Y la reina exclamó: ¡Que le corten la cabeza!

Y la reina exclamó: ¡Que le corten la cabeza!

¿Culpable o responsable? ¿Os imagináis que diferente podría ser vivir la seguridad y salud desde la responsabilidad y no desde la culpabilidad?
4 novembre 2013

Este fin de semana he presentado un taller sobre actitud excelente en seguridad y salud laboral. En el taller había personas que en su vida profesional desarrollan diferentes roles. No estaba dirigido a un nivel concreto de una organización, sino a personas que se interesan por conocer cómo abordar cambios. Y ocurrió durante mi conferencia algo que me ha hecho reflexionar en cuanto a la responsabilidad y la culpabilidad en el campo de la seguridad y salud, que pensaba que ya estábamos superando. Sé que es un tema delicado, al filo de la navaja. Ahora bien, pienso que bien merece una reflexión. ¿No os parece?

Al poco de comenzar el taller, una persona del público intervino, pidiéndome que me definiera en cuanto al enfoque que iba a dar a mi propuesta. Algo así como: ¿estas con los trabajadores o estas con los empresarios? ¿A cuales de ellos consideras culpables de los accidentes y las enfermedades en el trabajo?. Por algunos de sus razonamientos, parecía deducirse que la culpa era de los empresarios. Casi de inmediato, otra voz surgió en la sala. En este caso la persona que intervino se presentaba como empresario, y no coincidía con la valoración generalizada sobre la culpabilidad de los accidentes y enfermedades que acababa de realizar el primer interviniente. Y argumentaba, claro está, a favor de estos últimos. Afortunadamente, pudimos firmar un acuerdo entre todos, para no entrar en una “pelea dialéctica” que disparase argumentos a favor y en contra de unos y otros para conseguir que finalmente, admitiésemos que un bando es el culpable.

¡Vaya! ¡Y yo que pensaba que ya habíamos evolucionado! Sin embargo, aquello me ha puesto los pies en el suelo, como suele decirse.

En este asunto cada uno tiene su opinión y sus argumentos para defenderla. Incluso su propia experiencia, en cómo se ha venido afrontando la seguridad y salud por trabajadores y empresarios en su organización.

En mi opinión, prefiero centrar el asunto más en la responsabilidad que en la culpabilidad. Y hay diferencia entre una y otra. La responsabilidad de la que hablo, no es el paso previo de la culpabilidad. Es como escuche una vez, “responder con habilidad”. Es asumir el poder de dirigir las propias decisiones. Y eso no es propiedad exclusiva de empresarios o trabajadores. Es una opción de las personas.

Si mantenemos el discurso en la búsqueda del culpable, por su puesto que lo encontramos, ahora bien, de alguna manera, oculta nuestra responsabilidad, ya que una vez más ponemos el poder en aquél que consideramos culpable.

Sé que cuando ocurren los accidentes y se declaran las enfermedades, se buscan los culpables. Es humano, y por otro lado hay un marco legal que establece los límites. Lo que pasa es que a veces, los que por una u otra circunstancia, se ven en este terrible lugar del dolor y la impotencia, por un accidente o enfermedad sufrida por ellos o por alguien con el que de una u otra manera están relacionados, les cuesta regresar al otro lado. Y a veces, finalmente, se termina percibiendo la seguridad y salud como un asunto de culpables, a los que hay que cortar la cabeza como decía la reina en el cuento de Alicia en el país de las maravillas.

Por ello, propongo algo más útil y preventivo, que es asumir la responsabilidad, para evitar que nadie tenga que traspasar la línea que lleve al campo de batalla de la culpabilidad. Y en esto hay una responsabilidad individual, como personas, en cuidarnos a nosotros mismos, casi independientemente de la organización. Y además está la responsabilidad de la organización, la empresa, el empresario, dirección y mandos, y los trabajadores, de acuerdo a su función, para desarrollar una adecuada seguridad y salud.

Gracia a dios, no rodó ninguna cabeza en el taller, y lo pudimos finalizar con gran satisfacción para todos. Y sobre todo pudimos olvidar por un rato la búsqueda de culpables y asumir la propia responsabilidad.

Yo desde luego, prefiero preservar mi cabeza y la de los demás. ¿Y tú?

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