Ergonomía: más allá de lo obvio

Ergonomía: más allá de lo obvio

divendres, 24 octubre 2003

Durante las últimas décadas se ha observado un creciente interés en todos los sectores por el incremento de las lesiones musculoesqueléticas (LME), dado básicamente por la cantidad de trabajadores que las padece. Si nos detenemos un momento a analizar el panorama económico de este hecho, dejando momentáneamente de lado las repercusiones sociales, encontramos cifras abrumadoras.

En Alemania, estas lesiones representan casi el 30% de las jornadas de trabajo perdidas (alrededor del 135 millones de días); su coste se estima en 12.000 millones de euros. En los países bajos las lesiones musculoesqueléticas representan del 46% de todas las bajas por enfermedad, con un coste de aproximadamente de 2.019 millones de florines holandeses. En Gran Bretaña, se pierden cada año casi 10 millones de jornadas de trabajo por este mismo hecho. En Finlandia, el coste médico de estas lesiones se estima en el 2 % del gasto público. En los Estados Unidos, las lesiones musculoesqueléticas de miembro superior cuestan más de 2.100 millones de dólares al año en indemnizaciones a los trabajadores, y las lesiones dorsolumbares otros 11.000 millones de dólares.

Lamentablemente, España (igual que todos los países industrialmente desarrollados) no es ajena a esta problemática. Si correlacionamos los porcentajes de enfermedades profesionales declaradas en los últimos años con el porcentaje de patologías relacionadas con el aparato musculoesquelético, encontraremos cifras similares al resto de los países de la UE. En el año 1989, del índice de incidencia global de enfermedades profesionales declaradas, un 32% correspondió a lesiones de índole musculoesquelético. En el año 2000, éste porcentaje llegó al 80 % (gráfico 1), es decir, en el transcurso de los últimos años, hemos sido testigos de un crecimiento exponencial en cuanto al número de patologías declaradas, crecimiento que corresponde al continuo aumento de las patologías asociadas al aparato musculoesquelético.

Por otro lado, hay que mencionar que muchas de las patologías asociadas al aparato musculoesquelético, si no están contempladas dentro del listado de enfermedades profesionales, hoy en día se clasifican como accidentes por sobre esfuerzo y no como enfermedad profesional (Real Decreto Legislativo 1/94). Indudablemente esto nos lleva a un error, ya que la segunda causa de accidentes, después de los accidentes in itinere, son los accidentes por sobreesfuerzo, lo cual coloca a este tipo de accidentes dentro de aquellos en lo cuales hay que centrar los esfuerzos con el fin de incidir cuanto antes sobre estas cifras.

En el panorama económico, los datos de estos accidentes hablan por si solos. En España en el año 2000 se produjeron 265.323 accidentes por sobreesfuerzo, (un 28.4% sobre el total de accidentes con baja en jornada de trabajo) y el total de jornadas de trabajo perdidas debido a esta causa fue de 5.347.360 días, lo que corresponde a un promedio de 20 jornadas no trabajadas por cada accidente por sobreesfuerzo. Por otro lado, en términos de siniestralidad, estos datos nos llevan a pensar que el número de patologías musculoesqueléticas es "mucho mayor" que el proporcionado por las estadísticas actuales.

Gráfico 1

El gran problema que subyace en este tema, desde el punto de vista de la prevención de riesgos, es que muchas de las enfermedades que afectan al aparato musculoesquelético tienen un origen multicausal, (laboral y extralaboral) lo que ha complicado su asociación y relación con los factores de riesgo a los que esta expuesto el trabajador en su puesto. Sin embargo, con el correr del tiempo y a través de la investigación se ha podido establecer relaciones de causa y efecto entre los diversos riesgos asociados a la aparición de estas lesiones.

Los principales factores de riesgo que intervienen en la aparición de lesiones musculoesqueléticas en el lugar de trabajo son: la carga física, entendida ésta, como trabajar en posturas forzadas, manipulando cargas, la repetitividad de los movimientos y el uso de excesiva fuerza. La organización del trabajo, es decir, la manera de organizar y asignar las actividades relacionadas con la producción, también se relaciona de manera directa con la carga física. Esta organización del trabajo incluye aspectos físicos como, por ejemplo el ritmo, el grado de repetición, la duración de la exposición a los riesgos y el tiempo de recuperación. También, encontramos las dimensiones de índole psicosocial del entorno laboral, como la posibilidad de decisión, las exigencias psicosociales del trabajo, el apoyo social entre muchos otros que están de alguna manera relacionadas con la aparición de este tipo de lesiones.

La gran mayoría de estos factores de riesgo, corresponden a las áreas de acción de la Ergonomía, por lo que esta disciplina tiene mucho que decir a la hora de planificar las actividades preventivas en la empresa, sobre todo pensando que la ergonomía, centra su quehacer en la prevención primaria, dicho de otra forma, actúa antes que aparezca y se instaure la lesión.

El creciente interés que ha suscitado la ergonomía en la industria, de cara a prevenir estos riesgos, ha llevado a mejorar la técnica y métodos de evaluación de riesgos sobre el terreno, aplicando un enfoque holístico, participativo con las otras disciplinas de la prevención e integrado a todos los niveles en la empresa, tal como lo viene haciendo en España, cada día más empresas desde la aparición de la ley de Prevención de Riesgos Laborales.

Sin embargo, las empresas que han ido más allá de la prevención de riesgos y han logrado integrar la ergonomía dentro de la gestión empresarial, no sólo han obtenido beneficios en términos de reducción de la siniestralidad laboral, sino que también, han podido constatar mejoras en términos de productividad y de calidad, lo cual indudablemente abre nuevas puertas a la gestión de estos riesgos que tantas pérdidas económicas provocan a empresarios y empleados, sin mencionar el hecho que a muchos trabajadores les cuesta la propia salud y repercute en su calidad de vida mediata e inmediata.

¿Qué opinas de este artículo?