de Riesgos en las Tecnologías de la Información

Elementos de Prevención de Riesgos en las Tecnologías de la Información

divendres, 18 juny 2004

Muchos son los textos en los que hoy se habla de las tecnologías de la información. Especialmente sobre sus cualidades, innegables por cierto. Sin embargo, parece ser que muy poca atención se ha prestado a un conjunto de elementos que pueden ser considerados, desde la más conservadora de las definiciones, como de riesgo en la actividad.

Debemos considerar que las tecnologías de la información están presentes en la práctica totalidad de las actividades cotidianas, y que el desarrollo que ha alcanzado en muy poco tiempo a nivel tecnológico es una característica única de ellas, no pudiéndose encontrar ningún símil en la historia en lo que a tasa de desarrollo concierne.

Hablamos de prevención de riesgos, y de ergonomía en los puestos de trabajo; en la actividad. Al hablar de prevención de riesgos, hablamos no sólo de probabilidad de ocurrencia de un hecho no deseado ni de sus consecuencias, sino también de eliminar esa probabilidad, minimizar sus consecuencias y aprender de los errores. Mientras, al hablar de ergonomía, se habla en una de sus formas sobre la adaptación de la actividad al individuo.  Las tecnologías de la información, por su utilización intensiva, traen consigo un aumento inherente de la probabilidad de ocurrencia de sus efectos no deseados, y la estandarización propia del crecimiento explosivo de la tecnología. Es por este motivo que es importante prestar atención a qué elementos puedan ser considerados de riesgo al trabajar con ellas.

El campo de las tecnologías de la información es, a la vez, de gran amplitud. Son muchas las aplicaciones y los usos que se le dan, y nuevamente aparece el concepto que da fuerza a la ergonomía: la multidisciplinariedad.  Los enfoques que aparecen en la literatura son diversos y apuntan a cuestiones tan diferentes como: el impacto en la industria, el impacto en las organizaciones sobre su estructura organizacional con todo lo que ello involucra: estrategias, estructuras organizativas, estructuras de poder, política organizacional, políticas de recursos humanos, etc.; y, por encima de todo ello, el impacto sobre los individuos: los problemas físicos asociados al trabajo con computadores (posturas, pantallas de visualización, interfaces, etc.), así como los derivados de la modificación de la temporalidad, de los ritmos de trabajo, las demandas cognitivas, el denominado tecno-estrés, carga mental y aumento de los volúmenes de información, el aprendizaje y el re-aprendizaje, el aislamiento de aquellas personas que por diversos motivos no alcanzan a compartir los marcos cognitivos que demandan los cambios tecnológicos, entre muchos otros.

El acortamiento del ciclo de vida de los productos hace que los cambios tecnológicos sean cada vez más comunes, trayendo consigo una demanda de conocimiento cada vez mayor. Lo relevante de estas cuestiones es llegar a establecer los límites de la dinámica de aprendizaje y re-aprendizaje exigible. Dado que la especialización del trabajo es en este sentido una utopía, y que cada vez es más deseable en la empresa contar con recursos humanos polivalentes, surgen elementos de ética empresarial y responsabilidad social.

Las tecnologías de la información crean además nuevos dilemas éticos. Vox populi se levantan a diario discusiones sobre las cuestiones morales de Internet y el manejo de la información; los gobiernos se han visto obligados a demarcar leyes de protección de la información individual y del resguardo de la privacidad; los consorcios profesionales en sus diversas formas han adaptado códigos deontológicos y de conducta en lo que a tecnologías de la información respecta. El filósofo de la tecnología Carl Mitcham ha apuntado que hablar de ética de la informática es hablar sobre las cuestiones del buen y mal uso de la información en una sociedad informatizada, pero como ha señalado Deborah Jonson, la ética de la informática incita a pensar “sobre los aspectos éticos que rodean a los computadores como una nueva especie de antiguas cuestiones morales”, surgiendo tres nuevos elementos: la problemática del alcance (estar en diversos sitios a gran distancia); la problemática del anonimato; y la capacidad de reproducir la información en el medio.

Es importante entonces comprender que las tecnologías de la información no son sólo técnica e instrumento, sino que son todo lo que de esta actividad se deriva. Los impactos no sólo son individuales, sino también organizacionales y sociales. Su característica de tender a la estandarización es de algún modo “anti-ergonómica”, y con ello prevenir riesgos en la actividad es un tema que demanda observación y trabajo.

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