Salud y trabajo docente

Salud y trabajo docente

divendres, 4 abril 2003

Según el lugar que se ocupe en el sistema escolar, sea desde el nivel político, de gestión, de docencia o de usuario, se tiende a opinar de manera distinta sobre la valoración de la salud laboral de los docentes, lo cual repercute el desarrollo de las actividades preventivas en los centros educativos. Unos opinan que disfrutan de una buena salud, atribuyéndolo a distintos motivos, como a la autonomía que se goza en el trabajo, la cantidad de vacaciones, la bondad del horario laboral, el soporte mutuo entre el profesorado, la sencillez de la tarea, la comodidad del trabajo, el desarrollo de un trabajo vocacional, la trascendencia social del trabajo, el escaso esfuerzo físico,… Por el contrario, otros opinan que sufren una mala salud debido, entre otras cosas, a la falta de motivación del alumnado, la falta de colaboración de las familias, trabajar con demasiados alumnos en clase, la mayor exigencia de las familias, la falta de vocación profesional, el desgaste emocional, el trabajar en espacios incómodos o mal ventilados, tener que forzar la voz, las posturas incómodas de quienes trabajan con los más pequeños,… Seguramente si los distintos agentes de la comunidad educativa compartieran su visión particular, llegarían también a compartir unas conclusiones que permitirían abordar la prevención de riesgos laborales con más sosiego y efectividad.

Esta interpretación divergente de la realidad está favorecida por la falta de estudios descriptivos bien diseñados, donde se comparen resultados obtenidos de muestras representativas de los distintos niveles del profesorado con grupos control, formados por grupos de trabajadores con similares características laborales. De los estudios realizados en varias Comunidades Autónomas, sabemos que las enfermedades que producen las bajas médicas documentadas con mayor frecuencia, son las del aparato locomotor, el aparato respiratorio y las otorrinolaringológicas (ORL), a las cuales se les atribuye aproximadamente un 20 % a cada una de las tres; luego, con un porcentaje casi tres veces inferior, se encuentran las mentales y las digestivas. Pero en cambio, cuando se calcula el porcentaje de días por cada enfermedad con relación al número total de días de baja, nos encontramos que siguen siendo las más numerosas las relacionadas con el aparato locomotor (casi el 30%), seguidas, a corta distancia por las mentales y, a más distancia, casi tres veces menos, las ORL y las respiratorias.Ahora bien, estos estudios se basan en la información existente en los partes de baja recogida en cada Delegación Territorial de Enseñanza, donde cada vez existen más partes sin diagnóstico o mal definidos o bien, en su lugar, figura el síntoma u otra patología que no comprometa al enseñante afectado. Y, además, al no disponer de datos comparativos, no se puede evidenciar si el estado de salud es peor, similar o mejor que en otras profesiones parecidas. De todas maneras estos datos orientan la prevención de los riesgos laborales a aspectos ergonómicos de educación postural y vocal, a factores psicosociales y a la higiene del ambiente interior.

Con la aprobación de la ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales y el desarrollo legal posterior, la Administración Educativa ha creado una estructura preventiva que articula el Servicio Central de Prevención de Riesgos, con los coordinadores de prevención de los centros docentes a través de las Secciones de Prevención de las Delegaciones Territoriales. A partir de estos recursos se han iniciado actividades de formación, de evaluación inicial de riesgos laborales, de los planes de emergencia, con la participación de los representantes sindicales en los organismos paritarios de consulta que señala dicha ley.

Se debe valorar positivamente el desarrollo que están realizando la Administración y los sindicatos en la implantación de las actuaciones preventivas en este sector. Pero también hace falta reconocer que se están reproduciendo errores parecidos a los que suceden en otros sectores, como es la no-integración de la prevención en los distintos niveles de la “empresa”, tanto en la gestión como en el corazón de la producción del servicio educativo. Por un lado la Administración parece que reduce toda la acción a aspectos técnicos y por otro lado, los docentes parece que delegan pasivamente a sus representantes sindicales. De esta manera, da la impresión que la cultura preventiva queda reducida a una visión tecnológica y sindical, basada en la estandarización de los procesos, cuando la cultura emergente de la enseñanza se basa en la autonomía y la coordinación profesional, para dar una respuesta equitativa a la diversidad del alumnado y de sus contextos educativos.

Desde la Asociación de Maestros “Rosa Sensat” (www.rosasensat.org), un grupo de trabajo formado por educadores y prevencionistas, estamos organizando, unas Jornadas sobre Salud y Trabajo Docente: estado de la cuestión

, con la colaboración del Centro de Ergonomía y Prevención (I+D) de la UPC, donde nos planteamos compartir los resultados de unos estudios recientes sobre el estado de salud y la percepción de los riesgos laborales de los docentes, analizar las oportunidades y las dificultades de nuestro entorno y definir elementos de mejora. En las jornadas se presentará la publicación que ha realizado nuestro grupo de trabajo, con el título Condiciones de Seguridad y Salud del Trabajo Docente y la finalidad de sensibilizar e informar al sector sobre los riesgos laborales y posibilidades de prevenirlos. La Mutua Atlantis obsequiará con un ejemplar a cada asistente. Esperamos compartir con vosotros el reto que suponen estas jornadas y, de esta manera, contribuir a la mejora de la calidad de la enseñanza.

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