Inestabilidad en el trabajo y prevención de riesgos laborales

Inestabilidad en el trabajo y prevención de riesgos laborales

divendres, 15 juny 2001

La movilidad en el trabajo es un rasgo de nuestro tiempo. A veces, la movilidad obedece a una búsqueda activa de mejores condiciones y de nuevas experiencias laborales que expresaría la paulatina integración cooperativa de las actividades económicas y de las relaciones culturales del mundo que nos toca vivir y que incluiría la movilidad de las personas y de los recursos financieros. 

Los riesgos de esta inestabilidad serían los riesgos del progreso. Pero, más frecuentemente, la movilidad es causa de inestabilidad producida por la precariedad pasiva y por las dificultades empresariales que abren un importante capítulo de riesgos laborales. La inestabilidad lleva aparejada inseguridad en el futuro personal y familiar, condicionando las decisiones a medio y largo plazo y tiñéndolas de ansiedad. Además, los cambios de puesto de trabajo, de empresa e, incluso, de ciudad o de país, constituyen otros tantos procesos de adaptación ambiental y psíquica que debilitarían, aunque sólo fuera temporalmente, la capacidad de respuesta biológica y podrían ocasionar enfermedades profesionales, o perturbar las condiciones de percepción sensorial y concentración susceptibles de aumentar el riesgo de accidentes laborales.

Inestabilidad y precariedad son pues dos conceptos próximos pero, si su referente común es el empleo, debemos adjudicarles el concomitante de penosidad. En este contexto nada de particular tiene que el trabajador se instale en la insatisfacción laboral y que, aún este estado pueda considerarse un mal menor, deseable o asumible frente a la situación contraria de inactividad laboral. La inestabilidad laboral podría considerarse como un situación de "paro intermitente" con posibilidad de aquejar alguna de las alteraciones psíquicas y físicas que presentan, como consecuencia de su inactividad laboral, muchas personas afectadas por situaciones de desempleo.

La ley de Marbe destaca el carácter subjetivo de muchos de los factores que influyen en el accidente de trabajo. Al estudiar la evolución de la siniestralidad laboral se comprueba, a grandes rasgos que del número global de accidentes de trabajo, el 75% de los mismos recae en el 25% del grupo de trabajadores estudiados, repartiéndose el 25% de los accidentes restantes entre el 75% del resto de la plantilla. Lo que demostraría, según Marbe, que una cuarta parte del conjunto de los trabajadores de una empresa es propicia al accidente. No parece aventurado suponer que gran parte de estos accidentados se encuentren dentro del grupo de quienes están afectados por la inestabilidad laboral.

En las diversas tablas de estudio de accidentabilidad laboral de las empresas los sanos llevan más tiempo que los accidentados en sus puestos de trabajo; en el mismo sentido, se observa que los accidentados rotan más que los sanos o proceden de situaciones en las que la temporalidad es la condición esencial del contrato.

La Universidad Internacional Menéndez Pelayo desarrollará este año una jornada (como actividad específica de la Escuela de Prevención de Riesgos Laborales "Gustavo Pittaluga" allí constituída) para abordar estos problemas de gran actualidad y de urgente necesidad de respuesta por parte de la Administración y por parte de los receptores competentes y preferentes: los Especialistas en Medicina del Trabajo, los Diplomados en Medicina de Empresa y, en general, quienes atienden facultativamente las diversas actuaciones que contempla la vigilancia de la salud.

La Escuela va dirigida a aquellos alumnos y postgraduados que estén interesados en la Prevención de Riesgos Laborales, a los facultativos médicos (Especialistas en Medicina del Trabajo, Diplomados en Medicina de Empresa, Especialistas en Medicina Preventiva y Salud Pública y MESTOS que trabajen o hayan trabajado en este campo) o de otras disciplinas con competencia en el campo de la salud laboral (ingenieros, arquitectos, psicólogos, físicos, químicos, biólogos, sociólogos, abogados, economistas, licenciados en ciencias del trabajo, graduados sociales, etc) y también a los Agentes Sociales y cargos de las Administraciones Públicas que se ocupen de cometidos afines a los anteriores.

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