Los efectos sobre la salud del crisotilo: perspectiva actual

Los efectos sobre la salud del crisotilo: perspectiva actual

La otra cara de la moneda; la de aquellos que defienden que el crisotilo es inocuo. Uno de sus mayores defensores es un toxicólogo suizo, el Dr. David Bernstein, que no está exento de polémica.
27 març 2015

La revista Inhalation Toxicology le ha exigido una rectificación en sus últimas publicaciones por no citar sus conexiones con la industria del crisotilo. Se ha comprobado que dichas conexiones no sólo no eran meramente tangenciales, sino que estaba totalmente involucrado (lo que, obviamente, representa un claro “conflicto de interés”).

El Dr. David Bernstein tiene una larga historia de investigaciones sobre el asbesto que han ayudado a fomentar la idea de la seguridad relativa del crisotilo, y por ende, su uso. Generosamente, dicha industria ha gastado 10 millones de dólares en financiar sus estudios además de pagar todos sus viajes como conferenciante desde 1999 (Brasil, China, Colombia, India, Indonesia, Corea, México, Rusia, Sudáfrica, Tailandia y Vietnam, entre otros), convirtiéndose en la cara visible del crisotilo. Esta información ha sido reconocida por el propio Bernstein.

Os adjunto el trabajo original y un resumen en español, con un comentario personal al final del mismo.

Estudios epidemiológicos recientes han determinado la diferente potencia de las fibras de crisotilo y los anfíboles en relación con su predisposición a causar cáncer de pulmón y mesotelioma. Este trabajo evalúa las diferencias entre dichas fibras con respecto a la biopersistencia, o sea, la capacidad de permanecer en el pulmón.

El estudio se ha realizado en 56 ratas macho Wistar, sometidas a una diferente exposición por vía inhalatoria de las diferentes fibras de asbesto (crisolito y anfíboles). Primero, los autores trabajaron con un grupo de ratas expuestas a una concentración en aerosol de 200 fibras/cm3 durante 6horas/día, por un período de cinco días consecutivos, con una exposición total de 14.805 fibras/cm3. Esta concentración correspondió al doble de lo requerido por el protocolo de biopersistencia de la Comunidad Europea. En segundo lugar, otro grupo de ratas fue sometido a una exposición subcrónica durante 90 de exposición, con una exposición total de 3.413 fibras/cm3. En ambos casos, un grupo control fue expuesto a la misma exposición.

Después de las diferentes exposiciones, los pulmones de los distintos grupos de animales se sometieron a técnicas adecuadas de digestión y fueron reducidos a cenizas para ser analizados posteriormente con microscopia electrónica de transmisión, con la finalidad de contar el total de fibras de crisotilo y anfíboles.

Los resultados mostraron que el aclaramiento pulmonar de las fibras del crisotilo fue muy rápido (con una vida media que osciló entre 8 horas y 11 días), mientras que el de los anfíboles fue mucho más lento (con una vida media de 500 días). Estos resultados establecen una clara diferencia con respecto a la biopersistencia entre las fibras de crisotilo y las fibras anfibólicas. Además, se observó que el examen histopatológico de los pulmones de las ratas no mostraba ninguna reacción inflamatoria al crisotilo, lo que contrastaba notablemente con el de los pulmones sometidos a los anfíboles, que producían una reacción inflamatoria pronunciada que evolucionaba rápidamente a granulomas fibróticos y fibrosis intersticial. Así pues, la diferencia entre el asbesto crisotilo y el asbesto anfíbolico es obvio, con una eliminación 50 veces más rápida del crisotilo con respecto a la de los anfíboles. La explicación a este hecho parece radicar en la diferente estructura química de las fibras. El crisotilo es una fibra en forma de espiral compuesta de una pared fina de silicato, mientras que los anfíboles son silicatos de cadena doble. Esta característica hace que el crisotilo se disuelva fácilmente en el agua del surfactante pulmonar y en el ambiente ácido (pH 4.5) generado por los macrófagos durante la fagocitosis de dichas fibras.

El valor del presente estudio radica en demostrar que las bajas exposiciones al crisotilo puro no representan un riesgo detectable para la salud. También sugiere que el riesgo de enfermedad es bajo si las exposiciones elevadas son de corta duración.

Nota: en mi opinión, el haber “olvidado” poner el conflicto de interés en sus tres últimas publicaciones (citadas más abajo), en absoluto invalida el valor científico del trabajo; ahora bien, lo realmente discutible son las conclusiones del mismo: “las bajas exposiciones al crisotilo puro no representan un riesgo detectable para la salud” y “el riesgo de enfermedad es bajo si las altas exposiciones experimentadas son de corta duración”.

La REALIDAD LABORAL es que los trabajadores nunca están expuestos a crisotilo “puro” (además de otro tipo de fibras de asbesto, es frecuente que estén inhalando sílice y otros minerales, por no hablar de factores ambientales que potencian la toxicidad tales como el tabaco), ni tienen una exposición de “corta” duración (los trabajadores realizan una jornada laboral completa). Así pues, la realidad laboral es muy distinta a lo que sucede en los laboratorios de investigación, y términos como “puro” y “corta”, sencillamente no existen.

Nota: se citan a continuación las publicaciones que han sido motivo de “conflicto de interés”.

Bernstein D et al. Biopersistence Study following Exposure To Chrysotile Asbestos Alone or in Combination with Fine Particles, Inhalation Toxicology, 20: 1009–1028 (2008).

Bernstein D et al. The pathological response and fate in the lung and pleura of chrysotile in combination with fine particles compared to amosite asbestos following short-term inhalation exposure: interim results, Inhalation Toxicology, 2010, 22(11) 937–962 (2010).

Bernstein D et al. Quantification of the pathological response and fate in the lung and pleura of chrysotile in combination with fine particles compared to amosite-asbestos following short-term inhalation exposure, Inhalation Toxicology, 2011; 23(7):372–391 (2011).

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