“Pocas veces la inteligencia estuvo tan alejada de la política” Rafael Argullol filósosfo

“Pocas veces la inteligencia estuvo tan alejada de la política” Rafael Argullol filósosfo

‘Las pasiones según Rafael Argullol (conversaciones con Fèlix Riera)’
10 gener 2021

Del universo al cosmos

En el principio era el caos de nuestro magma juvenil de ilusiones y desconciertos del Pati de Lletres de plaza Universitat. Por él transitaba –los malévolos susurraban que levitaba– Rafael Argullol, predicando el eterno retorno nietzscheano en el cosmos (no digan universo, como los romanos, siempre centralistas, porque el cosmos no tiene centro ni tiempo: en él todo es cíclico y sin ciclos nuestra existencia carece de sentido). Desde entonces, no ha dejado de explicarlo: los antiguos pusieron a dioses y hombres en su centro; el medievo, a Dios; el renacimiento, al hombre... Y se han sucedido las utopías de progreso hasta que acumulamos poder para poner en peligro al planeta, que hoy el ecologismo convierte en el centro de su plan para salvarnos: volver al cosmos.

¿Adónde vamos los humanos?

La historia comienza cuando el humano sale del agua, va a cuatro patas, luego a dos. Ve una cosa que llama horizonte, y empieza a preguntarse si hay algo más allá.

¿Es esa rebeldía la que le hace humano?

Y así descubre que más allá del horizonte está la muerte e inventa de inmediato la inmortalidad y con ella empieza la gran historia.

¿Qué le ha sorprendido de lo sucedido desde que nos daba clases de filosofía?

Cuando empecé a escribir, todavía teníamos el rescoldo de la utopía europea muy presente. Aún creíamos con ilusión que con unas ideas podríamos cambiar el mundo. Décadas después, la utopía ha dejado de ser la protagonista de las ideas.

¿El eje de la política ya no es el ideal de progreso?

En el mundo de la política hay muy pocas ideas. Los políticos dicen tenerlas, pero yo me refiero a ideas que generen entusiasmo.

¿Por qué ya no creemos en utopías?

Porque el momento utópico duraba desde el renacimiento, pero al llegar hasta nuestra generación ya le quedaba poco.

¿Por qué?

Porque la utopía ha sido sustituida por la razón pragmática y el utilitarismo rabioso. Y los proyectos espirituales que quedan son fragmentados, subjetivos, individualizados. Ya no son grandes ni compartidos, como lo fueron el cristianismo o el socialismo, y se duda hasta del mismo ideal de progreso.

¿Qué lo sustituye hoy?

La idea de una humanidad mejor está siendo sustituida por la de una roboticidad mejor.

¿Los robots ya son nuestro proletariado sin sueldo?

Sí, pero así surge el dilema que plantea Blade runner : si las máquinas son como nosotros, también tendrán nuestras pasiones, amores y odios. Y así se iniciará de nuevo el ciclo de Prometeo. Los dioses volverán a aniquilar a los hombres por haber querido ser demasiado dioses con sus robots y máquinas.

¿Y los hombres tendrán que aniquilar a las máquinas por ser demasiado humanas?

Es que junto al tiempo lineal transcurre otro cíclico en el que juegan hombres y dioses.

Y hoy, además, la inteligencia artificial.

Y con ella jugamos a ser dioses siguiendo el canto a la progresión. Pero esa tensión entre hombres y dioses, que se encarna en los mitos clásicos, está convirtiéndose ahora en la tensión entre hombres y máquinas.

¿Qué máquina es la mayor amenaza?

El móvil.

¿Por eso las nuevas religiones datistas lo exaltan como pasaporte a la eternidad?

Son creencias de última hora, pero lo grave es que la desaparición de las utopías a los creadores, a mí como escritor, nos condena al bloqueo creativo.

¿Por qué?

Porque crear es proponer algo diferente a lo existente. Si no contrastáramos lo que es con lo que podría ser, no pensaríamos y el arte se convertiría en algo plano y repetitivo.

¿El ecologismo está en auge y, sin embargo, usted no lo considera una utopía?

Veamos: para el mundo antiguo, la tensión entre dioses y hombres estaba en el centro del mundo.

¿Y en el medievo fue Dios?

Hasta que el renacimiento pone al hombre y su progreso en ese centro y desde entonces hasta hoy se iban sucediendo las utopías de progreso humano.

¿Y ahora hemos puesto al planeta?

Ahora se tiene que trabajar la paradoja de la centralidad del hombre sin que el hombre sea ya el centro de todo progreso, porque ahora también ponemos al planeta.

¿Podemos retroceder en el crecimiento sin regresar a la pobreza de antaño?

Con un contrapunto: igual que hubo un primer humano que supo que iba a morir, nosotros somos la primera generación que sabe que los humanos podemos autodestruirnos.

Pero también somos la que más años viviremos de media.

Hemos prolongado la vida, pero también para poder prolongarla creciendo nos hemos puesto una espada de Damocles sobre la supervivencia de la humanidad y el planeta.

¿La guerra fría capitalismo-comunismo, hoy es entre verdes y desarrollistas?

Y de una u otra forma vamos a ver cómo se recupera la utopía, porque es necesaria. Y el inagotable prestigio del amor es porque es la utopía más accesible a todos.

Tanto como la muerte.

Y en la pobreza política del momento hay una brecha entre la ecología, que es una utopía global, y las tradiciones políticas nacionales y nacionalistas. Pocas veces la inteligencia había estado tan alejada de la política.

Le llamarán elitista por decirlo.

Elitista era el insulto favorito de Gil y Gil.

¿Por qué se banaliza el debate político?

Porque, aunque progrese la Europa económica, nos falta la ilusión europeísta que nos daría una gran cultura europea. Solo desde ella podemos forjar una identidad europea que trascienda las locales.

¿Qué opinas de este artículo?