Mateo Valero reclama una fábrica europea de procesadores para contar con independencia en supercomputación y anuncia que tendremos un gemelo digital para prevenir y tratar enfermedades aunque es una realidad aún lejana

Mateo Valero reclama una fábrica europea de procesadores para contar con independencia en supercomputación y anuncia que tendremos un gemelo digital para prevenir y tratar enfermedades aunque es una realidad aún lejana

El director del BSC anticipa que dentro de 20 o 30 años cada uno de nosotros podremos estar “totalmente conectados” de forma que la medicina podrá tener información suficiente para prevenir enfermedades de forma personalizada.
14 gener 2022

Redacción

En la revista ‘Actualidad económica’ Mateo Valero, director del Barcelona Supercomputing Center (BSC) define, en un lenguaje asequible para todos, un supercomputador como un “instrumento al servicio de la ciencia y de la ingeniería que tiene mucha potencia de cálculo, mucha memoria, con programas de inteligencia artificial y de visualización, con capacidad para recibir datos de sensores y, con todos esos ingredientes, ponerlos a disposición de los investigadores para hacer aviones más eficientes, estudiar el cambio climático o mejorar los diagnósticos médicos”. Datos, capacidad de cálculo e inteligencia artificial.

Estos instrumentos son fundamentales para nuestro desarrollo como sociedad a todos los niveles. Por esta razón en ciencias de la computación el principal reto es conseguir el desarrollo y la fabricación de procesadores. “Estamos promocionando que Europa pueda desarrollar supercomputadores con hardware europeo. Es el único camino que tenemos si queremos ser independientes en el ámbito de la supercomputación”. El objetivo final de esta disciplina, expresado de un modo muy simple, es crear ordenadores que puedan ejecutar programas para solucionar problemas.

Mare Nostrum 5

Por el momento, en España, se debe destacar que contamos con uno de los centros de referencia en supercomputación: el Barcelona Supercomputing Center (BSC). Dirigido por Valero, quien en 2015 se convirtió en el primer europeo en recibir el premio Seymour Cray -el Nobel de la disciplina- otorgado por la IEEE Computer Society de Estados Unidos, en el verano de 2020 arrancará la versión 5 de ‘Mare Nostrum’. Se trata del nombre genérico de las actualizaciones del supercomputador más potente de España. Con ella se convertirá en uno de los tres más importantes de Europa con una potencia pico de 200 petaflops. Podrá realizar 200.000 billones de operaciones de coma flotante por segundo.

Contar con miles de millones de datos es necesario pero, además, precisamos de la potencia de cálculo suficiente para analizarlos y que el ordenador aprenda a través de redes neuronales. De esta forma, gracias al trabajo conjunto de millones de procesadores, la ciencia contará con instrumentos muy válidos para avanzar en todos los campos posibles como, por ejemplo, las ciencias de la vida, de la tierra, la ingeniería, la supercomputación, etcétera.

De hecho, en el BSC se trabaja en la investigación sobre ciencias de la tierra con foco en el análisis del cambio climático o el estudio de la calidad del aire en las grandes ciudades. Se introduce gran cantidad de datos al supercomputador para que con su capacidad de cálculo y la inteligencia artificial sea capaz de realizar predicciones o un modelo global del clima. Conocer los hechos del pasado, sus datos, permite, en situaciones similares, dar con respuestas para una situación actual. Por ejemplo, estudiar la variación de la temperatura del planeta facilita trabajar en la prevención de fenómenos naturales catastróficos minimizando daños humanos y materiales.

Gemelo digital

En las ciencias de la vida el reto es la “medicina personalizada” ha afirmado Mateo Valero. En este campo la supercomputación juega un papel clave. “Tenemos que crear un gemelo digital, un avatar, que nos represente de manera individualizada en el ordenador para que los médicos puedan ayudarnos a prevenir y tratar enfermedades, ver la incidencia de los fármacos en cada uno, analizar reacciones distintas ante los mismos estímulos, etcétera” Y, aunque aún estamos lejos de conseguir ese ‘gemelo digital’, podría ser una realidad que en unos 20 o 30 años todos estemos “totalmente conectados” de manera que la medicina podrá tener información suficiente para prevenir enfermedades. “Un infarto no se presenta de repente sino que va dando avisos que nosotros no vemos pero un ordenador sí puede detectar -nivel de colesterol, tensión arterial, actividad física,... - y prevenir el ataque”.

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