El sentido de la Universidad “REFLEXIÓN Y DEBATE”

El sentido de la Universidad “REFLEXIÓN Y DEBATE”

Reflexión y Debate
17 octubre 2022

Cada vez que intento comprender la educación actual, me encuentro en el dilema de sentirme aún joven en mis ideas y algo viejo en mi carácter. Mi labor de profesor universitario de toda una vida, forjó mi vocación de educador, aunque siempre aprendí de mis estudiantes, lecciones que me sirvieron toda la vida… y hoy en los últimos cursos que he impartido, tiendo a preguntarme ¿Qué nos pasó?, y en qué momento perdimos el “Sentido de la Universidad”                                                   

Más allá de las diferentes visiones históricas sobre la universidad; como la más ortodoxa del Cardenal Newman, que la define como la institución arbitro entre verdad y verdad o, la peregrina idea de Ortega y Gasset quién le asigna un rol mucho más profesionalizante. Quiero partir de la premisa básica, de que el fin último de la universidad, es la búsqueda de la verdad y su misión fundamental es cultivar el estudio, desarrollar la investigación y practicar la enseñanza del saber superior. Sólo si respetamos la concepción anteriormente enunciada, nos estaremos recién acercando, en alguna medida, a la comprensión mínima de lo que es una universidad.   

Olvidémonos por tanto y de una vez por todas, de creer que la universidad es una proveedora de títulos y grados, un refugio político o una comunidad de elegidos o iniciados que se mantiene ausente de la sociedad en su conjunto.

La palabra universidad tiene dos acepciones, “universalidad” por su gigantesca influencia en las distintas ciencias y materias, y otra “uni-verdad”, en que se nos plantea, como una búsqueda permanente de la verdad y como un sincero tributo al creador.  

Esta institución es la heredera legítima de la Academia de Platón, del Liceo de Aristóteles, de las bibliotecas romanas y de las escuelas monacales y catedralicias, que se desperdigaban por toda la Europa cristiana.

La Universidad como tal, nace en la mal llamada “Edad Media” y es una institución netamente producto del carácter y análisis crítico, de la sociedad donde muere el sol, es decir fruto indesmentible del genio occidental. Su creación muy propia de la tendencia asociativa, gremial y corporativa del medioevo, le dio forma y estableció ciertas bases que hasta hoy perduran y se han adoptado por el mundo en su totalidad.

Desde su nacimiento, la universidad como institución, ha atravesado numerosas crisis, y es bueno que sea así, porque obliga a re-pensar la institución y su aporte al pensamiento, sin embargo, hoy ya no se trata de crisis de investiduras, ni luchas de poder, ni rebeldías estudiantiles (propias por lo demás del mundo universitario), hoy es mucho más profunda la grieta, pues la universidad pasa por una crisis de “identidad” y “mediocridad”, que es necesario combatir con todas las fuerzas de la Academia; el fin de la meritocracia, la falta de rigor en los estudios, la pérdida de autoridad de los docentes, el desencanto e indiferencia de muchos de los estudiantes, las mediciones y metas impuestas, y la excesiva burocracia…etc. Son sólo algunas muestras de ello.

La Universidad debe darse un tiempo, volver a los claustros y repensarse a sí misma, buscando en la reflexión profunda, en la dimensión espiritual, en el estudio consciente y en la imaginación creativa, recuperar el “alma mater”, es decir; encontrar una vuelta a ese soñado concepto griego; “kalokagathia”, compuesto por lo bello y a lo bueno o virtuoso, en que el “Ser” sea siempre muchísimo más que el tener.                              

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