Las cabinas de los aviones suponen un riesgo para la transmisión del coronavirus, pero existen métodos efectivos para evitar los contagios según los expertos
Las cabinas de los aviones suponen un riesgo para la transmisión del coronavirus, pero existen métodos efectivos para evitar los contagios según los expertos
Las cabinas de los aviones siguen suponiendo un riesgo para la trasmisión de coronavirus, según los expertos.
Por mucho que las aerolíneas se empeñen en resaltar que tienen buenos filtros, la realidad es que una combinación de biología, física y simple proximidad, junto al flujo de aire de la cabina, las superficies sucias y la poca distancia social entre pasajeros hacen que se hayan producido y se sigan produciendo contagios en los vuelos.
Por eso, el Washington Post ha hablado con el profesor de ingeniería de la Universidad de Purdue Qingyan Chen, que dirigió un gran proyecto financiado por la autoridad aérea de Estados Unidos (la Federal Aviation Administration o FAA) sobre cómo se transmiten las enfermedades en los aviones cuando se produjo la pandemia del SARS, y con David J. Brenner, director del Centro de Investigación Radiológica de Columbia.
Son métodos que difícilmente se generalizarán si las autoridades no lo exigen. "Es muy difícil que la industria cambie... no es como pulsar un interruptor", ha indicado Chen, señalando alto coste de desarrollar nuevos dispositivos y conseguir la certificación de la FAA.
"La regulación es muy importante. Si lo regulas, entonces tendrán que hacer algo". Aun así, es importante avanzar en nuevos mecanismos de protección para hacer frente al virus en el transporte público y evitar contagios.
Aquí van algunas de las ideas que han desarrollado:
Los sistemas de ventilación, cuanto más bajos, mejor
Cuando trabajaba en Purdue con un equipo de ingenieros de Boeing, Chen quería saber cómo afectaban los cambios en el sistema de ventilación de un avión en el riesgo de contraer el SARS u otros virus que pudieran emerger.
Los resultados de la investigación, publicados el año pasado, apuntaron que los pasajeros sentados con un paciente de SARS en la misma sección de siete filas de un vuelo de cinco horas tenían una posibilidad entre tres de contagiarse.
Pero se dieron cuenta de que cambiando el sistema de ventilación, sobre todo consiguiendo que el aire entrase en la cabina por la zona del suelo en lugar de por arriba, marcaba una diferencia enorme, reduciendo el riesgo a la mitad o más.
Así, las partículas que transmiten el virus quedan más lejos de los pasajeros si se utilizan estos otros métodos alternativos que probaron Chen y su equipo.
El estudio asumía que el virus que causaba el SARS podía mantenerse en el aire durante largos periodos de tiempo, algo diferente a lo que parece que ocurre con el coronavirus —que, aparentemente, se transmite más por las pequeñas gotitas que expulsamos al estornudar—, pero Chen señala que hay la suficiente incertidumbre como para ser cautelosos –hay investigadores que han probado que en algunos entornos este virus puede transmitirse por el aire, como de la OMS o la Academia Nacional de Ciencias estadounidense.
Por eso, los gobiernos han recomendado llevar mascarillas en público.
Mejor llevar una mascarilla
De ahí que el experto aconseje que cualquier persona que decida volar, ahora o en el futuro, debe llevar una mascarilla. "Personalmente creo que debemos comunicar todas las posibles vías de transmisión y hacer que la gente sepa los riesgos".
Algunas aerolíneas como JetBlue en Estados Unidos han exigido a todos sus pasajeros llevar mascarilla, y American Airlines ha dicho que empezará a repartirlas en algunos vuelos, pero la mayoría no lo hacen.
Por otro lado, para los fabricantes es difícil tomar la decisión de hacer cambios en sus diseños, por todo lo que ello conlleva.
Boeing ha dicho que la investigación en la transmisión de la enfermedad es una prioridad para la empresa y Airbus ha apuntado que la actual disposición de sus cabinas refleja lo que es "más efectivo y alcanzable".
Los filtros de las cabinas: eficientes pero no tanto
Las aerolíneas se han esforzado en remarcar que sus aviones utilizan filtros de aire muy eficientes, incluso remarcando que estos "son exactamente los mismos que se utilizan en entornos hospitalarios de alta exigencia, como los quirófanos", como se lee en la web de Globalia, dueña de Air Europa.
Delta también ha señalado que "los filtros de aire de HEPA extraen más del 99,999% de los virus más pequeños", y Alaska Airlines ha apuntado que el aire de una cabina de avión puede "ser mejor que el aire encontrado en muchos edificios de oficinas" por lo mucho que recircula.
Ante esto, Chen señala que muchos de los mensajes de la industria son engañosos o se refieren a estudios que prueban los filtros con productos químicos, no virus.
"Para ser sincero, los aviones no están diseñados para prevenir la transmisión de enfermedades infecciosas", asegura.
Además, el problema es que, aunque todos los filtros de avión recogieran todos los virus, los pasajeros pueden respirar y estornudar a un pasajero sentado cerca mucho antes de que los filtros capten esas partículas.
Luces especiales para acabar con parte de los virus en los aviones
Científicos de la Universidad de Columbia están probando luces ultravioleta que prometen destruir los virus sin herir a las personas. Estos expertos opinan que estos rayos serían especialmente efectivos en cabinas de avión, aeropuertos, hospitales y colegios, y para ello, están probando la luz con ratones.
Brenner cree que las luces contra el nuevo coronavirus pueden solucionar el problema que supone un avión potencialmente lleno de virus. Él y su equipo han probado unas luces a la vez que calibran la exposición a las lámparas y cuántos virus mueren ante ellas.
Con un nivel muy bajo de exposición, parece que puede acabarse con parte de los virus menos peligrosos, según un estudio (cuyo texto completo adjuntamos) y parece que aún hay margen de mejora.
"Si estás sentado ahí y un tipo en el asiento de detrás estornuda... todos los filtros del mundo no te van a ayudar", recuerda el radiólogo. "Creo que la lámpara podría hacerse cargo de eso".
Lo que va a llevar más tiempo es probar que las personas están a salvo de esa exposición a la luz, un tipo de radiación conocida técnicamente como luz UVC.
La luz ultravioleta tradicional se usa para limpiar solo cuando no le da a personas, porque puede provocar cáncer y daños en los ojos. Esta, sin embargo, es diferente, apuntan los investigadores.
"Para producir algún daño, debería llegar a las células vivas", señala, explicando que se queda en las células muertas o en las capas de lágrimas de las superficies de los ojos. "Y ni una vez hemos visto ningún efecto dañino".
Algunas de las dificultades que esta solución podría traer serán cómo conseguir las suficientes bombillas para todos los aviones, así como cómo hacer frente a los virus que no están en el aire, sino en la ropa –no expuestos a la luz– o similar.
Boeing ya cuenta con un prototipo de lavabo con luces UVC y que está luchando por conseguir "mejoras" en sus cabinas y Airbus ha rechazado hacer comentarios al WP sobre si considera poner estas luces.
Fuente: Businessinsider