María Neira: «Lo ideal sería una vacuna de aplicación nasal y creemos que se puede llegar hasta ahí»

María Neira: «Lo ideal sería una vacuna de aplicación nasal y creemos que se puede llegar hasta ahí»

La directora del departamento de Salud Pública de la Organización Mundial de la Salud, analiza el año de pandemia para La Voz. Asegura que «el 70 % de la población europea tiene que estar vacunada a final del verano, no se contempla otro escenario»
13 març 2021

Hace un año se detectaban los primeros casos de covid-19 en Galicia, unos días después la Organización Mundial de la Salud declaraba este coronavirus como una pandemia mundial y en España se decretaba el estado de alarma. Desde entonces, la vida no ha vuelto a ser la misma. María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, analiza para La Voz los 365 días que han cambiado el rumbo de la historia.

- ¿Recuerda cómo vivió esas primeras semanas del año pasado? Desde el punto de vista personal y también en el seno de la OMS. 

- No era nuestra primera epidemia, ni la primera vez que declarábamos un estado de emergencia, pero es cierto que pensábamos que podría ser como las anteriores, que en unos días o unas semanas todo podría estar mejor controlado y bastaba con reforzar los sistemas de vigilancia y de preparación y respuesta. Evidentemente no fue así, todo lo que se había preconizado antes, años atrás, de lo que podía pasar, pasó. En la OMS lo vivimos con una sensación muy intensa de responsabilidad, preocupación, incredulidad a veces. Desde el punto de vista humano, diciéndonos «esto va a durar unas semanas, podemos con ello». Y vamos a poder con ello, pero va a ser más largo. Ha cambiado nuestras vidas y esperamos que esto se convierta en parte de la historia dejando lo menos posible en el camino.

 - Por sus palabras se desprende que ni siquiera ustedes esperaban lo que vino después.

- Había algunas predicciones epidemiológicas, todos habíamos visto las imágenes de lo que estaba pasando en China. Lo que no sabíamos es que eso que estaba ocurriendo allí, con un brote tan concentrado en ese momento, podía explotar con esa intensidad y esa dispersión. Ninguno de nosotros pensaba que un año después el mundo iba a estar usando mascarilla, buscando desesperadamente una vacuna, con el planeta parado, con las consecuencias sociosanitarias que está teniendo y las víctimas que se están quedando atrás.

- Está en el epicentro de la gestión de la peor crisis sanitaria que se ha vivido nunca. ¿Qué ha sido lo peor a lo que se ha enfrentado durante estos meses?

- Han sido días, semanas y meses muy intensos en los que hemos vivido situaciones muy buenas encontrando una colaboración tremenda en todos los científicos del mundo. Hemos visto cosas que se podrían haber hecho de una forma más solidaria, más coordinada. Lo que pensábamos que era un sistema dentro del reglamento sanitario internacional, con todo súper preparado, se convirtió en una falta de material, falta de cierta rapidez en esa compra, faltó proveer a los centros de salud de todas las necesidades que tenían y, sobre todo, de poder responder a las crisis de cada momento.

Pensábamos que podría ser como las (epidemias) anteriores, que en unos días o unas semanas todo podría estar mejor controlado»

- Estamos, en Galicia, en España y en otros países europeos, en plena desescalada de la tercera ola. La Navidad trajo consigo una explosión de contagios y, como consecuencia, de hospitalizados y de fallecidos. ¿Cómo analizan la situación en la que se encuentra nuestro país ahora mismo?

 - Creo que la situación en Europa es similar en casi todos los países con esas medidas que hay que ajustar mucho porque puede haber la tentación de pensar que ya todo ha terminado. Pero estamos en un momento en el que hay que ser más estratégicos y tácticos que nunca. Hay que hacer controles muy localizados, muy coste-eficientes. Tomar las medidas necesarias, pero que tengan el mínimo impacto negativo posible. Si se cierra algo, que sea de una manera eficaz y se reduzca al mínimo posible para que no tenga esos efectos secundarios que pueden ser muy peligrosos también para la economía. Sin olvidarnos de la vacuna, hay que acelerar esa vacunación para tener una sociedad cada vez más protegida. Eso nos ayudará a enfrentarnos de una manera más serena a cómo vamos a afrontar la reparación y para ver qué es lo que falló, cómo llegamos hasta aquí. No solo a nivel de respuesta epidémica, si no cuáles son los fallos estructurales que tuvimos todos para no cometerlos otra vez y que nuestra sociedad sea mucho menos vulnerable a cualquier tipo de crisis que venga de un virus, de una bacteria o del cambio climático.

Ninguno de nosotros pensaba que un año después el mundo iba a estar usando mascarilla»

 - ¿Cuáles son esos errores estructurales que hay que corregir?

- Esa mala relación que tenemos con el medio ambiente, con los ecosistemas y con la biodiversidad nos está generando una crisis tremenda. Estamos contaminando el agua que bebemos, el aire que respiramos. Tenemos que dejar de usar combustibles fósiles, tenemos que dejar de comercializar y consumir animales de la fauna salvaje. Tenemos que dejar de ser agresivos en esas políticas de deforestación. Deforestar hace que haya una concentración de animales, que muchas veces son los que transportan esos virus y entran en contacto con los humanos. Es lo que llamamos el triángulo de una salud: salud animal, salud ambiental y salud humana.

- Lo hemos visto ya y ahí está el miedo a que vuelva a pasar. Nos relajamos, la situación empeora, se endurecen las medidas, la situación mejora y vuelta a empezar. ¿Le hemos perdido miedo al virus o la fatiga pandémica agravará la situación?

- Todo el mundo está llegando a una especie de límite, pero hay que aguantar. Sabemos las medidas que funcionan: la distancia social, usar la mascarilla siempre que esté recomendada, lavarse las manos y, por supuesto, la ventilación porque la mayor parte de las transmisiones se producen en espacios cerrados. A esto añadimos que ya sabemos tratar de una manera más eficaz a los pacientes y la vacuna. Con todo esto, vamos a intentar, no una desescalada brutal, pero sí una gestión del riesgo lo más eficaz posible y que rompa lo menos posible la vida social y económica, al mismo tiempo que proteja la salud de las personas. 

- Se ha acusado a la OMS de contradicciones, de cambios de posición con respecto a algunas medidas. Desde el uso de mascarillas, hasta la transmisión del virus por aerosoles. ¿En qué se ha equivocado la OMS?

 - No sé cómo queremos clasificar las cosas, si es equivocarse o es evolucionar. Tenemos que entender que, al principio, el virus era responsable de una transmisión interhumana de un pequeño número de casos y que con el paso del tiempo se convirtió en una pandemia de estas proporciones. Claro que habrá que hacer una reflexión de dónde hubo errores, qué es lo que falló y cómo mejorarlo. Pero quiero decirles que recomendar, con unos cientos de casos en Europa y casi sin mortalidad, el uso de mascarillas en todo el planeta, nadie lo hubiera aceptado. Las cosas han ido evolucionando en función del conocimiento.

- Las vacunas, todas las esperanzas están puestas en ellas, pero el ritmo de la vacunación en España y en Europa es demasiado lento. ¿Qué está ocurriendo en esta especie de tormenta perfecta?

- La investigación ha avanzado a unas velocidades sin precedentes, pero después hay que producirla y distribuirla. La vacunación no es solo encontrar la vacuna, es llegar al individuo. Nunca se había hecho una campaña de vacunación de estas dimensiones, pero requiere ese esfuerzo de producción, por eso nosotros le pedimos a todas las compañías farmacéuticas que tienen la patente, que aumenten esa velocidad de transmisión tecnológica y de conocimiento a otros y, que siempre que sea posible, se pueda producir esa vacuna en otros laboratorios. Creo que ahí queda mucho por hacer para aumentar el número de dosis.

- ¿El horizonte, con la llegada de nuevas vacunas, es optimista?

- Esperemos que ahora con la vacuna de Johnson&Johnson, de una sola dosis, la cosa se pueda acelerar. Y lo que ya sería clave es una vacuna de spray nasal, poco costosa, que no requiera una refrigeración importante y de fácil distribución. Lo ideal sería esa vacuna de aplicación nasal y creemos que se puede llegar hasta ahí.

- ¿Es factible que el 70 % de los europeos estén vacunados a finales de verano?

- El ideal no sería que estuvieran vacunados los europeos, el ideal sería que estuviera vacunado el 70 % de la población mundial. Para eso está el Covax, ya hemos mandado vacunas a Ghana o a Costa de Marfil. Con respecto a la población europea, eso tiene que ser un objetivo clarísimo, no deberíamos considerar otro escenario. La población tiene que estar vacunada al final de verano. Aquí también hay que tener en cuenta que las personas que ya han pasado la enfermedad solo van a recibir una dosis. Va a haber elementos que mejorarán el plano estratégico para conseguir ese objetivo. No podemos pensar en otra opción.

 - ¿Hasta qué punto debemos preocuparnos por las nuevas variantes? ¿Qué es lo que más preocupa a la OMS de la cepa británica o de la sudafricana?

- Claro que nos preocupan, sobre todo, si hay mayor velocidad de transmisión, pero lo que estamos viendo es que las armas de las que hablaba antes -distancia, lavado de manos, mascarilla- siguen siendo útiles. Eso es una parte buena, la prevención es similar en todas las variantes. Como nos preocupa, estamos aumentando cada día más la capacidad de hacer una secuenciación genética de esas variantes para tener una información centralizada que podamos usar todos. 

El 70 % de la población europea tiene que estar vacunada a final del verano»

- Nuevas variantes que seguirán apareciendo. 

- Sí porque esa es la vida de los virus, buscan la forma de sobrevivir mejor. Pero, repito, hasta el momento no aumenta la severidad y tampoco parece que afecte a la eficacia de las vacunas por lo que vamos a seguir monitoreando, vigilando esta extensión y preparados para todas las nuevas variantes que puedan aparecer, ojalá que nos pillen ya vacunados.

 - ¿Se atreve a vaticinar dónde estaremos a medio plazo, en verano? ¿Y dentro de un año?

- Vamos a centrarnos en lo que tenemos ahora y elaborar pocos escenarios. Apliquemos todas esas medidas que tenemos para reducir el riesgo, cuanto más reduzcamos el riesgo mejor estaremos. No me atrevo a dar fechas, es casi ciencia ficción.

- ¿Qué pasará con el SARS-CoV-2? ¿Desaparecerá o se convertirá en endémico?

- Son escenarios que habrá que ir evaluando. Probablemente se quede, pero ya tenemos vacunas y posibilidades de resolverlo, así que vamos a trabajar con eso.

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